13 mujeres asesinadas en 28 días y un caso más que se encuentra bajo investigación policial. Y aún se niega la violencia machista. La violencia de género existe, aunque sea negada una y otra vez por los partidos de derechas que capitalizan el descontento del patriarcado al ver peligrar su cuota de poder ante el avance del feminismo. Según preocupantes datos suministrados por la Fundación FAD de Juventud, aumenta el número de jóvenes varones que niegan la existencia de una violencia específica contra las mujere. Como si este tipo de violencia fuera una entelequia o un unicornio o las predicciones de Nostradamus.
Porque si la violencia de género no existe, ¿cómo explicamos entonces la muerte a manos de sus maridos o novios de esa barbaridad de mujeres durante este pasado mes de diciembre? Iba a rematar la frase anterior con “un mes para olvidar”, pero menudo favor les estaríamos haciendo a las mujeres víctimas de tanto ensañamiento, de tanta brutalidad, de tanto dolor. La negación y el olvido también son culpables de esas muertes. Y, muy especialmente, la negación como parte del discurso político de la derecha y la ultraderecha, que cierra CAVIS y deja sin recursos los planes de igualdad y la lucha contra la violencia de género.
Porque han muerto trece mujeres en un mes, una detrás de otra, con nombres y apellidos, con hijos e hijas, con familiares. Y como la violencia no se presenta de repente, podemos imaginar que han muerto después de un largo calvario de golpes, insultos y vejaciones. Este es el mapa del horror:
En Mazarrón una mujer ha sido asesinada de un golpe en la cabeza; en Granada una joven ha sido tiroteada en presencia de sus hijos menores de edad; en Madrid un hombre ha dejado agonizar a su esposa, enferma de esclerosis múltiple, durante cinco días; en Albacete el cadáver de una mujer ha sido hallado en el interior de una casa calcinada; en Madrid un hombre ha apuñalado a la hija de su expareja; en Lleida se ha encontrado el cadáver de una mujer en un trastero; en Zaragoza un hombre ha asesinado a golpes a su mujer; en Soria se alertó de un incendio y dentro de la casa se halló una mujer cuya autopsia reveló que había muerto de forma violenta; en Asturias una mujer de 32 años ha sido asesinada por su marido; en Sevilla una mujer ha sido apuñalada por su expareja; en Barcelona otra mujer, en este caso de 81 años, ha sido asesinada por su esposo; en Bilbao un hombre ha apuñalado a su pareja sentimental; en Madrid un hombre ha asesinado a su mujer embarazada de nueve meses, provocando también la muerte del bebé; en Benidorm una joven ha sido lanzada al vacío por su pareja.
No hay fronteras geográficas ni sociales, el machismo es lo más transversal que existe, afecta por igual a todas las regiones y a todas las capas sociales. Hay sin embargo un cierto patrón temporal y es que, durante los periodos festivos y vacacionales, cuando la rutina se altera, la violencia se dispara. Son momentos de mayor interacción social, de reuniones con familiares y amigos que tienden a quebrar el régimen de aislamiento en que los agresores suelen mantener a sus víctimas, provocando su frustración y sus instintos violentos. Hemos vivido esta Navidad post pandemia quizás con una mayor ansiedad y alegría por reencontrarnos con los demás, fuera de nuestra burbuja familiar, lo que ha podido ser un factor para este pico de violencia.
Cómo seguir negando la evidencia cuando esta deja un rastro de sangre, dolor, pérdida y vacío. Es innegable que existe una violencia específica en contra de las mujeres por el mero hecho de ser mujeres. Una violencia que hay que combatir con medidas específicas, con presupuestos, con educación y con conciencia. Para que no volvamos a repetir otro diciembre (o enero o febrero…) sangriento. Para que acabe de una buena vez esta persecución insoportable.
13 mujeres asesinadas en 28 días y un caso más que se encuentra bajo investigación policial. Y aún se niega la violencia machista. La violencia de género existe, aunque sea negada una y otra vez por los partidos de derechas que capitalizan el descontento del patriarcado al ver peligrar su cuota de poder ante el avance del feminismo. Según preocupantes datos suministrados por la Fundación FAD de Juventud, aumenta el número de jóvenes varones que niegan la existencia de una violencia específica contra las mujere. Como si este tipo de violencia fuera una entelequia o un unicornio o las predicciones de Nostradamus.
Porque si la violencia de género no existe, ¿cómo explicamos entonces la muerte a manos de sus maridos o novios de esa barbaridad de mujeres durante este pasado mes de diciembre? Iba a rematar la frase anterior con “un mes para olvidar”, pero menudo favor les estaríamos haciendo a las mujeres víctimas de tanto ensañamiento, de tanta brutalidad, de tanto dolor. La negación y el olvido también son culpables de esas muertes. Y, muy especialmente, la negación como parte del discurso político de la derecha y la ultraderecha, que cierra CAVIS y deja sin recursos los planes de igualdad y la lucha contra la violencia de género.