Si has viajado sabes lo que es una ciudad moderna, moverte en transporte público, recorrer el centro y sus periferias que aquí llamamos pedanías. Murcia ha estado largo tiempo abandonada, Cámara ganó sus últimas elecciones con un tranvía a ninguna parte, a pesar de las denuncias. Después vino la crisis y nos olvidamos de él y Ballesta pasó de vendernos el tranvía a anunciarnos el autobús, moderno entonces y una antigualla ahora. Algunos no lo olvidamos y nos acordamos del abandono de las pedanías, la merma de policías locales, los atascos y todo lo demás.
Ballesta es un hombre espectáculo como los de Podemos. Me van a permitir la comparación, mientras él se tira dos años de mudito haciéndose la víctima para dar el show al final de la legislatura diciendo que lo han tratado mal, cuando él ha dejado hacer a su cuadrilla que actuaba a su dictado, los otros hacen lo propio para no dejar hablar al que en teoría debería ser su compañero, pero en realidad es su adversario. Su política no es derrotar al PP es gozar de su trozo de pureza y así le va a la izquierda, para treinta y cuatro años de Partido Popular, pero ellos tendrán un grupo propio.
Lo peor de todo esto, es que no hemos leído ninguna crítica a la inacción del concejal de la oposición antes alcalde. Es lo que tiene haber pasado por el rectorado dejándolo endeudado, por la consejería de Fomento sin solventar nada, y por una alcaldía en la que lo único que ha puesto ha sido luces led. Eso sí, mientras ha dejado las deudas en un cajón, bien que ha regado donde tiene que hacerlo, se ha echado fotos a destajo con pose cariacontecida, aunque todos los trabajadores del ayuntamiento se partan la caja. Lo que le debe costar con su soberbia.
Es posible que gane, llevan dos años de campaña, o que tenga que gobernar con Vox, pero también que pierda. Muchos somos conscientes que lo que heredó es una Murcia de redes clientelares. Acuérdense de Roque, que fue sacrificado por su propio partido para recordarle que él solo está de paso y que le dejarán gobernar si mantiene las estructuras clientelares y estas pasan por prometer un buen tajo de publicidad institucional a quien se deje querer.
En eso Ballesta no está solo, Miras hace lo mismo, aunque me cause más gracia. Anunciar el cierre de los colegios por twitter cuando tiene bloqueada a media región es confundir la política institucional con la campaña, algo que ya hizo cuando nos vendió un acuerdo de 35 horas que deja atrás a los profesores que andan con un cabreo de tres pares de narices. Si esta Región fuera otra cosa, votaría cambio, no por ideología sino por higiene, por levantar las alfombras y quitarnos de en medio a los que nos han dejado como estamos, liderando por lo bajo todos los indicadores, con un AVE por Alicante y un Mar Menor que se muere. Lo mismo Antelo y López Miras terminan apatrullando la ciudad estilo Torrente.
En el fondo lo que nos jugamos en estas elecciones es avanzar o retroceder. Avanzar a una ciudad moderna, con un transporte público razonable, con un tranvía por llegar, con un desarrollo urbano en las pedanías para que se conecten con el centro. Esto es lo que parece que busca Serrano en una carrera en la que demuestra un importante trabajo de hormiga en la que parece saber qué quiere para el municipio. En el fondo es lo que todos queremos, mejorar. Algún día lo habremos de conseguir.
Si has viajado sabes lo que es una ciudad moderna, moverte en transporte público, recorrer el centro y sus periferias que aquí llamamos pedanías. Murcia ha estado largo tiempo abandonada, Cámara ganó sus últimas elecciones con un tranvía a ninguna parte, a pesar de las denuncias. Después vino la crisis y nos olvidamos de él y Ballesta pasó de vendernos el tranvía a anunciarnos el autobús, moderno entonces y una antigualla ahora. Algunos no lo olvidamos y nos acordamos del abandono de las pedanías, la merma de policías locales, los atascos y todo lo demás.
Ballesta es un hombre espectáculo como los de Podemos. Me van a permitir la comparación, mientras él se tira dos años de mudito haciéndose la víctima para dar el show al final de la legislatura diciendo que lo han tratado mal, cuando él ha dejado hacer a su cuadrilla que actuaba a su dictado, los otros hacen lo propio para no dejar hablar al que en teoría debería ser su compañero, pero en realidad es su adversario. Su política no es derrotar al PP es gozar de su trozo de pureza y así le va a la izquierda, para treinta y cuatro años de Partido Popular, pero ellos tendrán un grupo propio.