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Murcia, palomica suelta

El problema de las olas o ya oleadas de calor es la noche. Uno puede aguantar el calor durante el día si cuando llega el crespúsculo la canícula desaparece. No sucede así durante unos años y el dormir al menos para mí se ha transformado un problema. El aumento de las noches tropicales y la llegada de otras tórridas no invitan a compartir el sudor aumentando el calor, ya no van a venir al sur. ¡Ay Rafaella!

Algunos echamos de menos aquella vieja recomendación de madres y abuelas: ¡abrígate que luego a la noche refresca! La rebequilla, ese clásico del verano, se ha ido y el turismo también, para bañarse en agua caliente ya están los balnearios y el Atlántico no está tan frio. Saltan a mis ojos perennes fotos de colegas en el norte de la península, unos de aquí otros de quienes conocí aquí y ya no regresan. Al final desestacionalizar el turismo era eso, cambiar el clima. Bienvenidos a las dos estaciones murcianas: veranillo con fresquete y el infierno.

Los tiempos de la política son diversos y difícilmente clasificables, unos pasan por prever el futuro y afrontar el cambio climático sin negarlo; otros, por delimitar políticas a cuatro años que te hagan ganar elecciones y los últimos vienen determinados por el procedimiento de las instituciones que puede ser de variados tipos. Ya insistí en el artículo anterior sobre la mesa del congreso y los tiempos de la investidura. Los partidos andan moviendo ficha. Comenzó el Partido Popular de Nuñez Feijóo reuniéndose con Abascal con quien tiene buena sintonía, hablaron de todo menos que harán con Murcia, palomica suelta. Siguió con sus intentos de acercamiento al PNV, que con elecciones al año siguiente les dio calabazas, mandó mensajes de wasap a Junts mientras hacían señales de humo, pero nada dio resultado. Ante el fracaso de las negociaciones llegó el relato porque ni ellos saben si van a próximas y Abascal cedió para que Feijóo colara el gol, ofreciendo a la desperada un puesto en la mesa al PNV, que el Euskadi Buru Batzar negó por segunda vez. Alguien tendría que explicarles qué es Euskadi y que con lo que tenemos es posible que presidan: ¡calienta…!  ¡¿Aitor Esteban?!  

El Partido Popular es radiactivo y un problema. Las encuestas no han transformado la sociedad, Telecinco cae. A la desesperada, Abascal pide tránsfugas del PSOE y Luis María Ansón lo intenta con los 5 de Podemos en un artículo de locura. Nada es descartable, miren al de Teruel que se escondió en la pasada legislatura. Espinosa de los Monteros dimite. ¿Derecha moderada? ¿Qué será lo que queda? Entre tanto una parte de la derecha constitucional parece deseosa que el rey se meta en un fregado: hay constitucionalistas monárquicos que desean la república. La amnistía otro debate, Ley Orgánica incluida. Vox no tiene posibilidad de recurso al TC, el PP sí y tiene mano a la vista del uso de los tiempos de descuento.

Nadie sabe qué hará Junts. El empresariado catalán presiona, piden un poco de estabilidad. Los negocios son los negocios. Artur Mas, el arrepentido resuena en la sombra. El hacedor de brutales recortes durante la crisis de 2008 que recurrió al independentismo soberanista para paliar su caída en las encuestas. El ascenso de la CUP se lo llevó por delante a él y a CIU mientras entronizaba a Puigdemont. Adiós al seny. La independencia duró unos segundos: sus efectos económicos todavía se sienten. Las empresas que cambiaron sus sedes no han regresado, el independentismo pierde votos y Cataluña tiene problemas. Las elecciones serán en febrero de 2025 y nadie quiere llegar a ellas habiendo hecho posible un gobierno que no cree en las autonomías. Al final ese es el problema, de ajuste territorial y el dilema de Pedro Sánchez que tiene que resolver. Algo difícil, la cuestión reiterada desde la independencia cubana y filipina que sigue sin ser resuelta. Hay que releer a Xavier Domènech.

Murcia es palomica suelta, aunque en los tiempos de la Asamblea el PSOE de Pepe Vélez le haya colado un gol por toda la escuadra con la moratoria del Mar Menor.  La alianza de VOX con el PP acabará con la laguna salada y el PP lo sabe. En los mentideros de la capital ya les han puesto fecha a las elecciones, la idea es quitarse a VOX, regando sus grupos municipales, antes de que el PSOE recupere su espacio mostrando que podría hacer si lo dejaran gobernar. Mi compañero de columna dice que no llegará el agua al río, porque VOX presiona con cambiar la ley de presidente para que López Miras no pueda repetir al llevar dos legislaturas y obligado por ello acabe pactando. ¡Los senadores no se han elegido! El PP previsor decidió controlar la mesa para controlar los tiempos, que seríamos sin el reloj de las investiduras. No sé hasta qué punto sería posible. La lectura única acelera los trámites, pero ¿llegaría antes de la convocatoria? Los juristas de ambos lados están mirando el reglamento. A Podemos le interesa, una repetición de elecciones les obligaría a ponerse de acuerdo para Sumar. Los periodistas hacen sus apuestas recordando el juego de los atriles y los golpes desde las vitrinas. El poder está en quien ahora envía los comunicados de prensa y aparece en las fotos. El tablero ha cambiado y con él el juego de piezas.

El problema de las olas o ya oleadas de calor es la noche. Uno puede aguantar el calor durante el día si cuando llega el crespúsculo la canícula desaparece. No sucede así durante unos años y el dormir al menos para mí se ha transformado un problema. El aumento de las noches tropicales y la llegada de otras tórridas no invitan a compartir el sudor aumentando el calor, ya no van a venir al sur. ¡Ay Rafaella!

Algunos echamos de menos aquella vieja recomendación de madres y abuelas: ¡abrígate que luego a la noche refresca! La rebequilla, ese clásico del verano, se ha ido y el turismo también, para bañarse en agua caliente ya están los balnearios y el Atlántico no está tan frio. Saltan a mis ojos perennes fotos de colegas en el norte de la península, unos de aquí otros de quienes conocí aquí y ya no regresan. Al final desestacionalizar el turismo era eso, cambiar el clima. Bienvenidos a las dos estaciones murcianas: veranillo con fresquete y el infierno.