Algunos, muy pocos, ya anunciamos hace dos años que el Aeropuerto de Corvera no mejoraría los datos de San Javier ni de lejos. Me tacharon de antimurcianista y agorero. No porque fuéramos adivinos ni más listos que los demás, al contrario, sólo un mentiroso -o peor aún- un incompetente o un tonto podrían vaticinar que Corvera se convertiría en un aeropuerto con millones de pasajeros aterrizando en medio de la nada.
Algunos incluso se olvidaron de que San Javier fue anunciado como 'Alicante Sur' y muchos se sintieron ofendidos cuando en realidad nos estaban poniendo frente a un espejo.
Ya ha pasado casi un año desde que el Rey Felipe VI inaugurara una infraestructura que durante años fue diana de muchas críticas y que se puso de ejemplo de incapacidad y mala gestión pública. Y lo peor de todo, con un coste para las arcas públicas que hoy seguimos pagando ¿Cuántas cosas se podrían haber hecho por el turismo de calidad con el dinero público despilfarrado en esta infraestructura?
Mientras esto ocurría el Aeropuerto de San Javier era premiado tras recibir también una gran inversión de dinero público en una segunda pista. El resultado final fue que incluso el Gobierno regional volvió a la única política que conoce, dar dinero al gremio de taxistas de San Javier por los daños causados.
Pero el gran problema de Corvera aún está por llegar, pues uno de sus puntos fuertes para atraer turismo de masas era el Mar Menor. Y por desgracia para la Región, la Laguna salada no sólo ha dejado de ser un atractivo turístico único sino que se ha convertido en un lastre para el propio futuro del aeropuerto. Lo peor que le puede pasar a la Región sería normalizar el desgobierno actual.
Si PP, Ciudadanos y Vox deciden enrocarse en la inmadurez, la incompetencia y la descoordinación del Ejecutivo -donde las descalificaciones y las peticiones de dimisión entre ellos se asumen como algo propio de un pacto novedoso- todo ello rociado con la radicalidad de Vox, el resultado final será desastroso para el conjunto de la sociedad murciana. Sería bueno que alguien tomara la más mínima iniciativa, llevamos demasiado tiempo en el fango y en el barro.