'Disidencias de género' es un blog coordinado por Lucía Barbudo y Elisa Reche en el que se reivindica la diversidad de puntos de vista feministas y del colectivo LGTBQI.
De lo que hablamos y de lo que no: el espectáculo de los Oscar
Punto 4 “El espectáculo no es un conjunto de imágenes sino una relación social entre las personas mediatizada por las imágenes.”
Guy Debord, 'La sociedad del espectáculo'.
Podríamos haber elegido hablar de 'Coda'. Del remake de 'La familia Bélier', dirigida por la directora Siân Heder. Del reparto de la película que hizo historia, unas semanas antes, al ser el primer grupo de actores con discapacidad en ganar el premio al Mejor reparto en los Premios del Sindicato de Productores. Podríamos haber hablado de la LSA (Lengua de Signos Americana) y haberla comparado con la LSE (Lengua de Signos Española) o de donde viene el acrónimo: Child of Deaf Adults (hijo de padres sordos). Podríamos.
Podríamos haber elegido hablar de Liza Minelli. De cómo la protagonista de 'Cabaret', esa joya dirigida por Bob Fosse en 1972, nos sigue encandilando, consiguiendo transmitir fuerza y vulnerabilidad a partes iguales. Podríamos haber hablado de cómo Lady Gaga y ella protagonizaron un bonito momento cuando Liza, a sus 76 años y ahora usuaria de silla de ruedas, confesó mirando las notas un tímido “I don’t understand”(“No entiendo”). La joven Gaga, al verla confundida la apoyó contestando un “I got you” (estoy contigo, te entiendo) que Minelli zanjó con un complice “I know.” (Lo sé). Podríamos haber elegido hablar del ciclo de la vida, de como nuestras capacidades cambian, de sororidad, bonitos gestos y respeto. Podríamos.
Podríamos haber elegido hablar de Ariana DeBose. De cómo la actriz de otro remake, en este caso 'West Side Story', ha sido la primera afro latina autodenominada queer en ganar una estatuilla y en cómo la academia llega tarde en estos reconocimientos. Podríamos haber hablado de su guiño a las identidades diversas en el discurso: “A cualquiera que alguna vez haya cuestionado su identidad... Os prometo esto: hay un lugar para nosotros”, sobre otras actrices y actores diversos que desconocemos. Podríamos.
Podríamos haber abierto un debate con cada una de estas situaciones.
Sin embargo, no lo hicimos. Todos hablamos del incidente entre Chris Rock y Will Smith y poco o nada se habló de la vulnerabilidad de Jada (aunque algunas señalaron lo misogynoir de la situación) que quedó relegada en apenas cinco minutos, cuál Helena de Troya: de víctima a causante del conflicto. Todos preferimos hablar y opinar sobre masculinidad hegemónica tóxica y debatir si justificamos o no la violencia física en base a la violencia verbal o en nombre del amor.
Podríamos haber hablado de diversidad funcional, de inclusión, respeto y diferencia. Podríamos, pero no lo hicimos porque el cuerpo que tiene la capacidad de golpear sigue atrayendo todas las miradas, aunque solo sea a modo de condena. Y es que“el espectáculo debe continuar”.
Queridos/as amigos/as, de eso hablamos cuando hablamos de hegemonía: de la preeminencia o el predominio de una cosa sobre otra y cómo cuesta darle la importancia que tienen a las alteridades. Y es que los Oscar son puro espectáculo (polisémicamente) y, como tal, parece difícil cambiarlo. Sin embargo, sí que podemos cambiar en lo que centramos nuestro discurso pues, como decía Jesus Ibañez “la libertad no consiste sólo en elegir entre posibilidades dadas, sino también, y sobre todo, en producir nuevas posibilidades” (A Contracorriente, pág., 25)
Intentemos recordarlo.
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