El Mar Menor recibe un multitudinario abrazo: “En la perseverancia está la defensa de este tesoro”

Si alguien contemplara el Mar Menor desde la cima del monte Carmolí, ubicado junto a la localidad ribereña de Los Urrutias, en Cartagena, vería, como cada día, desde sus 113 metros de altitud, el agua azul y luminosa que refleja la luz del sol, las pequeñas islas volcánicas en su interior, los altos edificios de La Manga a lo lejos, en el horizonte del Mediterráneo. Sin embargo, en este día, 12 de agosto, sobre la orilla de las diversas playas que rodean la laguna, en la arena húmeda y mullida, ese alguien lograría distinguir una hilera o una multitud de cientos de personas, diminutas como hormigas, muy juntas, dándose la mano, vestidas como de luto, con camisetas negras y pancartas, ocupando la gran mayoría de los 73 kilómetros de costa, agitando los brazos y simbolizando un abrazo en defensa de la albufera que ya se lleva celebrando tres años.

En Los Urrutias, las playas que disfrutan cotidianamente de un número ostentoso de bañistas se pueden contar con los dedos de las manos. En la mayoría de ellas el olor a algas muertas acapara todo el ambiente, y el fango, el color verdoso del agua y una temperatura del mar, actualmente de 31 grados centígrados, casi rozando su máximo histórico, disuaden a los veraneantes del baño, de la estancia plácida sobre la arena. Este mediodía del 12 de agosto, no obstante, gran parte de los vecinos de la localidad se han reunido por la causa reivindicativa: los que llevan décadas viviendo y agotando sus veranos aquí, y también los recién llegados; los mayores que han conocido el Mar Menor desde principios del siglo pasado, cuando era como un oasis en medio de la tierra árida de la Región de Murcia, y los más pequeños. Juntos se han dado la mano por la misma causa. El acto ha estado organizado por diversas plataformas de defensa de la laguna y por grupos ecologistas.

Ruth Mogollón es la coordinadora del grupo Abracemos el Mar Menor en Los Urrutias. Vive en el pueblo desde hace 14 años. Dirige un grupo de meditación, 'MarMenor24h', que busca, desde la reflexión, aportar su granito a que el problema de la laguna se solucione. Ha pasado las últimas noches colocando carteles informativos acerca del abrazo por todas las calles, insistiéndole a los vecinos, casa por casa, en la necesidad de su presencia en el acto. “El abrazo es una forma muy amorosa y muy explícita de reivindicar, como un grito del alma de la gente que vive en esta zona, la que ha visto el Mar Menor como un paraíso”, cuenta Ruth. “Queremos llamar la atención de todo tipo de gobiernos, porque nosotros no tenemos poder económico para poner solución a esto. Los Urrutias es la zona más afectada, pues está junto a la salida de la rambla del Albujón, que vierte residuos durante todo el año”.

Para ella, la defensa del Mar Menor es cuestión de “perseverancia”. Le preocupa la posible alianza del PP con Vox en la Región de Murcia, la exigencia de los de ultraderecha de modificar o incluso derogar la Ley del Mar Menor. “Lo que ha costado tanto, lo que fue precioso, todas nuestras protestas, que salíamos a la calle 24 horas si hacía falta, lo quieren tirar por la borda”, explica. “Por ello el abrazo busca unir y busca seguir manteniendo la conciencia activa. En esta avalancha de gente, en su perseverancia, está la defensa de este tesoro”, concluye.

Gran parte de los vecinos que se están dando la mano se conocen desde hace muchos años. Fina veranea en Los Urrutias desde hace unos veinte años, cuenta. Lleva puesta una de las camisetas de luto que se vendieron en el verano de 2019, antes de la gran manifestación multitudinaria de Cartagena en octubre. Ha participado en todas las protestas y abrazos celebrados hasta la fecha. “Llevo seis años sin bañarme”, afirma con tono de preocupación. “Durante toda la vida hemos disfrutado mucho del Mar Menor, pero muchos ya no estamos a gusto. Es una joya, y espero que se le de solución, por la Región, por el medio ambiente, por el planeta y por todos nosotros”, dice.

Dándole la mano a una de sus nietas, Carmina, que exhibe sobre su vestido de playa una pancarta con el esqueleto de un pez dibujado a trazos blancos como de tiza, cuenta que lleva veraneando en la localidad más de tres décadas. “Hemos visto el Mar Menor cuando estaba precioso, cuando era perfecto. Ahora, desde hace un tiempo, todo ha cambiado. Queremos más investigación, más análisis del agua, que en algunos sitios parece que tiene buen aspecto. Pero sabemos que está contaminada. El Mar Menor es nuestro, lo necesitamos”, asevera. Acto seguido comienza a gritar, junto con el resto de protestantes: “SOS Mar Menor”.

Paco ha estado, minutos antes del abrazo, animando a la gente que disfrutaba de la mañana soleada sobre la arena de la playa a que se uniera a los demás, junto a la orilla. Desde toda su vida ha venido a Los Urrutias a visitar a su tía, que veranea en el pueblo. “Es el principal ecosistema de la Región de Murcia y lleva en mal estado varias décadas”, comenta. “Deberían controlarse todos los vertidos. Cuando llueve, todo va a parar a la laguna: metales pesados, productos de la agricultura, fertilizantes, abonos”. “Por ello”, continúa, “el abrazo es tan importante. Es un símbolo, una forma de demostrar nuestro afecto al Mar Menor, y es una pena que los políticos locales y regionales no se impliquen más. Podría ser algo festivo, pero no lo toman en serio. El mar está abandonado”, culmina.

Abrazo en todos los municipios ribereños

 La iniciativa, que ha cumplido su tercer aniversario, comenzó en 2021 como una reivindicación ante la anoxia que sacudió en agosto las tranquilas aguas de la albufera. En todos los municipios ribereños, desde Santiago de la Rivera hasta San Javier, pasando por Los Alcázares y por las diferentes localidades que bordean la costa hasta La Manga, muchos vecinos han unido sus manos para abrazar al ecosistema.

El contexto de este verano continúa siendo controvertido. Un estudio publicado por la prestigiosa revista Nature analizó a finales de julio el impacto económico del deterioro medioambiental en la zona del Mar Menor. Desde 2015 hasta finales de 2021, el retorno de la inversión en vivienda ha disminuido un 43% con respecto a varias zonas vecinas, como el sur de Alicante, lo que supone una pérdida de riqueza habitacional elevada a 4.800 millones de euros.

La modificación de la moratoria urbanística del Mar Menor aprobada a principios de agosto por el Partido Popular abrió la puerta, asimismo, a la construcción de centenares de viviendas en los territorios costeros de La Manga y Los Belones. El Gobierno regional negó, unas horas después, que se pudieran edificar nuevas construcciones junto a la laguna salada: “La prórroga de la moratoria del Mar Menor sigue imponiendo severas limitaciones para seguir protegiendo la albufera, e impide la construcción de nuevos desarrollos en su costa”, defendían fuentes populares.

La sombra de la posibilidad del pacto de Gobierno en la Región del PP con Vox también está ahí: los de Antelo han reclamado en numerosas ocasiones la modificación o derogación de la reciente Ley de Protección del Mar Menor. Hay de plazo hasta el siete de septiembre para que ambas formaciones políticas lleguen a un entendimiento.

“Todas las agua, la misma agua”

No sólo el abrazo al Mar Menor ha tenido lugar en el mediodía de este 12 de agosto. Una acción simultánea en la mayoría de espacios naturales también ha tenido lugar en ecosistemas como Doñana o las Tablas de Daimiel bajo el lema “todas las aguas, la misma agua, todos los mares, el mismo mar”. Este año, la situación, con las sucesivas olas de calor, la sequía y la sobrexplotación de los acuíferos, es especialmente crítica en multitud de puntos del país. La gente que vive en el Mar Menor, que lo asocia a su vida, a sus veranos, sigue abrazándolo cada agosto con la esperanza de que pueda, con el tiempo, volver a lo que un día fue.