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¿Qué Región queremos?

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Lo ocurrido tras la presentación de la moción de censura en la Región es de una gravedad extrema. Nuestra democracia se sustenta en un sistema representativo que la Constitución Española otorga a los partidos políticos. Por mi parte, sería absurdo y tramposo pensar que soy diputado en la Asamblea Regional porque los electores me han votado, cuando a quien votaron fue al PSOE.

Si tenemos claro esto, empezaremos a entender la gravedad de lo que está pasando. Isabel Franco, Francisco Álvarez y Valle Miguélez se están otorgando una representación y un mandato que no tienen, que nunca tuvieron porque a quien votaron los electores fue a su partido, Ciudadanos. Por tanto, no es a ellos, sino a su partido, a quien le compete tomar decisiones de este calado.

No es la primera vez que esto ocurre, pasó con el 'tamayazo' en la Comunidad de Madrid y en otras ocasiones que no han tenido tanta repercusión mediática. Por ese motivo, para evitarlo, todos los partidos políticos firmaron un pacto contra el transfuguismo. Pacto que, en su tercera edición, se firmó el pasado mes de noviembre. En ese documento queda claro que aquel cargo institucional que cambie de partido con el que fue elegido o altere la voluntad del partido que lo eligió será considerado tránsfuga. Que Franco, Álvarez, Miguélez, López Miras o García Egea digan que los tránsfugas son los otros es un insulto a la inteligencia de la ciudadanía.

La sinvergonzonería de estos personajes no se queda en eso. Ellas y él fueron consultados por su partido, aceptando y firmando la moción de censura. ¿Qué credibilidad tiene quien no respeta ni su firma? ¿Cómo pueden representar estos personajillos a un millón y medio de murcianas y murcianos si no cumplen lo que firman? Es más, ¿qué fiabilidad tiene quien da el visto bueno y firma una moción de censura y a los cinco minutos está llamado a quien se pretende censurar para advertirle? ¿Cómo calificarlos? Sinvergüenzas, caraduras, traidores.

El Pacto Antitransfuguismo califica el transfuguismo como una forma de corrupción y práctica antidemocrática. Lo acordó y firmó, entre otros, el Partido Popular en noviembre, y solo unos meses después hace justo lo contrario de lo que firma. Es más, se presenta en la Región el señor Casado a darle la bendición a esta maniobra de su partido. ¿Qué ha cambiado desde noviembre? Casado no tiene ninguna credibilidad al referirse a las prácticas corruptas del PP como algo del pasado, cuando acaba de comprar el voto de diputados tránsfugas a cambio de hacerlos consejeros y consejeras en el Gobierno de López Miras. Eso es corrupción.

Según los datos del Consejo General del Poder Judicial, los juzgados de nuestra Región están entre los que más casos de corrupción instruyen. Si nuestra imagen ya estaba manchada por los sucesivos gobiernos del PP, el colofón ha llegado de la mano de López Miras y García Egea comprando votos y, si faltaba algo, con la bendición de Casado.

¿Es esta la Región que queremos?

Lo ocurrido tras la presentación de la moción de censura en la Región es de una gravedad extrema. Nuestra democracia se sustenta en un sistema representativo que la Constitución Española otorga a los partidos políticos. Por mi parte, sería absurdo y tramposo pensar que soy diputado en la Asamblea Regional porque los electores me han votado, cuando a quien votaron fue al PSOE.

Si tenemos claro esto, empezaremos a entender la gravedad de lo que está pasando. Isabel Franco, Francisco Álvarez y Valle Miguélez se están otorgando una representación y un mandato que no tienen, que nunca tuvieron porque a quien votaron los electores fue a su partido, Ciudadanos. Por tanto, no es a ellos, sino a su partido, a quien le compete tomar decisiones de este calado.