Me encuentro en plena redacción de este artículo de opinión, cuando me entero de que Uber tendrá que dejar de operar en España. La controvertida plataforma, que ofrece a conductores particulares y usuarios de transporte urbano la posibilidad de conectarse para que los primeros ofrezcan servicio a los segundos a través de internet, ha llegado a su fin en nuestro país, al menos de momento. Los taxistas han puesto el grito en el cielo en varias ocasiones y han pedido la colaboración del Gobierno por competencia desleal. Finalmente, ha sido el Tribunal Superior de Justicia de Madrid quien ha ordenado a la empresa californiana que cese en su actividad en todo el territorio nacional.
En este mundo globalizado y digitalizado es fácil buscarse la vida, y eso es, precisamente, lo que indigna a los distribuidores y profesionales. Vamos a detenernos hoy en las páginas de enlaces y, concretamente, en los consumidores de series on line.
Hace dos años, el cierre de Megaupload nos dejó desamparados. Habían surgido ya otras páginas con espíritu de red social que continuarían saciando nuestra sed de series. Me refiero a Series.ly que, tras el cierre cautelar de Seriespepito y Películaspepito y la espantada de Magnovideo, se ha apresurado a decir que retirará todos los enlaces de los cuales no puedan asegurar al 100% que tienen derechos sobre los contenidos, para cumplir la ley.
Dejando claro que en el ánimo de la mayoría de seriéfilos no está la piratería, nos preguntamos qué será lo próximo, cuando el 1 de enero entre en vigor la nueva ley de Propiedad Intelectual. Y es que los nuevos tiempos requieren de nuevas fórmulas. Me he tomado la libertad de hacer una pequeña encuesta entre algunos usuarios de estas páginas de enlaces para saber cuál es su percepción del asunto. Les he preguntado por qué hacen uso de ellas y cuál es su intención y todos coinciden en señalar que están dispuestos a pagar una cantidad razonable por seguir viendo sus series favoritas sin tener que esperar.
Francamente, creo que éste es el quid de la cuestión. Poder acceder al último capítulo de tu serie favorita sólo unas horas después de que se haya emitido en el país de origen es a lo que los usuarios no quieren renunciar. Asimismo, tener la serie en versión original es otra de las cosas que más valoran. A estas alturas la gente quiere conocer la voz original de los actores y escudriñar sus aptitudes interpretativas sin tener que rendirse al doblaje. Es otro de los asuntos a los que no se quiere hacer frente, pero que será imprescindible abordar de aquí a nada.
Por tanto, dejar a una comunidad nada despreciable huérfana no es la solución. Lo de “a grandes problemas grandes remedios” no parece nada práctico. Lo mejor es prohibir y después ya afrontaremos el asunto cuando surjan nuevas fórmulas. Porque eso es lo que va a pasar, surgirán nuevas plataformas en la red para que podamos seguir disfrutando de nuestro hobby a cualquier hora y en cualquier lugar.
Los jóvenes no ven la televisión, cada vez menos. Y los que no somos tan jóvenes priorizamos nuestras horas de ficción eligiendo lo que vemos y cuándo lo vemos. Algunos, a pesar de los tiempos que corren, hasta seguimos yendo al cine con precios abusivos. Nos compramos el pack de la serie de turno en Blu-Ray o DVD cuando sale al mercado a un precio desorbitado, pagamos religiosamente la mensualidad de la tv por satélite y nos bajamos la 'app' de turno para disfrutar de series a la carta, pero también queremos tener la posibilidad de ver contenidos que aún no han llegado a España o que nunca llegarán.
¿Ese es nuestro delito, tener curiosidad por cosas que, si por algunos fuera, nunca estarían a nuestro alcance? Pues precisamente esa es una de las grandezas de internet: poner a disposición de todos lo que antes sólo estaba al alcance de unos pocos.