Tras la publicación del manifiesto “Podemos en movimiento”, una llamada a construir un Podemos democrático y de ruptura, por parte de un sector amplio del que forma parte Anticapitalistas, se ha desencadenado la activación del Congreso Estatal de Podemos denominado Vistalegre II.
Pablo Iglesias se ha apresurado a anunciar fechas y procedimientos sin esperar a una reunión del Consejo Ciudadano Estatal (órgano de dirección política estatal), a lo que ha seguido la publicación de otro manifiesto del sector ligado a Iñigo Errejón con una serie de cuestiones procedimentales que no iban en sintonía con lo anunciado por el Secretario General. Siendo así, el periodo congresual, donde debe primar la confrontación democrática de propuestas políticas, ha comenzado con un debate de formas.
Tengo que decir que aquellos que hemos estado defendiendo desde el minuto cero un Podemos plural, democrático, donde haya una representación proporcional en los órganos, oponiéndonos a las listas plancha y los sellos de calidad; nos alegramos que ahora cuestiones en torno a la pluralidad y la democracia interna sean asumidas por el resto de sectores dentro de Podemos, al menos de palabra, y que el tono sea efectivamente otro. Se agradece.
Por otro lado tenemos que lamentar que estas llamadas a la democracia y pluralidad interna no se acompañen de una práctica política concreta. Es un clamor desde hace bastante tiempo que debemos ir a un sistema de voto proporcional, y sin embargo Pablo Iglesias y Pablo Echenique nos proponen un sistema de votación mayoritario, DesBorda, que si se aplicase a las últimas elecciones generales el PP estaría gobernado con mayoría absoluta. No parece lógico que aquello que exigimos hacia afuera no lo apliquemos hacia dentro. Por otro lado también es una petición amplia superar los personalismos, y nos encontramos con que la iniciativa de Iñigo Errejón, que dice combatirlos con sus propuestas de sistema de votación, nos lleva a una última votación separada solamente de caras.
Así, una propuesta intermedia como la de “Podemos en movimiento”, que viene a plantear un sistema de votación proporcional y de listas abiertas (Dowdall, ensayado con éxito en Ahora Madrid y En Marea), y una asociación del proyecto político junto a las personas que lo defienden en una misma votación (separando la votación del documento organizativo); no se asume y se entra en un debate público de procedimientos que no entiende casi nadie y que no interesa a nadie más que las personas que están muy implicadas en Podemos.
Aunque el sistema de votación tiene su importancia política, se está dando la sensación de una lucha de poder que no está sostenida por diferencias en cuestiones políticas de fondo, y esto no es real, porque estas diferencias entre sectores de Podemos sí que existen, y deben ser resueltas mediante un debate democrático sano y leal. Éstas aparecen a la hora de analizar la realidad y en el planteamiento de cuáles son las propuestas y las estrategias para cambiarla.
Cabe decir que la situación es realmente difícil, la capitulación del gobierno griego de Tsipras pone en evidencia que las autoridades del euro no están dispuestas a ceder lo más mínimo en su línea austeritaria. En boca del griego Costas Lapavitsas que formaba parte del Comité Central de Syriza: «Draghi te llama el viernes y te dice que tienes hasta el lunes o cierra el grifo».
No necesitamos solamente un Podemos democrático y plural, además necesitamos un Podemos valiente a la hora de plantear propuestas programáticas que ayuden a solucionar los problemas reales y terriblemente dolorosos que sufren las capas populares, propuestas que nos colocarán en frente de los intereses de las oligarquías europeas y estatales.
El programa que ilusionó y dio el pistoletazo de salida a Podemos fue el de las Europeas, el mas participado por la gente de los que se han hecho. Bajo la estrategia de la “máquina de guerra electoral” posterior, teorizada por Iñigo Errejón y aceptada por Pablo Iglesias, este programa se ha ido moderando con un objetivo meramente gobernista, esto es, tocar poder como sea y lo más rápido posible, en una dinámica de catch-all party y continuos giros ideológicos y discursivos.
Aquellos y aquellas que defendimos propuestas democratizadoras y plurales para Podemos en el Vistalegre I que ahora parecen asumidas por el resto, defendemos también que se recuperen propuestas programáticas como la auditoría ciudadana de la deuda con impago de la que se considere ilegítima, impuesto a las transacciones internacionales y control del movimiento de capitales, fiscalidad progresiva, banca pública, intervención en el sector eléctrico para acabar con los cortes de luz; por citar algunas.
Pero si el “qué programa” es importante, lo es también el “cómo llevarlo a cabo”, y aquí quizá encontramos las mayores diferencias. El “cómo” tiene que ver con el significado de “ganar”. La estrategia inaugurada en Vistalegre I por Iglesias y Errejón apostaba casi todo a llegar lo más rápido posible al Gobierno, un recambio de élites que permitiera gestionar las instituciones actuales desde otra perspectiva creando la falsa ilusión que basta con gobernar para transformar la sociedad. Sin embargo la experiencia acumulada durante estos años de estrategia electoral nos dice que los marcos de las instituciones son estrechos. Gobernar es una parte de ganar, pero ganar tiene más que ver con tener la capacidad política y social de llevar a cabo transformaciones profundas en la sociedad de forma que nadie tenga que sufrir por motivos socio-económicos.
Para ganar en el sentido social es necesario un dispositivo político-electoral amplio y unitario, pero a la vez tener a la sociedad organizada en barrios y centros de trabajo estableciendo resistencias y solidaridades que ayuden a aguantar los chantajes oligárquicos autóctonos y europeos a los que nos veremos sometidos. Esta construcción popular y unitaria, que debe hacerse contando con otros actores que están en el campo del cambio, es fundamental para tener la capacidad de poner en práctica las propuestas antes mencionadas.
Siempre hemos defendido y seguimos haciendo, en Anticapitalistas y ahora en “Podemos en movimiento”, un Podemos partido-movimiento que actúe en las instituciones representando a un sociedad que se resiste a la pobreza y la precariedad, pero que también y sobre todo construya organización popular en barrios y centros de trabajo. Un Podemos cuyo horizonte estratégico sea la apertura de procesos constituyentes que permitan cambiarlo todo, y no solamente el lavado cosmético constitucional que planean los partidos del régimen del ‘78, PP y PSOE principalmente, para qué en realidad nada cambie. Esta es la propuesta que se está poniendo encima de la mesa, entre otras, y sobre la cuál, superados los debates procedimentales, se tendrá que debatir.
Parece que el inicio de Vistalegre II no ha sido el mejor de los posibles. Esperemos que a partir de ahora podamos abrir un debate público entre los diferentes sectores sobre estas cuestiones que al fin y al cabo son las que realmente importan a la sociedad: qué propuestas, cómo las vamos a llevar a cabo y cuál es el horizonte estratégico de transformación de la sociedad en una más justa e igualitaria.
*Pedro Luis López es Consejero Ciudadano Autonómico de Podemos en la Región de Murcia y miembro de Anticapitalistas