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Ana María Valencia, docente: “El alumnado no sabe que hubo más de 400 murcianos presos en las cárceles nazis”

Ana María Valencia (1961, Madrid) es profesora de secundaria en el Instituto de Educación Secundaria Los Albares de Cieza. Amante del mundo de la enseñanza y comprometida con que la historia forme parte de la juventud, la docente ha puesto en marcha el I Concurso sobre relatos y ensayos sobre Memoria Histórica: 'Nuestro futuro es nuestra Historia'. Un concurso que forma parte de las VII Jornadas 'Una Educación para el siglo XXI. Miradas desde las Artes y las Ciencias', impulsadas por la Asociación Asociación Futuro de la Educación de la Región de Murcia (AFEREM) y en colaboración con la Universidad de Murcia (UMU) y la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT)

El concurso, que está destinado a los más jóvenes, tiene el objetivo de “promover el conocimiento del pasado más reciente y situar a la Memoria Histórica como eje de vertebración e inspiración social para llegar a una sociedad más justa y democrática”, tal y como señalan desde la asociación. 

Para participar es necesario que se presenten trabajos que aborden temas relacionados con la memoria histórica democrática o sus protagonistas, comprendidos entre el periodo de la dictadura de Primo de Rivera (1923-1930) y la promulgación de la Constitución de 1978. Se distinguirán tres categorías principales: el alumnado de secundaria, el alumnado universitario y los jóvenes menores de 35 años. Los trabajos mejor valorados por el jurado serán recompensados con dos premios que se establecerán por categoría: un primer premio dotado por 400 euros y un segundo premio de 250 euros. 

Hablamos con la precursora del concurso para que nos de detalles sobre el mismo y sobre cuestiones relacionadas con la memoria histórica en la Región.

¿Con qué fin nace el concurso 'Nuestro futuro es nuestra historia'?

Con el objetivo de darle participación a la juventud como ciudadanos de pleno derecho. Lo que se pretende con este concurso es fomentar entre los jóvenes el conocimiento de su pasado más reciente. Nuestro futuro es nuestra historia, por tanto, no podremos construir nunca nada de valor si no sentimos el peso de nuestro pasado. Esta idea es la que queremos transmitir a los jóvenes.

¿Por qué es tan importante la colaboración de las universidades (UMU y UPCT) en el proyecto?

La universidad es la institución social que representa la cima más alta del conocimiento dentro de una sociedad. La difusión del saber fuera de las aulas se queda muy pobre, no termina de calar en la sociedad porque no hay suficientes vías para ello. Estamos muy contentos con esta colaboración porque esperamos que la sociedad asuma y comprenda esos conocimientos que la universidad genera. Tenemos que contribuir a crear mecanismos de cohesión entre las instituciones educativas y la ciudadanía, y este concurso es un paso para ello.

¿Por qué cree que es importante que los más jóvenes tengan presente la memoria histórica de la Región de Murcia?

A los jóvenes hay que alimentarlos, hay que formarlos y hay que darles herramientas para que puedan vivir en una sociedad como la nuestra. Sabemos que el alumnado tiene mucho interés por la cuestión judía, los nazis, etc., pero si les preguntamos si saben que hubo más de 400 murcianos presos en las cárceles nazis no tienen ni idea. Es muy importante que los más jóvenes conozcan la cara amarga de nuestra historia más cercana. Tienen que conocer que posiblemente muchos de sus abuelos o bisabuelos murieron en la cárcel, que fueron represaliados, que fueron sometidos a un control social muy grande porque si no saben de dónde vienen no van a poder saber hacia dónde ir.

¿Cree que la gente suprime ciertos aspectos de esa memoria colectiva?

Absolutamente. La sociedad se ha construido en base al olvido, pero debemos cambiar esto para ser una comunidad más sana. Hay que asumir también las partes de la historia que no nos gustan. No podemos mostrarles a los jóvenes una historia que no existe, no podemos omitir las partes que no nos gusten. 

¿Cree que debería darse más importancia desde los centros educativos más atención a esta cuestión de la memoria histórica?

Por supuesto, el problema es que los centros educativos tienen una autonomía relativa. Todos estamos enormemente condicionados por el currículum oficial de la Región, por los estándares educativos, por los resultados condicionantes... A día de hoy, seguimos estando en una situación en la que el franquismo tiene mucha pervivencia y esto sigue condicionando el sistema educativo y también, en algunos casos, la autocensura del profesorado, que no se atreve a abordar estos temas.

En la Región son muchos los lugares donde predomina la memoria histórica, ¿cree que desde las instituciones se está llevando a cabo el cuidado de la misma?

No soy una experta en este tema, pero a simple vista es evidente que no. Siempre hay buenas excusas para no abordar el tema. Por parte de la población hay un desconocimiento enorme sobre memoria histórica y, en esto, las instituciones también tienen su culpa. La concepción de la ciudadanía en la participación de la historia es disfrazarse de algún personaje histórico para hacer una fiesta y en eso no debe basarse el saber (...) La ley de Memoria Histórica está para cumplirla, no para esquivarla. Además, necesita un impulso económico para que se continúe investigando.

¿Qué opinión le merece el proyecto del alcalde de Murcia, José Ballesta, de convertir la emblemática cárcel vieja en un centro cultural y lugar de encuentro ciudadano?

La historia es vida y en ella también hay una parte que está marcada por la tristeza. Hay mucha gente que prefiere no ver que hubo una cárcel, pero la realidad es que allí sufrió muchísima gente. Que el nuevo espacio promueva el encuentro ciudadano está muy bien, pero para eso ¿no hay ya otros lugares? ¿Qué calificación moral merece una sociedad que olvida el sacrificio y el sufrimiento de los demás?

Entiendo que la ciudad de Murcia tiene que ser alegre, pero la alegría está en la satisfacción que uno experimenta cuando agradece todo lo que se ha hecho por nosotros.

Entonces… si estuviese en sus manos, ¿en qué convertiría este lugar?

La cárcel vieja debe ser un lugar de rescate de esta memoria democrática porque allí estuvo muchísima gente que luchó y que murió por traer democracia y libertad.