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Ciudadanos y Vox pierden la inocencia

Cuando de madrugada el silencio se instala en la murciana plaza del Cardenal Belluga, aún se oyen, porque retumban en ese enclave inmarcesible, las palabras de la portavoz nacional de Ciudadanos (Cs), Inés Arrimadas, dirigidas a la audiencia del mitin que protagonizó durante la última campaña electoral, preguntando si se imaginaban 28 años del PP en esta Región, saliendo casi a diario en los medios nacionales por casos de corrupción, “gobernando los mismos y haciendo lo mismo”.

Las negociaciones en busca de la gobernabilidad en esta Comunidad Autónoma cobrarán intensidad en la primera semana de este mes de junio, con una piedra de toque que tiene fecha: el día 11, martes, día en el que se constituirá la Mesa de la Asamblea Regional. Será, como nos dejó dicho esta semana uno de los máximos dirigentes regionales de la formación naranja, cuando se tengan “las primeras pistas de lo que aquí va a pasar”. A partir de ese momento, y como máximo en 10 días, deberá proponerse un candidato a la jefatura del Ejecutivo murciano.

Es claro que Cs se verá en la tesitura de apoyar al PSOE liderado por Diego Conesa, que ganó las elecciones autonómicas, o al PP, el “aliado preferente”, según se le ha escuchado decir a algunos de sus responsables nacionales. Da la impresión de que la imagen de un partido que apuesta abiertamente por la regeneración política inclinaría teóricamente las opciones hacia el flanco socialista, haciendo buenas aquellas palabras de Arrimadas en la más barroca de las plazas murcianas.

Apuntalar al PP cuatro años más en el Ejecutivo autonómico tendría muy mala venta, sobre todo si te has pasado la campaña reiterando que vienes a regenerar la vida pública. Aunque pongas como línea roja efectuar una hipotética auditoría a la Administración regional que, de ejecutarse, auguro que quedará en agua de borrajas. A ello hay que añadir la presencia de un socio, tan imprescindible como incómodo, para que Fernando López Miras siga ocupando el despacho principal del palacio de San Esteban y que no es otro que Vox.

La formación de Santiago Abascal ya ha dejado meridianamente claro que no quiere volver a pasar por 'el calvario andaluz', donde se ha convertido en un convidado de piedra, tras prestarle los votos al gobierno del PP y Cs en la Junta. Vox exige ahora presencia en las negociaciones, que se le trate como un socio más y aparecer en la foto, al tiempo que quiere dejar patente cuáles son sus propuestas. La noche electoral, su máximo dirigente en la Región, Pascual Salvador, me reiteró cuando se lo pregunté que la reforma del Estatuto de Autonomía será, sin duda, una de las líneas rojas.

Es de resaltar que Cs ya ha dejado caer que aceptarían sentarse con Vox “para explicarle los acuerdos con el PP” e incluso que no verían inconveniente en que sus diputados ocuparan puestos en las Mesas de los parlamentos autonómicos. El profesor Francesc de Carreras, cofundador de Cs, en un artículo publicado en el diario 'El País' esta semana, lamentaba la deriva del partido hacia el espacio próximo al PP y a Vox, advirtiendo de que “es momento de que los intereses generales se sitúen por encima de los intereses de partido y Cs recupere su antigua función de partido bisagra. Hay muchas fórmulas para el acuerdo. Cs debe ser humilde por su inferioridad en votos y escaños, y el PSOE debe ser generoso para pasar página de recientes desencuentros”, concluía el catedrático de Derecho Constitucional.

Lo que algunos se barruntan en este proceso es que el gobierno autonómico de Murcia pueda ser la calderilla o el premio de consolación en las negociaciones emprendidas a nivel nacional por el PP y Cs, con Teodoro García Egea y José Manuel Villegas a los mandos. Es decir, que el peso específico de la alcaldía de la capital de España y el gobierno de la Comunidad de Madrid, junto con alguna otra plaza apetitosa como Castilla y León o Aragón, postergue a la Comunidad murciana, una vez más, al furgón de cola en ese pretendido intercambio de cromos, aunque se nos quiera vender otra cosa. La verdad es que, en el concierto nacional, importamos lo justo, para qué engañarnos.

Resulta obvio que Cs podrá obtener, a diestro y siniestro, lo que pida. Aunque Isabel Franco y otros dirigentes repitan ese manido mantra de que “no vamos a pelear por sillones y sí por principios programáticos”, todos sabemos a estas alturas de dónde vienen los niños, y que no es de París, precisamente. PP y PSOE tendrán que tragar con lo que la formación naranja les ponga encima de la mesa: para empezar, la presidencia de la Asamblea Regional pudiera ser uno de sus primeros objetivos, así como, luego, la vicepresidencia del Ejecutivo y varias consejerías.

Queda patente que Cs perdió la inocencia en la legislatura que termina y que ya no es ese cándido partido que apoyaba a la lista más votada sin entrar a formar parte de los gobiernos. En la ciudad de Murcia, por ejemplo, su portavoz y candidato, Mario Gómez Figal, nos reconocía estos días, sin ambages, que aquello fue un error de principiantes. Ahora quieren poder y están en disposición para reclamarlo. Vox también ha aprendido la lección de Cs y tampoco quiere quedarse atrás. Se acabaron los “pactos de adhesión”, clama su portavoz en el Congreso, Iván Espinosa de los Monteros. Y hasta consideran “razonable” formar parte de gobiernos en lugares con representación “significativa”, como en el caso de Murcia. Es evidente que sus cuatro diputados en el parlamento regional, aunque aún inexpertos en estas lides, también saben ya, a estas alturas de viaje, quiénes son los Reyes Magos.

Cuando de madrugada el silencio se instala en la murciana plaza del Cardenal Belluga, aún se oyen, porque retumban en ese enclave inmarcesible, las palabras de la portavoz nacional de Ciudadanos (Cs), Inés Arrimadas, dirigidas a la audiencia del mitin que protagonizó durante la última campaña electoral, preguntando si se imaginaban 28 años del PP en esta Región, saliendo casi a diario en los medios nacionales por casos de corrupción, “gobernando los mismos y haciendo lo mismo”.

Las negociaciones en busca de la gobernabilidad en esta Comunidad Autónoma cobrarán intensidad en la primera semana de este mes de junio, con una piedra de toque que tiene fecha: el día 11, martes, día en el que se constituirá la Mesa de la Asamblea Regional. Será, como nos dejó dicho esta semana uno de los máximos dirigentes regionales de la formación naranja, cuando se tengan “las primeras pistas de lo que aquí va a pasar”. A partir de ese momento, y como máximo en 10 días, deberá proponerse un candidato a la jefatura del Ejecutivo murciano.