¿Por qué la gente vota a un determinado partido y no a otro? Este interrogante cobra fuerza, especialmente, en el caso del partido ganador en unas determinadas elecciones. En la Región de Murcia, tras más de 22 años seguidos de gobiernos del Partido Popular, resulta más que pertinente evaluar las claves del éxito.
El alto apoyo electoral al Partido Popular de la Región de Murcia nos permite pensar en la conformación de un verdadero movimiento regional de identificación partidista, cuyos factores explicativos no pueden ser ni única ni principalmente sociodemográficos o ideológicos.
Los movimientos, entendidos como procesos organizados de amplificación de reivindicaciones que superan la mera partidización de las democracias occidentales, suelen construirse en torno a los llamados issues o temas de campaña que se convierten paralelamente a la consolidación del movimiento en temas-sociedad. La referencia anterior solo asienta el proceso de “transferencia de una agenda de atributos” que señalaban autores tradicionales de la Ciencia Política como McCombs y Ghanem.
Por tanto, nos situamos en condiciones de pensar que en la Comunidad Autónoma de Murcia se podría haber vivido un proceso de creación de un “partido-región” a partir de un eje temático que construye identidad regional.
Los procesos de construcción de identidad, tomando como base las reclamaciones de autonomía territorial (el llamado autogobierno) e independencia política, han sido sobradamente estudiados por su cercanía a casi cualquier realidad nacional. Sin embargo, el motor de construcción identitaria en Murcia es una reclamación sobre un recurso, lo que podríamos encuadrar dentro de un tipo de reivindicación política de orden habitual-coyuntural y no excepcional-crucial como la independentista.
El llamado problema del agua ha marcado la historia política reciente de la Región de Murcia; ese clima general de influencia ha sido acreditado por la mayoría de los estudios de opinión regionales, identificando el tema hídrico como una de las grandes cuestiones sobre las que ha orbitado el debate público en los últimos años.
Sin embargo, esta constatación no se ha especificado en un análisis politológico de sus relaciones con los resultados electorales (comportamiento electoral) y la gobernanza regional. Las posturas respecto a la política hídrica, entendida no como una política pública, sino como un posicionamiento público a favor o no de la solidaridad entre cuencas y los trasvases, han descrito un proceso de construcción de identidad regional, a través de mecanismos de identificación discursiva (más tarde partidista), protagonizando el debate político en el periodo 1995-2011 y encuadrando tanto las campañas electorales acontecidas en esta época como las estrategias de los partidos entre legislaturas.
Las continuas y ascendentes victorias del Partido Popular durante esta etapa han sido objeto de análisis multicausales, trabajando con variables sociodemográficas y contextuales (ideología, renta, afiliación religiosa, campo/ciudad). También ha habido otros importantes estudios que han señalado al liderazgo, en concreto al de Ramón Luis Valcárcel, como principal variable explicativa del comportamiento electoral.
Estos análisis resultan de gran pertinencia para las realidades nacionales, pero conforme disminuye el nivel de amplitud de la organización política, las variables explicativas del voto son menos estructurales y más individualizadas, es decir, se suelen centrar en conflictos no consustanciales a casi cualquier sociedad, sino en una tematización “de aquí”.
Sobre esta idea nace parte del artículo: el uso por el PPRM de un tema específicamente regional, que logra hacer completamente suyo, con una dinámica, en parte, de potenciación de la escasez. Frente a la estrategia popular, en permanente reproducción de las demandas de una sociedad civil agraria bien organizada, se sitúa la incomodidad de los partidos de izquierda (Partido Socialista de la Región de Murcia, Izquierda Unida-Verdes, y más recientemente Podemos) que huyen hacia temas nacionales típicos del framing izquierdista aplicados a casos regionales concretos. Formulado de manera muy simple, mientras el PPRM hablaba del Trasvase el Ebro, el PSRM lo hacía de calidad de los servicios públicos. El uso por parte del PPRM de este tema no puede ser entendido, por supuesto, sin la concurrencia de los medios de comunicación.
Los posicionamientos de los distintos partidos en materia de política hídrica han resultado un factor determinante para explicar los resultados electorales en los últimos años o, si se prefiere, la derrota de las opciones de izquierda en la Región, entre cuyas bases se llega a pensar en un verdadero determinismo electoral como si esta tierra siempre hubiera votado así. Sobre esta hipótesis se debe desarrollar un trabajo de investigación que permita acreditar la influencia electoral de la temática hídrica.
La famosa campaña, “Agua Para Todos”, que ha recorrido sin habérsela nombrado todas las líneas escritas hasta ahora, constituye el más importante y claro esfuerzo de comunicación político-institucional regional de las últimas dos décadas.
Así, el Partido Popular a partir de capitalizar el problema hídrico ha conseguido mostrarse en un imaginario colectivo (que se siente agricultor sin serlo) como “el partido de la Región de Murcia”. Mientras, la huida hacia otros encuadres temáticos de las fuerzas alternativas, o en muchos casos, el acercamiento al problema con posturas de máximos (el tradicional no a los trasvases de IU) ausentes de “otros modelos hídricos” frente al trasvasismo, han sido determinantes en las causas de fracaso permanente del izquierdismo.
A principios de los 2000 ya se podían encontrar chapas por Murcia que rehacían la campaña institucional renombrándola como “Agua para votos”, una intuitiva creatividad que adelantaba la esencia de este planteamiento: el agua nos explica mucho más de lo que nos pasa electoralmente que otros factores tradicionales y generalistas. Ahora, tras unos años desaparecida, vuelve a nuestra agenda pública, si es que alguna vez se fue, como una gran apuesta para reconstruir ese movimiento regional que en su día fue el PP y que ahora tiene voluntad de liderar Alberto Garre.
A las fuerzas alternativas les queda decidir si van a seguir haciendo lo mismo respecto al agua, o van a poner el asunto hídrico en el centro de sus propuestas programáticas y posicionamientos discursivos, para demostrar que hay otro modelo, más sostenible y garantista, para un campo murciano mejor.