Prudencia. Ésa es la palabra y el estado en el que viven tanto la Real Federación Española de Fútbol como el Consejo Superior de Deportes (CSD) e, incluso, las instituciones de Alhama desde que estalló la noticia del ‘Caso Randri’, en el que el entrenador del equipo femenino de la localidad murciana era acusado de procesar un trato vejatorio a sus jugadoras. Han pasado tres semanas desde que se hizo público y ninguna de esas entidades se han pronunciado públicamente, aunque en el CSD sí reconoce que recibieron la denuncia. Mientras tanto, la competición deportiva no se ha interrumpido y el equipo ha seguido trabajando en busca de la soñada permanencia en la élite del fútbol femenino español, un objetivo que todavía es viable.
Han pasado muchas cosas en este tiempo, que no han tenido tanta repercusión mediática. El entrenador del Alhama ElPozo, Randri García, ha seguido al frente de la plantilla en todo momento, tanto en los entrenamientos como dirigiendo los partidos desde el césped. El primer duelo que jugaron tras hacerse pública la denuncia sobre él y el comunicado que firmaron sólo 17 de las 22 futbolistas, en el que le eximían de acoso sexual, fue en Bilbao y levantó una gran expectación. El vestuario estaba dividido (o roto, según a quién le preguntes) y había mucha curiosidad por ver cómo le afectaba anímicamente al grupo todo esto y también por ver si el técnico ponía a jugar a algunas de las cinco jugadoras no firmantes. En la antesala, Randri no hizo rueda de prensa previa a la jornada de liga como es habitual. Prefirió guardar silencio.
La situación era insostenible. Sobre todo porque horas antes de ese encuentro ante el Athletic, esas cinco futbolistas dieron una entrevista –de forma anónima, aunque se conocen los nombres- en Europa Press en las que confesaban un ambiente absolutamente hostil: “Mi estancia en el Alhama ElPozo es como en una cárcel y en una dictadura. Sé perfectamente que lo que estamos viviendo no es normal, pero no puedes denunciar nada cuando el acosador es tu jefe y, además, tiene mucha influencia en el club y en el pueblo. Lo peor de todo esto está siendo la aceptación de la decepción que siento con mi entorno. Nunca pensé que podría vivir momentos tan bochornosos de falta de empatía y dignidad. He tenido que pasar por alto mis valores y principios para sobrevivir este año”, decía una de ellas. “Me daba miedo que toda mi dedicación y todo el trabajo por el que he luchado tanto tiempo se viera truncado por una situación que ahora sé que no es mi culpa. A las futbolistas se nos ha puesto en una tesitura muy complicada, no solamente por este tipo de actitudes diarias, también porque se nos ha tratado de manipular y sonsacar información. El hecho de que el propio club haya promovido la creación del comunicado que emitieron 17 de mis compañeras corrobora la continua coacción que se vive aquí. Si no aceptas su verdad, tampoco tienes a quién quejarte. Hemos sufrido insultos, vejaciones, faltas de respeto y menosprecio y que todavía haya personas que digan que era broma, que no es para tanto o que somos muy sensibles las mujeres, duele”, afirmaba otra. “Quizá yo no he sufrido esos comentarios tan denigrantes como mis compañeras, pero sí las he visto llorar”, firmaba una tercera.
De esas cinco jugadoras, sólo Andrea Carid salió de inicio en dicho primer partido, que terminaron perdiendo en Lezama por 1-0. Durante el mismo no hubo incidentes, pero cuando terminó varios jóvenes insultaron a Randri cuando accedía al túnel de vestuarios, lo que provocó que fuera escoltado por la Ertzainza para salir de las instalaciones de Lezama (pudo subir al autobús sin problemas). Los que estaban ahí presentes relatan que, pese a que el encuentro se disputó con normalidad, con el pitido final del árbitro sí se vieron claros síntomas de vestuario dividido y sumamente triste ya que las jugadoras salieron por separado, en dos grupos y sin pasar por la ducha.
Lo niegan todo
Hubo que esperar una semana para que el entrenador del Alhama ElPozo se pronunciase públicamente sobre la denuncia que tenía por trato vejatorio (de momento en el CSD, ya que su entorno mantiene que, de momento, no hay nada por la vía policial y judicial). Lo hizo, esta vez sí, en la rueda de prensa previa al siguiente partido que iba a disputar su equipo, esta vez en su campo: “No hice ninguna foto, no salgo en ella ni la envío. Ni tiene contenido sexual. Se ha buscado hacerme daño. No hay ninguna denuncia contra mí y, psicológicamente, han sido días muy duros, pero cuento con el compromiso de toda la plantilla que está siendo muy profesional”.
Randri también quiso pronunciarse sobre las entrevistas que han realizado algunas futbolistas a las que entrenó en su pasado en las que le acosaban de trato vejatorio: “Sólo hay que ver el historial deportivo de Nazaret Segura. Aquí estuvo y tras varias cosas que no son propias de una futbolista profesional se rompió el contrato de mutuo acuerdo. En los siguientes dos años pasó por varios clubes. ¿Por qué no me denunció entonces? Dice que se retiró por mí y después en ninguno de los clubes en los que estuvo duró más de tres meses”.
Sin embargo, nadie olvida que este tema está sobre la mesa. En ese partido que el Alhama ElPozo jugó en su campo, el José Kubala, ante el Sevilla un grupo de aficionadas llevó pancartas en apoyo a las cinco jugadoras no firmantes que decían: “Os creemos, estamos con vosotras”. Según ellas, la madre del entrenador, mujer a su vez del presidente del club, les rasgó y quitó esas pancartas. Sin embargo, dicen, sí mantuvo las que decían 'Uno di noi, estamos contigo' dirigida a Randri. Ese partido terminó 0-0 y en el de este pasado fin de semana, el Alhama ElPozo perdió por 6-2 ante el Madrid CFF.
En medio de todo este triste ambiente, el conjunto murciano todavía puede salvar la categoría. Quedan dos jornadas únicamente para que acabe el campeonato y quiere pelear por quedarse en el fútbol profesional. Después, veremos lo que sucede con las jugadoras y con el entrenador durante el verano.
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