'Leer el presente' es un espacio que dedicamos a libros desde eldiario.es/murcia. Del mundo a la página y viceversa. Coordina José Daniel Espejo.
Vivir en el atolladero: 'Trabajos forzados', de David Cano
La segunda parte de la veintena suele ser la época en la que muchos elegimos el camino que seguiremos en nuestras vidas durante las siguientes décadas. Los que han realizado estudios universitarios y los han estirado con algún máster o con una experiencia en el extranjero, encuentran, si tienen suerte, durante estos años el trabajo que supondrá el inicio de su vida profesional en el sector en el que continuarán, si tienen suerte, hasta su jubilación. Además, suele ser una edad en la que las parejas surgidas de la efervescencia juvenil se consolidan yéndose a vivir juntos o se separan por la presión de las obligaciones de la madurez. Quizás este esquema sea demasiado reduccionista, pero es el que muchos de nosotros vivimos y el que también sigue Marcos, el protagonista de la primera novela del murciano David Cano.
Y es que a sus veintiocho años, Marcos se debate entre continuar en su anodino empleo en una oficina, los “trabajos forzados” a los que alude con sarcasmo el título, o mandarlo todo a la mierda y dedicarse en cuerpo y alma a su verdadera vocación, escribir, antes de verse atrapado para siempre en ese sistema laboral que odia. Una noticia y una propuesta le obligan a encarar por fin la escritura de esa novela que le obsesiona mientras rellena informes de manera maquinal en el ordenador de su oficina.
La noticia es que su hermano mayor Ernesto tiene un complicado cáncer de páncreas; la propuesta viene, precisamente de él, que decide dedicar el tiempo que le quede a ayudar a Marcos a escribir esa novela. De esta forma, Ernesto, que tuvo una exitosa carrera como autor de libros de ciencia ficción antes de caer en el olvido de crítica y público, dedica las pocas fuerzas que la enfermedad va dejándole en aconsejar a su hermano y, lo que es más importante, a animarle a escribir.
`Trabajos forzados´ se convierte así para su protagonista en una carrera contra el reloj para lograr que su novela esté acabada mientras Ernesto pueda acompañarle en el proceso de su creación. Simultáneamente, Marcos se irá enfrentando a numerosos problemas laborales (siente que no puede dejar la empresa por la inseguridad de encontrarse sin trabajo cuando aún no tiene ni editor), amorosos (duda entre una nueva relación y volver con su ex) y familiares (con un padre desaparecido y una madre desequilibrada) que lo llevarán al límite.
Crea Cano un protagonista de gran hondura, con múltiples aristas y por el que el lector siente a veces ternura y otras veces rabia, pero que no deja indiferente. Marcos ejerce una fuerza centrífuga sobre el resto de personajes, que en ocasiones se desdibujan en comparación con el principal y que parecen estar al servicio de la configuración del protagonista. Este es un personaje redondo, que pasa por numerosos etapas a lo largo de la historia que van desde imprevisibles ataques de ira a hondas depresiones.
Nos ofrece David Cano una vibrante ópera prima, que pone en juego temas como la creación artística, los temores que produce la llegada a la vida adulta o las relaciones familiares en un libro con un gran nervio narrativo.
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