'Leer el presente' es un espacio que dedicamos a libros desde eldiario.es/murcia. Del mundo a la página y viceversa. Coordina José Daniel Espejo.
El problema de ser pobre es que ocupa todo el tiempo
Una colección de aforismos es una forma minimalista y sintética de golpear el cerebro. El libro de Miguel Ángel Arcas, 'Los tres pies del gato', cumple sobradamente con el requisito del género de estimular el pensamiento, y lo hace, además, provocando una sonrisa en el lector, pues la reflexión dosificada que nos ofrece está preñada de sentido del humor. Valga como ejemplo este aforismo: el problema de ser pobre es que ocupa todo el tiempo. O este: cuando un hombre está hecho una ruina no hay turista que lo visite. O bien, este otro: lo peor de que alguien te cuente su vida es que al final tienes que hacerte cargo del cadáver.
La naturaleza de la escritura, el binomio ficción/realidad, la política, el esquivo problema de la verdad, el amor y la amistad son algunos de los temas que salpican este inteligente y divertido conjunto. Hay aforismos que podríamos calificar de existenciales, Vivir sucede/ estar vivo es una decisión; junto a otros más enigmáticos, cuya interpretación exige de un lector participativo que se deje llevar cómodamente por la propuesta que el yo del aforismo –en palabras del propio autor–, le plantea.
El género del aforismo se caracteriza por concitar la gozosa emoción del descubrimiento, contienen un halo poético que encierra un hallazgo epifánico; el aforismo nos deslumbra con un saber que conecta al autor con el lector, ampliando nuestra mirada sobre la realidad.
Como afirma el propio autor en un brillante artículo sobre un género que ama: el aforismo es un ejercicio de verdad que tiene como objetivo ser memorable, repensar una realidad sobre la que discrepa, pues nos ofrece sobre ella otra mirada. El aforismo, continúa Miguel Ángel Arcas, es también un microensayo emparentado con el poema o el refrán.
Su fórmula, insiste Arcas, puede parecer la de un texto taxativo, objetivo, anónimo casi, pero en el aforismo se encierra un irrenunciable elemento subjetivo, pues sus palabras, reposadas y medidas hasta el límite, como sucede con los versos de un poema, son elegidas y pulidas por un determinado autor, y solo uno.
De todo lo que se ha dicho se desprende que la emoción es el destilado natural de este frágil artefacto literario; un artefacto que, para conseguir sus fines, ha de aunar la más estricta concisión formal con una amplia profundidad cognitiva.
Los tres pies del gato cumple sobradamente con lo anterior.
Una colección de aforismos es una forma minimalista y sintética de golpear el cerebro. El libro de Miguel Ángel Arcas, 'Los tres pies del gato', cumple sobradamente con el requisito del género de estimular el pensamiento, y lo hace, además, provocando una sonrisa en el lector, pues la reflexión dosificada que nos ofrece está preñada de sentido del humor. Valga como ejemplo este aforismo: el problema de ser pobre es que ocupa todo el tiempo. O este: cuando un hombre está hecho una ruina no hay turista que lo visite. O bien, este otro: lo peor de que alguien te cuente su vida es que al final tienes que hacerte cargo del cadáver.
La naturaleza de la escritura, el binomio ficción/realidad, la política, el esquivo problema de la verdad, el amor y la amistad son algunos de los temas que salpican este inteligente y divertido conjunto. Hay aforismos que podríamos calificar de existenciales, Vivir sucede/ estar vivo es una decisión; junto a otros más enigmáticos, cuya interpretación exige de un lector participativo que se deje llevar cómodamente por la propuesta que el yo del aforismo –en palabras del propio autor–, le plantea.