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Nuestra libertad

La Sardina

Río Segura, Murcia —

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Andaba yo pensado, porque al no poder moverme yo soy mucho de pensar, que deberíais tener más en aprecio vuestra libertad de movimiento. Miradme a mi, sentenciada por la ley del arte a quedarme quieta cual piedra para la observancia general.

Lo de todo el mundo quieto y controlado, que es de lo que tratan las nuevas leyes de seguridad ciudadana, llevan a un final de camino donde retratarnos todos como buenas personas, decentes y arraigados al terreno, contados (de contar con números), clasificados por estratos, zonas, edad y ese largo etcétera que ya todos conocemos de otros tiempos no tan remotos.

Mi todopoderosa imaginación no será tan abrumadora si no llego a entender, quizás vosotros sí, cómo es posible ponerle precios, los que sean, a la libertad. Los 'frikis' recordaréis la escena de una saga de famosas películas donde una senadora monísima llega a decir tras una votación en la que se otorgan poderes especiales al gobierno: “Así es como muere la libertad, bajo un estruendoso aplauso”.

Pensé siempre, y así es como lo practico, que más seguro se está cuanto más comprendes y cerca estás de aquel que es diferente. No olvidemos nunca que es el respeto a la diferencia lo que, esencialmente, nos hace humanos

“Je suis Charlie” ha venido a confirmar dos cosas que creo reseñables. Primero que el mundo, como siempre, está plagado de fanáticos que no van a dejarnos vivir en paz y que ya podían salir más de fiesta por las tascas en lugar de andar amargándonos a los demás. Y segundo, que esos fanáticos, son, como también siempre, cuatro, que sí sabemos quiénes son y están sin duda más que localizados.

A por ellos con el peso de la ley. Preservar nuestro modelo de convivencia es nuestra mejor defensa. Vivir en libertad es lo más preciado que tenemos, no cometamos el craso error de sacrificarlo por una valla con alambres de pinchos.

Los patos, aunque a regañadientes, están deacuerdo.

Con cariño, La Sardina.

Andaba yo pensado, porque al no poder moverme yo soy mucho de pensar, que deberíais tener más en aprecio vuestra libertad de movimiento. Miradme a mi, sentenciada por la ley del arte a quedarme quieta cual piedra para la observancia general.

Lo de todo el mundo quieto y controlado, que es de lo que tratan las nuevas leyes de seguridad ciudadana, llevan a un final de camino donde retratarnos todos como buenas personas, decentes y arraigados al terreno, contados (de contar con números), clasificados por estratos, zonas, edad y ese largo etcétera que ya todos conocemos de otros tiempos no tan remotos.