Entre las últimas noticias referentes al Mar Menor a finales del mes de agosto, nos sorprenden aquéllas en las que se utiliza el medio ambiente para la consecución de otros objetivos. En una de ellas (véase Canal Mar Menor) nos informan sobre un proyecto de desnitrificación de aguas subterráneas. Desnitrificación que además de “evitar las filtraciones subterráneas” del acuífero al Mar Menor (ésta sería la mejora medioambiental) conseguiría, y aquí está el quid de la cuestión, agua para los regantes.
Está muy bien que la UPCT y la CARM lleven a cabo pruebas de desnitrificación del acuífero. La tecnología puede ayudar, y de hecho ayuda, a paliar los efectos nocivos de las acciones humanas pero nunca sustituye a una planificación integral donde la economía sea compatible con la preservación de los valores naturales. Desnitrificar es muy importante pero aún lo es más el que la agricultura de nuestra región y especialmente la del entorno del Mar Menor, sea sostenible. El desarrollo económico debe asegurar las necesidades del presente sin comprometer las necesidades de futuras generaciones. La desnitrificación por sí sola, sin cambio de modelo agrícola, NO SIRVE PARA NADA.
En otra noticia (también en Canal Mar Menor), el proyecto que presenta la CARM tiene como fin recuperar la encañizada del Ventorrillo aumentando su calado, y cómo no, combinando “...la protección medioambiental y la pesca artesanal con la actividad educativa, turística y gastronómica en este emblemático espacio.” Sí, han leído bien: “...actividad turística y gastronómica”.
La recuperación de la Encañizada del Ventorrillo utiliza el medio ambiente como uno de los dos objetivos para una mejora de esa zona, lo cual nos pone en alerta sobre cuál es la finalidad real de este proyecto. ¿Quién la demanda y a quién beneficia? Recordamos que las Encañizadas forman parte del Parque Natural Salinas y Arenales de San Pedro del Pinatar y son por tanto un bien de interés público.
Pacto por el Mar Menor entiende que la recuperación de las Encañizadas debería ser gestionada por los propios pescadores y que sirviera como ejemplo de arte tradicional de pesca de bajo impacto en un ecosistema muy frágil. Y si bien la recuperación del calado es necesaria, hay que advertir que cualquier actuación debe ajustarse a las necesidades exclusivas del uso de la Encañizada y no usarla como excusa para dragar arenas con otras intenciones.
Cuando la CARM presenta un proyecto relacionado con la laguna nos intenta tranquilizar con la repetición de la frase: “Será supervisado por el Comité de Asesoramiento Científico del Mar Menor”. Sin embargo, hemos visto cómo ignoran o han ignorado las recomendaciones de la comunidad científica sobre la laguna, como por ejemplo, la supresión de maquinaria pesada en tareas de limpieza de playas o el uso de arena de canteras para su regeneración.
¿Para cuándo una planificación integral de todos los sectores implicados: agricultura, turismo, pesca, habitantes de la zona...? Improvisar actuaciones para que la Administración se justifique ante la opinión pública como ha hecho hasta ahora, solo sirve para alargar la agonía de este maltrecho y querido Mar Menor.