El Instituto Español de Oceanografía (IEO) ha señalado que el origen de la mancha blanquecina que tiñe parte del Mar Menor puede atribuirse a la entrada de aguas con nitratos. Además, han advertido de la precaria situación de las aguas de esta zona que, de mantenerse, podría desencadenar nuevos episodios de anoxia en la laguna salada. Este fenómeno de falta de oxígeno en el agua desencadenó una mortandad masiva de peces en 2019 y 2021.
En una entrevista en la radio pública regional, el investigador Juan Manuel Ruiz, coordinador del proyecto, ha explicado que los aportes de nitratos “tienen que ver con la geología del acuífero, pero también con la actividad agrícola”.
El examen de las imágenes históricas de satélite y el análisis de los testigos de sedimento sugieren que este evento es novedoso en el Mar Menor y permanece estable desde la primavera de 2022. Los científicos del IEO describen la zona de la mancha blanquecina con una “ausencia total” de vegetación marina debido a “la reducción significativa de la luz solar que llega al lecho marino”, lo que, según advierte el informe, “revela una situación preocupante” ya que estas praderas marinas son esenciales en la regulación de los ecosistemas del Mar Menor. De crecer esta zona, “generaría menor producción primaria, lo que favorecería la aparición de condiciones anóxicas”.
Los expertos advierten de que incluso si desapareciera la mancha, esta dejaría secuelas en el ecosistema que dificultarían su regeneración: “Los sedimentos acumulados en el fondo permanecerán, lo que significa que el sustrato seguirá sufriendo tensiones, dificultando el retorno de las praderas marinas”.
Calcita y carbonato cálcico
Desde el IEO detallan que la presencia de microcristales de calcita y los niveles elevados de carbonato cálcico, tanto en el agua como en los sedimentos, explicarían el color blanco de la mancha y confirmarían que se trata de un evento de whiting similar al descrito en otros sistemas acuáticos marinos y continentales.
El fenómeno, según concluye el IEO en su informe, “está claramente vinculado a la precipitación de carbonato cálcico”, aunque el desencadenante se debería a diversos “procesos temporal y localmente singulares”. Las crecientes descargas de aguas continentales y subterráneas ricas en bicarbonatos, el aumento de la actividad fotosintética y los procesos de desnitrificación habrían aumentado la alcalinidad y el pH del Mar Menor, favoreciendo la precipitación del carbonato.
“No hay incidencia de aportes de origen urbano”
El investigador ha sido tajante a la hora de descartar la incidencia de los vertidos urbanos sobre la contaminación del Mar Menor: “No hay incidencia de los aportes de origen urbano en lo que está pasando en la laguna, ni en la mancha blanca”.
Ruiz ha subrayado que la hipótesis de que son los vertidos urbanos los principales contaminantes de la laguna “está totalmente manipulada por otros intereses, no tiene ningún fundamento científico”. Desde hace años, entidades como el lobby agrario Fundación Ingenio han tratado de achacar la contaminación que sufre el Mar Menor a este tipo de vertidos.