Adela Mártinez-Cachá estaba quemada. La ingeniera agrónoma que en tan solo dos años ha sido protagonista del desastre natural del Mar Menor, las protestas de los agricultores y la mayor crisis del sistema hídrico murciano hasta el momento, ya no aguantaba ni un minuto más al frente de las competencias de su capacitación profesional. ¿Y qué hacemos con ella para que no se quede en la calle? “Pues mándala a Educación, Juventud y Deportes, total, si allí puede estar cualquiera”, algo así se debió vivir en el Ala Oeste de San Esteban durante el proceso de decisión de los nuevos responsables ejecutivos.
Martínez-Cachá sabrá mucho de técnicas de regadío y cultivo, pero la última vez que pisó un aula de primaria debió ser cuando salió de ella y ni siquiera las pizarras son iguales ahora. ¿No hay ni una sola profesora, director de centro, inspectora, pedagogo en esta Región con la capacidad suficiente de dirigir una cartera que requiere de especial sensibilidad con la realidad que gestiona?
La respuesta es clara, eso no preocupa, el problema es otro. En primer lugar, repartir los cargos de gobierno como caramelos “y que nadie se nos mosquee, Fer”, es decir, para mantener el equilibrio de poderes del partido. En segundo lugar, la desconfianza y casi animadversión del Partido Popular hacia los trabajadores de la enseñanza pública de esta Región. “Estos de la pública no son de los nuestros”, siempre quejándose de que si los excesivos trámites burocráticos les impiden dedicarse a su verdadera vocación, que si la masificación de las aulas, que si los recortes en gasto corriente, que si la calidad de la enseñanza pública, bla bla… Sin gente de la educación pública nunca resolveremos sus problemas.
Además de torpeza política, el presidente eligiendo a una verdadera paracaidista para unas competencias fundamentales para la vertebración social y el futuro de nuestra Región, eleva un muro de metacrilato con este colectivo, al que no puede contentar con unos Directores Generales igualmente alejados de las aulas aunque en su currículum aparece que algún día fueron docentes.
¿Estamos generando argumentos ad hominem? No, y vamos a dejarlo claro para que no nos lo recrimine Martínez Abarca con una taza en la mano. Simplemente pensamos que un profesor tampoco podría dirigir mañana una empresa de construcción naval. Y es posible encontrar personas que además de perfil político acumulen conocimiento de los sectores sobre los que actuarán porque de lo contrario diremos, contundentemente, que utilizamos los cargos de gestión para engordar el currículum de algunos políticos, a espaldas de los colectivos y a pesar de ellos.
Por si fuera poca la desconfianza absoluta en la gente del mundo educativo demostrada con el nombramiento de Martínez-Cachá (íntimamente ligada a la UCAM), el movimiento de Universidades al mundo empresarial y su dirección bajo el mandato de Hernández Albarracín confirma el estado de sospecha al que el Presidente somete a todo lo que venga de lo público, poniendo una competencia tan delicada a una persona cuya última dedicación profesional fue ser director ejecutivo del Instituto Tecnológico de Murcia de la UCAM, sí, a un asalariado de Mendoza.
El presidente apuesta por gobernar las Universidades de esta Región no solo sin decantarse por lo público sino, al parecer, decantándose flagrantemente por lo privado porque efectivamente tampoco nadie de las instituciones universitarias públicas de la Región, que son las de todos y todas, las que nos podemos permitir los más humildes, merecía la confianza de López Miras, un presidente “muy preocupado por la juventud”.
Pero, presidente, ¿qué te hemos hecho los de la pública? Tú que apuestas por la capacidad de esta estructura para responder a los “retos de la Región”, ¿consideras creíble poner a extraños o jueces para decidir el rumbo? Este Gobierno que se estrena con una Consejería de Participación Ciudadana niega la forma más básica de participación que es la inclusión de actores relevantes, conocedores de las materias y, en definitiva, a la sociedad civil.
La desconfianza absoluta de López Miras en la gente de a pie, y su desconexión con la mayoría de la sociedad civil le conduce a la minoría absoluta parlamentaria, cuestión de tiempo. Gracias, López Miras, gracias, PP por demostrar una vez más una gran desconexión con la sociedad.
*Salva Moreno es integrante del Área de Acción Juvenil de Podemo RM
Adela Mártinez-Cachá estaba quemada. La ingeniera agrónoma que en tan solo dos años ha sido protagonista del desastre natural del Mar Menor, las protestas de los agricultores y la mayor crisis del sistema hídrico murciano hasta el momento, ya no aguantaba ni un minuto más al frente de las competencias de su capacitación profesional. ¿Y qué hacemos con ella para que no se quede en la calle? “Pues mándala a Educación, Juventud y Deportes, total, si allí puede estar cualquiera”, algo así se debió vivir en el Ala Oeste de San Esteban durante el proceso de decisión de los nuevos responsables ejecutivos.
Martínez-Cachá sabrá mucho de técnicas de regadío y cultivo, pero la última vez que pisó un aula de primaria debió ser cuando salió de ella y ni siquiera las pizarras son iguales ahora. ¿No hay ni una sola profesora, director de centro, inspectora, pedagogo en esta Región con la capacidad suficiente de dirigir una cartera que requiere de especial sensibilidad con la realidad que gestiona?