PASÓ POR MURCIA el presidente Rajoy, y aparte de solucionar nuestra pertinaz sequía con las desalinizadoras que tanta risa le daban, poco más apuntó sobre el agua, sobre aquellas aguas que eran para todos. De lo que sí habló fue de la corrupción y, la verdad, nos tranquilizó. Vino a decir nuestro presidente que no es para tanto: “Unas pocas cosas que no reflejan lo que es España”. Hay cosas que no se pueden decir en según qué sitios. Con todo respeto, querido presidente, podría haberle dicho a su auditorio, simplemente, que levantaran la mano todos aquellos que estuvieran imputados en asuntos de corrupción. Después de un recuento de hora y media seguramente no habría dicho la tontería que dijo.
PASÓ POR MURCIA el presidente Rajoy, y aparte de solucionar nuestra pertinaz sequía con las desalinizadoras que tanta risa le daban, poco más apuntó sobre el agua, sobre aquellas aguas que eran para todos. De lo que sí habló fue de la corrupción y, la verdad, nos tranquilizó. Vino a decir nuestro presidente que no es para tanto: “Unas pocas cosas que no reflejan lo que es España”. Hay cosas que no se pueden decir en según qué sitios. Con todo respeto, querido presidente, podría haberle dicho a su auditorio, simplemente, que levantaran la mano todos aquellos que estuvieran imputados en asuntos de corrupción. Después de un recuento de hora y media seguramente no habría dicho la tontería que dijo.