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OPINIÓN | 'Pesimismo y capitalismo', por Enric González

Me cago en estos tiempos

Me cago en estos tiempos tan cutres, en estos tiempos de regresión. Son tiempos de poco debate y de mucho grito, de 'zascas', de trincheras, de forofos, de palmeros y de apariencias. Son tiempos de poca profundidad, de mucha incultura. No son tiempos de madera, son tiempos de formica. De filigrana, pero de filigrana fea.

Es una sensación que tengo desde hace años y que se nutre cada día con nuevas pruebas, con nuevos argumentos en campos muy diversos. El desierto crece y los oasis son cada vez más extraños, más excepcionales. Lo que abunda, alimentado por la corriente, es la tontuna. La desertificación cultural avanza y todos somos responsables.

Me molesta tener que defender a quien se caga en algo, aunque sea metafóricamente. Quien se caga en algo metafóricamente hace un flaco favor a la causa que dice defender. La perjudica. ¿Está en su derecho? Por supuesto. ¿Defiendo ese derecho?  Evidentemente, pero quien se caga en algo no me representa, sólo se representa a sí mismo. Logra su momento de gloria y quizá los aplausos de los cándidos que creen en su buena voluntad. Cagarse en algo sólo es una bengala para atraer al idiota de la trinchera contraria; es una mecha para prender fuego al debate de los argumentos; para acabar con la posibilidad de que, mediante la razón, se pueda convencer al que está poco o mal informado, o incluso para matizarte a ti mismo: para reconocer que el que estaba poco o mal informado eras tú.

Debemos aspirar a tener un debate serio, razonado y respetuoso sobre todo lo que nos afecta, aunque ello no eleve las audiencias, ni los 'clicks' ni los puñeteros 'likes'. También debemos aspirar al humor y la ironía, por aquello de relajarnos de vez en cuando. Pero tener que defender a quien se caga metafóricamente en alguien o en algo, o tener que aplaudir 'zascas', resulta muy deprimente. Así que yo me cago en estos tiempos, y habrá que ir buscando otro nombre para referirnos a lo que hoy llamamos Edad Media, porque en el futuro (si es que llega a haber futuro), la época más oscura de la humanidad será la nuestra.

Me cago en estos tiempos tan cutres, en estos tiempos de regresión. Son tiempos de poco debate y de mucho grito, de 'zascas', de trincheras, de forofos, de palmeros y de apariencias. Son tiempos de poca profundidad, de mucha incultura. No son tiempos de madera, son tiempos de formica. De filigrana, pero de filigrana fea.

Es una sensación que tengo desde hace años y que se nutre cada día con nuevas pruebas, con nuevos argumentos en campos muy diversos. El desierto crece y los oasis son cada vez más extraños, más excepcionales. Lo que abunda, alimentado por la corriente, es la tontuna. La desertificación cultural avanza y todos somos responsables.