Alex Marín, músico: “La canción dice 'enséñame a hablar contigo', soy yo el que tengo que aprender de mi hijo autista”
“Un pequeño extraterrestre ha tomado nuestra tierra. Adora el viento, las canciones, las galletas”. Se llama Perico, y en realidad es un niño de seis años con Trastorno del Espectro Autista (TEA). Como él, 450.000 personas en España son autistas, según cálculos a partir de un estudio de Autismo Europa. Su padre, Alex Marín, un terrícola vocalista del grupo Coversión, le ha escrito una canción para relatar la vida de Perico en nuestro planeta: “Cuentan expertos que en el planeta TEA no se miran a los ojos, pero tocan las estrellas”, documenta en este tema. Una auténtica carta de amor a su hijo que llegó a la televisión el pasado sábado, donde recibió el visto bueno de los jueces de Got Talent.
Esta canción se la dedicas a tu hijo con autismo, ¿cómo surgió la idea?
Antes había hecho canciones de temática social para el grupo, o el típico tema que le haces a tu novia. Es cierto que ya le hice una cuando nació, pero tras su diagnóstico me pareció bien hacer una canción que hablara un poco de lo que sentimos como padres por él y de lo que él debe estar sintiendo con la gente, con nosotros y con su entorno.
¿Por qué la metáfora del extraterrestre?
Cuando se trata de niños autistas, no hay dos iguales. Pero en el caso de Perico y la mayoría de ellos tienen un problema con la comunicación, el canal de comunicación lo tienen un poco escondido. En su caso, mi hijo no habla nada. Él no nos llama ni papá ni mamá, no se dirige a nosotros. Por eso se me ocurrió la idea de un extraterrestre que ha venido a la Tierra y que de repente se enfrenta a un montón de seres humanos con los que no es capaz de comunicarse.
¿Es un nombre que surgió en casa?
Cuando el niño tenía un añito y poco, le gustaba mucho la música, siempre estaba canturreando canciones que nos gustaban a nosotros o las típicas de los dibujos animados. Él cantaba y cantaba, pero no llegaba a comunicarse con nosotros. Antes de saber nada del diagnóstico recuerdo que su madre siempre decía que era el pequeño extraterrestre cantor.
Ya que mencionas a su madre, ¿participó ella a la hora de componerla?
La letra la compartí bastante con Inma, mi pareja. Inicialmente en la canción decía mucho la frase “me gustaría poder hablar contigo”. Pero Inma es más lista que yo, más artista. Me propuso darle a vuelta un poco, que no sea él el que no se hace entender, sino que el problema lo tenemos nosotros, que no entendemos. Así que en vez de decir “me gustaría poder hablar contigo”, la canción dice “enséñame a hablar contigo”, soy yo el que tiene que aprender de Perico.
La canción es muy positiva y vital, ¿siempre fue así?
Cuando empecé a hacer la canción fue desde el dolor. Pensaba en la angustia que le puede producir no hacerse entender, en el estado de ánimo que teníamos su madre y yo, pero me empecé a preguntar por qué tenía que centrarme en esa sensación de vértigo, y recordé que le decíamos pequeño terrestre. Al final fui cambiando cositas y decidí hacerla más feliz, más positiva.
¿Cuál fue la acogida inicial del resto de miembros del grupo?
Componemos tres en el grupo, les gustó bastante la idea de la canción. Conocían la historia de Perico perfectamente, al final cuando vas a los ensayos todos hacemos un poco de terapia, ponemos nuestras tristezas encima de la mesa. Las canciones las hago en casa, pero luego las llevo al ensayo y las voy cambiando con los compañeros. Con esta decidimos darle un poco más de tempo, hacerla más rápida. Le dimos un sonido rock, antes era más acústica.
El tema lo publicasteis en enero, y ahora ha salido en la televisión a nivel nacional
La canción la compartieron muchas asociaciones dedicadas al autismo el 2 de abril, el Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo. Es rara la familia que no tiene un caso de niños o adultos con TEA, por lo que llegó a mucha gente. Hasta que un día me llamaron los de Got Talent, la verdad es que pensaba que era una broma. Ahora que se está escuchando, lo que más me motiva es que la gente abra los ojos. Que entiendan que es una realidad que está ahí, que por la calle no miren raro a tu hijo si mete la mano los gusanitos de otro o si alguien le pregunta cómo se llama y no contesta. Si la persona que tenía los ojos vendados se quita esa venda, me doy por satisfecho.
La gente cada vez está más concienciada, ¿qué hay de las instituciones públicas?
El año pasado nos lo pasamos partiéndonos la cara con la Consejería murciana de Educación, los doce meses del año. Desde que el niño tuvo el diagnóstico con dos años nos hemos encontrado trabas por todos lados. En principio, nos decían que el niño tenía que ir a un colegio de fuera de su pedanía, porque necesita un Auxiliar Técnico Educativo (ATE), y donde nosotros vivimos al principio no había. Mi mujer es pedagoga, y ella sabía que el niño donde mejor iba a estar es en el colegio de su pueblo para que tuviera el mismo entorno en el colegio que en la calle. Así los niños en el parque le iban a conocer, le iban a respetar.
¿Cómo respondió la Consejería?
Al principio nosotros renunciamos al ATE, dijimos que irían los abuelos si el niño necesitaba un cambio de pañal, pero que el niño se iba a quedar en el pueblo. Con la plataforma Ningún Niño Sin ATE estuvimos haciendo manifestaciones por Murcia y en las puertas de los colegios antes de empezar las clases. La Consejería se negaba a darnos asistencia porque el colegio era del extrarradio, han sido cinco años de trabas a cada paso. Este año tenemos ATE y aula abierta porque lo hemos peleado mucho. Fue gracioso cuando decidieron darnos la noticia, el día antes de las elecciones regionales.
¿Denuncias esta clase de injusticias en vuestras canciones?
Vamos a grabar Estricnina y miel, que habla precisamente de del alimento que nos dan los políticos para que les votemos, del veneno edulcorado. Por ejemplo, todos los partidos que salieron a decir que se estaban partiendo la cara por mi hijo cuando en realidad se la suda, lo único que querían es su trono.
También tenemos una canción que se llama Aylan, que habla del niño este que apareció ahogado en la costa de Turquía. Es una foto que dio la vuelta al mundo, que motivó la fundación de la ONG Open Arms, que rescata a personas en el Mediterráneo.
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