Quizá debería usar un remedo del nombre de aquel grupo OMD (Orchestral Manoeuvres in the Dark), que a muchos les dirá algo, para referirme a lo que se ha convertido en cansino tema: el de los listos que se saltaron el protocolo de vacunación para colarse antes que otras muchas personas que sí eran población de máximo riesgo. Sin embargo, desecho la idea porque aquí lo que se está intuyendo son maniobras orquestadas detrás de un espeso velo.
En un juego que, si no fuera por la gravedad del asunto, sonaría al infantil ‘señorita, yo no he sido; ha sido este’, rodaron primero otras dos cabezas, que siguen a las del consejero Villegas. El cese los señala como responsables del que ya podemos llamar escándalo de las vacunaciones fuera de protocolo. Poco después se supo que también rodaban las otras tres del total de cinco directores generales de Villegas: Asensio López, Inmaculada Barceló y Pablo Alarcón.
A la estigmatización oficial mediante cese fulminante se añade otro dedo acusador, el del ahora exgerente del SMS, Asensio López, quien, bajo el pretexto de defender a los funcionarios de a pie que se vacunaron, asegura que lo hicieron siguiendo la indicaciones de “los técnicos de Salud Pública de la Consejería”. Con lo cual marca también al aún portavoz de la Consejería y subdirector de Salud Pública, Jaime Pérez. Este último ya quedaba señalado en un informe (exculpatorio) que se conoció ayer encargado por López a raíz de lo de los 600 amiguetes o no amiguetes vacunados irregularmente.
Si lo del cese de José Carlos Díez y María Teresa Martínez y la designación de Jaime Pérez sonó a lo de la señorita del parvulario, lo de la defensa por carta abierta de López de los funcionarios queda como aquel otro de ‘levanto la malla por mí y por todos mis compañeros’. Acababa esa cantinela: ‘Y por mí el primero’, que es lo que ha hecho el todavía gerente del SMS.
Decía que el tema es cansino porque ahora parece reducirse todo a unos tejemanejes que recuerdan a ajustes de cuentas o desesperados sálvese-quien-pueda. Es difícil saber qué piensan o sienten los funcionarios normales y corrientes que se vacunaron porque así se lo indicaron sus superiores jerárquicos en la Consejería o en el SMS. Pero el gerente se equivoca en su defensa. Las críticas no van dirigidas a esos varios cientos, sino a los directivos y responsables que aprovecharon su posición y su estatus para ser vacunados contraviniendo el protocolo establecido.
Ese señalar con el dedo en la carta de López a “los técnicos” recuerda también los argumentos usados por determinados responsables políticos en algunas defensas ante el juez de recientes escándalos urbanísticos y similares: ellos no se enteraban de nada; eran los técnicos y/o altos funcionarios los que tomaban las decisiones. Desaladora de Escombreras, Umbra, Casino...
Por demás, ni los ceses, ni los señalamientos, ni la carta abierta, ni siquiera la pretérita dimisión del consejero aclaran las responsabilidades políticas del asunto. Todas, no. Solo algunas y malamente. Mientras no aclare el Gobierno que preside López Miras todas las incógnitas que quedan pendientes no sirven. Como tampoco servirá de nada una comisión de supuesta investigación en la Asamblea Regional ––en la que la lideresa de Ciudadanos tiene puestas todas sus complacencias–– cuya finalidad, vista desde la calle, parece ser la de seguir espesando la cortina de humo bajo la que se esconden todos los cómo, quién, dónde y cuándo se realizaron vacunaciones saltándose o interpretando torticeramente el protocolo.
Pues todo indica que el método seguido para proceder a las inoculaciones fue el descrito por el expresidente del Consejo de la Transparencia, José Molina Molina, fallecido por COVID 19 hace menos de una semana en último artículo, escrito desde su lecho de muerte en el Hospital Morales Meseguer. Léalo quien no lo haya hecho y guardémoslo todos. Mejor descripción del modus operandi de nuestras élites gobernantes murcianas, imposible. Vale.
http://joseluisvidalcoy.es/blog/
Quizá debería usar un remedo del nombre de aquel grupo OMD (Orchestral Manoeuvres in the Dark), que a muchos les dirá algo, para referirme a lo que se ha convertido en cansino tema: el de los listos que se saltaron el protocolo de vacunación para colarse antes que otras muchas personas que sí eran población de máximo riesgo. Sin embargo, desecho la idea porque aquí lo que se está intuyendo son maniobras orquestadas detrás de un espeso velo.
En un juego que, si no fuera por la gravedad del asunto, sonaría al infantil ‘señorita, yo no he sido; ha sido este’, rodaron primero otras dos cabezas, que siguen a las del consejero Villegas. El cese los señala como responsables del que ya podemos llamar escándalo de las vacunaciones fuera de protocolo. Poco después se supo que también rodaban las otras tres del total de cinco directores generales de Villegas: Asensio López, Inmaculada Barceló y Pablo Alarcón.