Un colectivo ecologista ha presentado ya la primera denuncia por presuntos abusos en el entorno del Mar Menor después de que entrase en vigor el pasado 2 de octubre la Ley que dota de personalidad jurídica a la laguna salada. Esta primera denuncia -emitida este miércoles 9 de noviembre- hace referencia al presunto exceso de fosfatos, amonio, nitratos y nitritos (por encima de los límites legales) en Playa Colón, en Santiago de la Ribera. Y ha sido presentada por Caroline Rivière, portavoz de Por un Mar Menor Vivo, “de forma personal porque no tenemos estructura jurídica voluntariamente”. Rivière, en conversación con elDiario.es Región de Murcia, confía en que la nueva Ley y los nuevos derechos adquiridos por el Mar Menor aceleren los procesos y sean más efectivos para la defensa del ecosistema.
La nueva Ley, en su artículo 2, reconoce al Mar Menor y a su cuenca los derechos a la protección, conservación, mantenimiento y, en su caso, restauración, a cargo de los gobiernos y los habitantes ribereños. Además, del derecho a existir como ecosistema y a evolucionar naturalmente.
La denuncia se ha presentado de forma individual “porque todavía no se han constituido las comisiones que deben velar por la Ley y que está previsto que se formen en enero, pero cuando ya estén en marcha también se podrá emitir denuncias a través de ellas”, explican desde Por un Mar Menor Vivo, “lo que sí sucede ya es que el Seprona da salida a la denuncia directamente por lo Penal”.
El origen de la queja está en que “los niveles obtenidos tras mediciones el pasado 7 de noviembre de fosfatos (10 mg/l), amonio, nitratos (50 mg/l) y nitritos (5 mg/l) sobrepasaban los límites legales y eran escandalosos”, explica Caroline Rivière. La zona afectada, Playa Colón, es la más grande de la zona “y donde está la escuela de piragüismo de San Javier, es una playa de unos 500 metros y este verano veías bañistas a izquierda y derecha de esta playa pero no en esa zona” porque había “mucha humedad, la arena estaba muy mojada, se formaban charcos y ha ido a peor”. A pesar de que, relatan desde el colectivo, la playa había sido adecentada por acumulaciones de arena que había depositado un tractor pero se observaban nuevos charcos con espuma amarilla en la orilla del mar que “olían a lejía”. En septiembre “aparecieron lombrices rojas significativas de aguas residuales, la zona estaba totalmente encharcada”.
Según los artículos 6 y 7 del Real Decreto 817/2015, de 11 de septiembre, por el que se establecen los criterios de seguimiento y evaluación del estado de las aguas superficiales y las normas de calidad ambiental, los valores máximos permitidos son de 0,38 mg/l de fosfatos, 0,4 mg/l de nitritos y 36,5 mg/l de nitratos.Las consecuencias de los nitratos en el agua sobre la salud humana “infieren directamente cuando es ingerida y estos nitratos se transforman en nitritos al pasar por el tracto digestivo haciendo que cambie su composición y evitando que el oxígeno llegue a la sangre”, explican desde el colectivo.
Fuentes de la Consejería de Agricultura del Ejecutivo regional han apuntado que, inspeccionada la ribera del Mar Menoren Playa Colón este jueves por agentes medioambientales, “no se observan indicios de vertidos, ni fauna silvestre afectada, ni tampoco flora; no hay olores extraños ni coloración fuera de la que presenta de manera natural el agua y la arena”. Según las mismas fuentes, el agua que se observa en superficie sobre la arena “procede en parte de la lluvia caída el día de ayer (por el miércoles), mezclada con agua en apariencia limpia que corresponde con el nivel freático elevado”.
Desde la Consejería añaden que el pasado martes 8 de noviembre se desplazó la Brigada de Investigación de Delitos Ambientales de la Región (BRIDA) a la zona y recogió muestras de agua. “A falta de los resultados de los análisis, ningún indicio en el color, olor o composición aparente hizo sospechar que se debiera a un vertido”, aseguran al tiempo que afirman que esa zona se corresponde con una playa artificial por la que diariamente pasa la maquinaria de limpieza municipal “y es habitual observar agua procedente del nivel freático; surgencias que no corresponden a vertidos urbanos ni de otro tipo”.