Me piden que escriba un artículo para el blog 'Murcia y aparte' de la edición regional de eldiario.es. Al preguntar sobre la temática, me dicen que sobre lo que quiera; que escriba sobre aquello que me inspire o me apetezca; que dé mi propia visión de las cosas que están pasando; que puede resultar interesante. Y la verdad que cuando me enfrento al papel en blanco no se por dónde empezar. Así que me dedico a observar. Y en esa tarea me encuentro cuando veo que de lo único que hablan los informativos es de la victoria de España en el campeonato de Europa de baloncesto y de las elecciones catalanas. Y así, casi sin quererlo, eso me lleva a unir dos pasiones de mi vida: el deporte y la política.
Aunque no lo parezca son dos mundos que vistos con perspectiva comparten muchas cosas. En el deporte, el espíritu de esfuerzo, la constancia y el trabajo colectivo por un interés común son valores que permiten conseguir cualquier objetivo por grande que parezca. En la política, la vocación de servicio público, la dedicación a los demás y el trabajo por mejorar la vida de las personas son principios que favorecen la construcción de una sociedad mejor.
Y en esas estamos, en donde el deporte se entremezcla con la política, centrada estos días en las elecciones autonómicas al Parlamento de Cataluña. Es aquí donde resulta curioso observar cómo la Selección Española de baloncesto ha conseguido conquistar la medalla de oro del Eurobasket liderada por un jugador catalán, Pau Gasol, que cuenta con un equipo en donde todos aportan su trabajo, esfuerzo y sacrificio por el interés común. Sus éxitos son vividos por todos nosotros como nuestro éxito, provocando un sentimiento de pertenencia colectiva indescriptible; algo que por mucho que nos propongamos, difícilmente puede conseguir la política.
Sin obviar que en la sociedad catalana existe un importante problema de pertenencia que deberá ser abordado desde el consenso y el diálogo, nunca desde la ruptura de los principios que sustentan el Estado de derecho, no podemos negar que los sentimientos de unidad colectiva que genera el deporte no son comparables a esos mismos sentimientos que otros nos tratan de vender en relación con la independencia de Cataluña.
Por eso, ver a un catalán liderando a la selección absoluta de baloncesto compuesta por andaluces, madrileños, un cántabro, un valenciano, un canario y un cuerpo técnico cuyo máximo responsable es italiano, ratifica mi convicción que desde la diversidad y heterogeneidad se puede convivir, e incluso, se pueden conseguir objetivos que sin el trabajo de todos serían impensables. Por ello, ahora que nos enfrentamos a las elecciones catalanas más importantes de los últimos años, en donde existe una unidad de fuerzas nacionalistas que promueven la declaración unilateral de independencia de Cataluña, es cuando más deberíamos tomar el ejemplo del deporte, de la Selección Española de baloncesto, en donde un catalán que se siente español, catalán y que defiende el derecho a decidir, es capaz de liderar a un equipo y unir a todo un país provocando un sentimiento de unidad colectiva que ningún partido político es capaz de conseguir por mucho que algunos intenten vender lo contrario.
Me piden que escriba un artículo para el blog 'Murcia y aparte' de la edición regional de eldiario.es. Al preguntar sobre la temática, me dicen que sobre lo que quiera; que escriba sobre aquello que me inspire o me apetezca; que dé mi propia visión de las cosas que están pasando; que puede resultar interesante. Y la verdad que cuando me enfrento al papel en blanco no se por dónde empezar. Así que me dedico a observar. Y en esa tarea me encuentro cuando veo que de lo único que hablan los informativos es de la victoria de España en el campeonato de Europa de baloncesto y de las elecciones catalanas. Y así, casi sin quererlo, eso me lleva a unir dos pasiones de mi vida: el deporte y la política.
Aunque no lo parezca son dos mundos que vistos con perspectiva comparten muchas cosas. En el deporte, el espíritu de esfuerzo, la constancia y el trabajo colectivo por un interés común son valores que permiten conseguir cualquier objetivo por grande que parezca. En la política, la vocación de servicio público, la dedicación a los demás y el trabajo por mejorar la vida de las personas son principios que favorecen la construcción de una sociedad mejor.