Ecologistas en Acción otorga su premio Atila a Vox y la Fundación Ingenio por “su campaña constante de desinformación”

La asociación Ecologistas en Acción de la Región de Murcia ha dado a conocer sus Premios Atila, que “distinguen y denuncian a aquellas personas, entidades o proyectos que más hayan destacado por su contribución a la destrucción del medio ambiente” en el territorio murciano y que han recaído en Vox y la Fundación Ingenio. Los reconocimientos se conceden en el marco de la celebración del Día Mundial del Medio Ambiente, que se celebró el pasado 5 de junio.

Estos galardones, recuerda Ecologistas en Acción, empezaron a concederse en 1992, y tienen dos categorías principales denominadas Atila y Caballo de Atila. Pero el jurado siempre propone algunos accésits adicionales, “dada la gran cantidad de candidaturas que se reciben, y por segundo año consecutivo se ha propuesto un accésit especial, el Kraken del Mar Menor”.

Desde Ecologistas en Acción explican que se ha “reconocido” con el Atila a Vox y la Fundación Ingenio -que representa los intereses de la agroindustria del Campo de Cartagena- “por dedicar tanto esfuerzo y dinero a una campaña constante de desinformación e intentan eliminar cualquier tipo de control legal que proteja al medio ambiente y a la ciudadanía de los abusos empresariales”. La Fundación Ingenio, continúan los ecologistas, contratando “expertos” para situar el foco de la contaminación del Mar Menor en los vertidos urbanos en lugar de la agricultura y ganadería intensivas; y el partido de ultraderecha, proponiendo rebajar las exigencias legales de la Ley 3/2020 de recuperación y protección del Mar Menor, “en beneficio de las empresas, forzando una revisión a través de una comisión en la que consideran que la sociedad no merece comparecer”.

Los ecologistas han concedido el premio Caballo de Atila a la ganadería industrial porcina, “que ha cobrado mucho protagonismo en la Región de Murcia por sus elevados impactos ambientales y sociales”. Empresas como El Pozo o Explotaciones Frances SL, “influyen en la administración para que sea menos exigente con las medidas de protección ambiental y social, permitiendo ampliar sin límites, a pesar de los problemas: balsas sin impermeabilizar, escaso control del destino final de los purines, cercanía a viviendas etc”. El resultado -señalan- es una alta contribución a la contaminación del aire, del suelo y del agua, “incluyendo el Mar Menor y su acuífero”. De hecho, el documental 'Food for Profit' “destapa cómo el lobby ganadero consigue en Bruselas y en sus países, leyes más propicias a sus intereses y subvenciones de la PAC”.

El Kraken del Mar Menor, para el pseudo-periodismo sobre el Mar Menor

Uno de los accésits, el Kraken del Mar Menor, ha ido a parar a la mala praxis periodística de algunos medios por “dar crédito y difundir sin contrastar noticias falsas, pseudo estudios y documentos sin rigor científico o que tienen claros intereses de parte (se financian por quienes se benefician de ello)”.

El Benhur ha sido para el presidente de la Región, Fernando López Miras, y el Gobierno murciano “por llevar a cabo una política antiambiental desde hace décadas: el medio ambientes les estorba”, señalan. Este año, continúan desde Ecologistas en Acción, se hace hincapié en la actitud del presidente: “Más preocupado del pan y circo y la fiesta, que de resolver los graves problemas ambientales y sociales que arrastramos en esta Región”.

Retrasos en el modelo de movilidad

El Fast and Furius ha recaído en los ayuntamientos de Murcia, Cartagena, Lorca y Molina de Segura por su lentitud “en el cambio de modelo de movilidad urbana hacia la sostenibilidad, o por retrasar la obligación de las Zonas de Bajas Emisiones (que quieren implantar sin restringir tráfico de vehículos)”.

Y el último accésit, Este muerto está muy vivo, ha sido para el macropuerto de El Gorguel. “En este accésit se unen Autoridad Portuaria de Cartagena, Gobierno Regional, Ayuntamiento de Cartagena y Patronal por querer resucitar una y otra vez este innecesario proyecto, que resulta inviable por su alto impacto ambiental, algo que las organizaciones sociales y ambientales llevan años denunciando”.