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¿Qué pasa con el tranvía?

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El otro día, el alcalde Ballesta anunciaba a bombo y platillo un Plan de Gestión de Movilidad Urbana, con una batería de medidas, de las que, así a bote pronto anunciaba la gratuidad del transporte público desde el 1 de diciembre al 7 de enero, la gratuidad del servicio público de alquiler de bicicletas en las mismas fechas, el refuerzo de las líneas 28, 30, 31, 44 y 91, la incorporación de vehículos eléctricos BTR a la Flota, y la llevada del 'Tranvi-bluf' a El Palmar, y una prueba piloto de transporte a demanda desde las pedanías hasta el centro de la ciudad.

En primer lugar, no había pasado nada más que un día, cuando Sánchez le pasaba por la derecha, en este caso por la izquierda anunciando el trasporte público gratuito a partir del uno de enero, para jóvenes y desempleados. Dejando en mantillas las medidas anunciadas por el Primero de los murcianos. Obviaremos cualquier otra alusión a la investidura de Sánchez, pues tampoco es para ponerla como ejemplo.

En segundo lugar, estas medidas implementadas por el Ayuntamiento capitalino se antojan un mero parche. En el sentido de que no parece que se vaya a acometerme un plan de transporte público verdaderamente ambicioso y que solucione de una vez por todas la caótica situación en la que se encuentra nuestra ciudad. Está bien que el trasporte público sea gratuito durante unos días, pero si tardas una eternidad en llegar a los sitios, la realidad es que no compensa.

Y en tercer lugar, salvo que nos sorprendan y se saquen más adelante un conejo de la chistera no parece que se vaya a apostar con firmeza por vertebrar la ciudad a través de unas líneas de tranvía que la crucen de norte a sur y de este a oeste. Que es lo que verdaderamente necesita una ciudad, donde hay más densidad de tráfico, más atascos y, por ende, más contaminación que en Madrid.

El plan de movilidad que acometió Serrano, a pesar de ser precipitado, y de no contar con los mejores compañeros de viaje, fue el fenómeno más valiente, y añadiré, que más necesario, que ha emprendido el Consistorio de la ciudad en el último lustro. Y que pretendía meternos de una vez por todas en la liga de las ciudades del siglo XXI. Porque no no engañemos: ni estamos, ni se nos espera.

Y es que Ballesta, que es buen tipo, cercano y afable, y que, además, como buen catedrático de medicina, viste bien el cargo, no se parece al incisivo alcalde de Malaga, que era lo que hubiéramos necesitado por estos lares. Y que sí ha metido a su ciudad en la Champions Legue. Nos quedará la duda de si Serrano hubiera sido eso, de haber contado con tiempo y con equipo.

Serrano sí que hizo una apuesta decidida por el tranvía, él si lo tenía claro. Aunque luego, es verdad que su partido en Madrid votó en contra de una enmienda a los Presupuestos Generales que lo habría traído. Creo recordar que necesitaban ese dinero para un puente en el País Vasco.

Pero nuestro actual alcalde, siguiendo el símil futbolístico, es uno de esos entrenadores reservones que sale a jugar al empate. Con él las cosas seguramente no van a ir a peor, pero tampoco experimentan grandes reformas, ni grandes cambios. Ojo, que para gustos los colores, ahí tienes al Cholo, quien por cierto acaba de firmar una cláusula en su nuevo contrato, por la que le bonifican cada vez que quede tercero en la liga. Eso es tener aspiraciones.

En definitiva, eras la séptima ciudad de España antes de que él llegara (por población, porque por importancia no estás ni entre las veinte primeras), y ahí vas a seguir. Probablemente no bajes en el ranking, pero tampoco vas a subir. Entre tanto, mientras otras ciudades de nuestro entorno van como un tiro, Murcia sigue con su cansina velocidad de crucero. Si somos honestos con nosotros mismos y miramos más allá del típico postureo, muy murciano por otra parte, lo que realmente se atisba, es una anodina y palpable falta de verdadera y no importada ambición. Y, sobre todo, de un proyecto de ciudad para las siguientes generaciones, y no para las próximas elecciones.

Entre tanto, muchos nos seguimos preguntando ¿y el tranvía que vertebre la ciudad, para cuándo?

El otro día, el alcalde Ballesta anunciaba a bombo y platillo un Plan de Gestión de Movilidad Urbana, con una batería de medidas, de las que, así a bote pronto anunciaba la gratuidad del transporte público desde el 1 de diciembre al 7 de enero, la gratuidad del servicio público de alquiler de bicicletas en las mismas fechas, el refuerzo de las líneas 28, 30, 31, 44 y 91, la incorporación de vehículos eléctricos BTR a la Flota, y la llevada del 'Tranvi-bluf' a El Palmar, y una prueba piloto de transporte a demanda desde las pedanías hasta el centro de la ciudad.

En primer lugar, no había pasado nada más que un día, cuando Sánchez le pasaba por la derecha, en este caso por la izquierda anunciando el trasporte público gratuito a partir del uno de enero, para jóvenes y desempleados. Dejando en mantillas las medidas anunciadas por el Primero de los murcianos. Obviaremos cualquier otra alusión a la investidura de Sánchez, pues tampoco es para ponerla como ejemplo.