La semana pasada se debatía en el Congreso sobre el Mar Menor. La Comisión de Transición Ecológica y Reto Demográfico era el escenario. En esta Comisión se debaten todas las propuestas que tienen que ver con la línea de acción de un Ministerio que debe impulsar políticas valientes, en un momento en el que nuestra laguna salada se debate entre la vida y la muerte. Sin embargo, las medidas planteadas por los socialistas murcianos volvieron a quedarse muy cortas.
El Mar Menor no está para estos parches. Ya no hay tiempo. Nuestra laguna salada ha sufrido en las tres últimas décadas los efectos de un urbanismo y una agricultura descontrolados. Los responsables son los que han permitido ese descontrol, aunque decir esto es quedarse corto, cuando lo que han hecho ha sido fomentarlo. Desde aquel Consejero de Agricultura y Medio Ambiente que aseguraba que una lechuga del campo de Cartagena era más ecológica que un pino, hasta su penúltimo sucesor, el que editó en febrero de 2019 una guía para incumplir la Ley de Medidas Urgentes de protección de su propio gobierno.
Ocho meses después se producía la masiva mortandad de peces, imágenes que dieron la vuelta al mundo. Tras años de dejadez y ocultamiento, el Mar Menor le escupía la verdad a la cara a un gobierno irresponsable y ecocida. Hoy tiran balones fuera, pero la situación catastrófica del Mar Menor tiene un culpable en mayúsculas, con nombre y apellido: el Partido Popular. Los 25 años de gobiernos del PP han sido 25 años de puñaladas al Mar Menor, ahora con la inestimable colaboración de sus socios de gobierno en Ciudadanos.
De Vox y sus grandes soluciones mejor ni hablar. Abrir las golas que conectan el Mar Menor y el Mediterráno sería algo así como amputar una pierna para tratar un esguince. Suena muy loco y ni pagando han encontrado a algún científico dispuesto a avalar tal disparate. Pero mucho ojo, que estos son los socios de López Miras en Murcia, y la historia nos ha enseñado muchas veces que no cabe subestimar a ningún grupo de locos peligrosos, tampoco a los de Vox.
Si queremos revertir la situación debemos ir a la raíz del problema. El Mar Menor recibe cada año 1.600 toneladas de nitratos a través de la rambla del Albujón, a los que hay que sumar los que se filtran por el acuífero cuaternario. Después del ecocidio, todo sigue igual. El Mar Menor acumula ya en total más de 300.000 toneladas de nitratos. Para que puedan visualizarlo, es como si 8.300 trailers, formando una cola de 136 kilómetros y cargados hasta los ejes, hubieran volcado su carga de veneno a las aguas de la albufera.
Por eso no se entiende que el PSOE se pusiera al lado de PP y Ciudadanos para aprobar en la Asamblea Regional el pasado mes de julio la mal llamada Ley de Recuperación y Protección del Mar Menor. ¿Cómo puede recuperar y proteger el Mar Menor una ley que permite seguir arrojando nitratos a la laguna, en concreto, 170 kilos por hectárea al año? La solución para el Mar Menor no puede pasar por blanquear las prácticas de una agroindustria, que ha expulsado a nuestra agricultura sostenible tradicional.
Como tampoco se entiende que el PSOE se conformara con una referencia por encima a la cuestión de los nitratos en su Proposición No de Ley. Nuestra laguna no admite ni un nitrato más. Por eso llevamos al Congreso la necesidad de una moratoria indefinida al uso de estas sustancias en la franja de protección. Por eso vamos a seguir insistiendo para los socialistas murcianos se retiren de esa foto del pacto del nitrato con Partido Popular y Ciudadanos.
Pero hay que ir aún más allá. Si este desastre ha sido posible, ha sido solo porque las actuales figuras de protección no son efectivas, porque han fallado estrepitosamente a la hora de proteger al Mar Menor. Por eso defendimos también en la Comisión la propuesta que nos trasladaron las asociaciones en defensa del medioambiente, que piden incluir la albufera en el Catálogo Español de Hábitats en Peligro de Desaparición. Es el primer paso para un futuro Parque Regional del Mar Menor, que incluya los espacios ya protegidos como Calblanque y las Salinas de San Pedro, y los amplíe con una barrera blindada a los nitratos en torno a la laguna. Es la mayor protección jurídica que puede tener un espacio natural.
Lamentablemente tampoco tuvimos el apoyo del PSOE, pero el debate sobre el Parque Regional ya está abierto y volverá con más fuerza. El Mar Menor es una joya única y debe tener una protección a la altura. Es hora de que algunos se lo crean de verdad. La próxima foto, el próximo pacto, debe ser el de ese futuro Parque Regional de nuestro Mar Menor.
La semana pasada se debatía en el Congreso sobre el Mar Menor. La Comisión de Transición Ecológica y Reto Demográfico era el escenario. En esta Comisión se debaten todas las propuestas que tienen que ver con la línea de acción de un Ministerio que debe impulsar políticas valientes, en un momento en el que nuestra laguna salada se debate entre la vida y la muerte. Sin embargo, las medidas planteadas por los socialistas murcianos volvieron a quedarse muy cortas.
El Mar Menor no está para estos parches. Ya no hay tiempo. Nuestra laguna salada ha sufrido en las tres últimas décadas los efectos de un urbanismo y una agricultura descontrolados. Los responsables son los que han permitido ese descontrol, aunque decir esto es quedarse corto, cuando lo que han hecho ha sido fomentarlo. Desde aquel Consejero de Agricultura y Medio Ambiente que aseguraba que una lechuga del campo de Cartagena era más ecológica que un pino, hasta su penúltimo sucesor, el que editó en febrero de 2019 una guía para incumplir la Ley de Medidas Urgentes de protección de su propio gobierno.