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El especial 15M de las familias murcianas

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El próximo sábado es el Día Internacional de las Familias. También es primavera, sin estado de alarma, y es el décimo aniversario del 15M, el movimiento democrático más importante del siglo XXI en España, junto con el feminismo. Es por tanto un 15M especial, distinto, y mucho más en la Región de Murcia, con las instituciones desestructuradas, las familias arrasadas por la crisis, y la sanidad y la educación públicas en caída libre. Aquí el 15M original no tuvo consecuencias institucionales destacables; este debería tenerlas. La Constitución de 1978 casi que tampoco: duró una década y se la dejó sin desarrollo. Solo les interesaba porque con las transferencias se podía hacer negocio con los servicios y crear redes clientelares. Ni el propio Gobierno regional obedece y aplica las leyes.

Del feminismo del 8M, a pesar del esfuerzo de mucha gente, no hemos aprovechado ni lo más básico, ya que la Región es, junto con Melilla, la que tiene la tasa más alta de violencia hacia las mujeres. También destacamos en violencia hacia las personas y las familias LGBTI. La violencia machista a menudo se da en el seno de la propia familia, del mismo modo que el PP ejerce la violencia económica sobre el conjunto de las familias murcianas, cuyo bienestar tiene a cargo. El PP te pega, te maltrata, y luego te acaricia la mejilla y te susurra cosas sobre los impuestos: es por tu bien. Mientras tanto, los murcianos casi nos convencemos de que la culpa es nuestra. ¿Nos lo merecemos?

Los docentes, los sanitarios y las familias pensamos que no. Por eso este sábado a las 11:15 saldremos con las familias a Gran Vía, a defender lo que sustenta su bienestar y su libertad: los servicios públicos. No será un día de mero homenaje ni vacío, sino lleno de urgencia: el 15M de las familias plenamente actualizado por las demandas de los movimientos sociales y de la ciudadanía. Mientras toda Europa cambia de políticas, o Valencia contrata docentes para la pública y baja las ratios, los violentos de San Esteban se dedican a poner trampas a la ley para que los centros privados subvencionados puedan seguir cobrando cuotas ilegales a través de fundaciones. Récord de colegios-gueto. En vez de habilitar espacios para desdobles, ponen cerco a los centros con casas de apuestas, y legislan para vender la FP pública, que es la que tenía que rescatar a los jóvenes. 

Las ayudas a la hostelería se las han comido también los amigos de casino de este gobierno tragaperras, por si pensaban nuestros hijos trabajar de camareros. En el campo no lo harán, las condiciones son de vergüenza. Todo está organizado para que los agroindustriales exploten a la gente de origen migrante, abusen de las trabajadoras, y se carguen el Mar Menor. Nada de dejar riqueza para los murcianos. Lo que ha pasado con nuestros ancianos en las residencias no tiene nombre. Las pensiones son de miseria y la dependencia ha sido olvidada de modo criminal. La atención temprana desmantelándose. El transporte público semi cerrado, algo esencial para las familias. Miles y miles de familias no tienen garantizado, como dice la Constitución, su derecho a la vivienda. 

Las ratios de enfermería tampoco se bajan, con los aplausos en los balcones ya va bien. Y eso que esta vez sí hay dinero. Nos hemos encontrado con la noticia de que la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (Fadsp) ha publicado un estudio según el cual la nuestra es la región con peor situación sanitaria en 2021. Las listas de espera para atención primaria están disparadas, y la red de centros abandonada. Todas las familias saben que las derivaciones forzadas a centros privados están a la orden del día. Lo mismo que se las empuja a centros educativos “concertados”. 

El centro de Murcia capital es pasto de mendigos ahora mismo. La pobreza es el resultado de la política económica de maltratadores del PP, nuestro padrastro abusador. Las familias deben emanciparse del PP, para que nuestros hijos no tengan que estar sin casa propia hasta pasados los treinta. La otra opción es seguir retrocediendo décadas. ¿Es que los murcianos ya no somos soberanos de nuestros recursos y nuestras instituciones? No se puede salir de esto sin reconstruir los servicios públicos. Sin ellos la actividad laboral se “gripa”, las mujeres son expulsadas del mercado laboral, y el trabajo de cuidados, en todas sus variantes, se convierte en una condena para las familias. 

Pero no todo es negro. También hay esperanza, y futuro, porque la otra cosa que hay en la Región de Murcia es su gente. Vital, trabajadora, generosa. Aquí vive gente inteligente y honesta. No importa si son más conservadores o más progresistas. Los murcianos somos demócratas, y los servicios públicos son lo que garantiza materialmente la democracia. Por eso este sábado no es solo 15M. Este sábado las familias van a “llamar” a un número muy especial, que está a su disposición para situaciones de violencia y maltrato. Este sábado, vecinos, toca llamar a la democracia.

El próximo sábado es el Día Internacional de las Familias. También es primavera, sin estado de alarma, y es el décimo aniversario del 15M, el movimiento democrático más importante del siglo XXI en España, junto con el feminismo. Es por tanto un 15M especial, distinto, y mucho más en la Región de Murcia, con las instituciones desestructuradas, las familias arrasadas por la crisis, y la sanidad y la educación públicas en caída libre. Aquí el 15M original no tuvo consecuencias institucionales destacables; este debería tenerlas. La Constitución de 1978 casi que tampoco: duró una década y se la dejó sin desarrollo. Solo les interesaba porque con las transferencias se podía hacer negocio con los servicios y crear redes clientelares. Ni el propio Gobierno regional obedece y aplica las leyes.

Del feminismo del 8M, a pesar del esfuerzo de mucha gente, no hemos aprovechado ni lo más básico, ya que la Región es, junto con Melilla, la que tiene la tasa más alta de violencia hacia las mujeres. También destacamos en violencia hacia las personas y las familias LGBTI. La violencia machista a menudo se da en el seno de la propia familia, del mismo modo que el PP ejerce la violencia económica sobre el conjunto de las familias murcianas, cuyo bienestar tiene a cargo. El PP te pega, te maltrata, y luego te acaricia la mejilla y te susurra cosas sobre los impuestos: es por tu bien. Mientras tanto, los murcianos casi nos convencemos de que la culpa es nuestra. ¿Nos lo merecemos?