Ya no hay marcha atrás. Parte del Gobierno regional, el que representa el Partido Popular, con el apoyo del empresariado agrícola más beligerante, ha decidido echar un pulso al Partido Socialista rechazando de plano prácticamente el cien por cien de las propuestas que llevaba bajo el brazo Diego Conesa, lo que sin duda es una clara declaración de guerra política.
López Miras sabe que si presentan el Decreto-Ley esta semana para llevarlo a la Asamblea Regional antes de que finalice el año, pasará casi de puntillas. La inmensa mayoría de los focos informativos estarán dirigidos a Moncloa y a la investidura de Pedro Sánchez que, una vez más, está siendo presentado como el mayor enemigo de la Región de Murcia. Me temo que la Delegación del Gobierno tiene mucho trabajo por delante.
Desde el Gobierno regional en su conjunto no terminan de creerse que Diego Conesa se atreva a presentar una moción de censura. Pero con la decisión de negarle el pan y la sal a sus propuestas, al grupo socialista no le queda más remedio, por coherencia, responsabilidad, ética y, sobre todo, cumplir su palabra, que poner sobre la mesa una moción que retrate a cada uno de los grupos políticos ante la situación de desgobierno que recorre cada decisión del Ejecutivo.
Ciudadanos tendrá por tanto una segunda, y ¿última?, oportunidad de reconducir un rumbo que a fecha de hoy le ha llevado a la práctica insignificancia política nacional.
Salvo la portavoz del Gobierno, que sin duda se siente más próxima al PP que al partido naranja, el resto de diputados naranjas, e incluso la propia Isabel Franco, tienen una bala para prolongar su vida política más allá de lo que dure esta legislatura. Que nadie duda que ante el más que previsible descalabro de Cs en las próximas elecciones, sean cuando sean, Martínez Vidal será recibida en el partido de la gaviota como la vuelta de la hija pródiga.
Miguel Sánchez, Garaulet, Molina y tantos otros, no son conscientes, o sí, de que su crédito político se agotó. Sólo un giro inesperado por parte de Inés Arrimadas a partir de abril podría hacer renacer alguna esperanza, pero quizás llegue demasiado tarde. La última encuesta en Cataluña da al partido naranja una bajada de votos alarmante, pasando de primera fuerza política actual, a la cuarta.
Diego Conesa anunció que si no había presupuestos y la Ley del Mar Menor no cumplía las expectativas mínimas necesarias que creyeran asumibles, habría moción. Ha llegado 2020 y ni hay presupuestos y el Decreto-Ley será presentado sin el más mínimo consenso con el partido ganador de las elecciones autonómicas.
Podemos, con dos representantes en la Asamblea Regional, tiene una oportunidad única para volver a recuperar un protagonismo que perdió el pasado 28 de mayo. Más ahora que formarán parte del Gobierno de España, poniendo sobre el tablero político sus propuestas ante un posible cambio de direccion.
Ya no hay marcha atrás. Parte del Gobierno regional, el que representa el Partido Popular, con el apoyo del empresariado agrícola más beligerante, ha decidido echar un pulso al Partido Socialista rechazando de plano prácticamente el cien por cien de las propuestas que llevaba bajo el brazo Diego Conesa, lo que sin duda es una clara declaración de guerra política.
López Miras sabe que si presentan el Decreto-Ley esta semana para llevarlo a la Asamblea Regional antes de que finalice el año, pasará casi de puntillas. La inmensa mayoría de los focos informativos estarán dirigidos a Moncloa y a la investidura de Pedro Sánchez que, una vez más, está siendo presentado como el mayor enemigo de la Región de Murcia. Me temo que la Delegación del Gobierno tiene mucho trabajo por delante.