Un mural en Cartagena homenajea a seis mujeres gitanas emblemáticas
Las artistas Trinidad Reyerta y Noelia Muriana se han unido para crear un mural en conmoración al Día de la Resistencia Romaní, que recuerda la resistencia del pueblo romaní en Auschwitz II durante la Segunda Guerra Mundial: “Este mural visibiliza la resistencia del pueblo gitano ante el intento de exterminio del nazismo y la memoria de mujeres gitanas que rompen con los estereotipos que desde el racismo se proyecta sobre ellas por parte de la sociedad mayoritaria”, explica Muriana.
“La Resistencia Gitana es un hecho vivo y real. Son muchos los nombres de las mujeres y los hombres gitanos silenciados por la Historia oficial. Que no se haya estudiado es significativo y pone de manifiesto que la voz de la mujer gitana sigue soterrada pese a sus grandes esfuerzos por crear un eco”, continúa la coautora. La obra se encuentra ubicada en Cartagena, en la calle Pedro Martín Zemeño.
Ambas artistas han plasmado a mujeres célebres gitanas que el antigitanismo y el patriarcado han invisibilizado: “Generaciones y generaciones de mujeres gitanas que han aportado saber, arte, música, pintura, poesía, estrategia, matemáticas, cante, baile y feminismo, mucho feminismo, incluso cuando este concepto no existía”, explican las autoras.
En el muro central se observa una narrativa visual donde plasma el sufrimiento y el dolor del porraimos -holocausto gitano- dentro de la Segunda Guerra Mundial donde se exterminó a 3/4 partes de la población gitana en Europa. Metáfora de lo que allí ocurrió, está representado un vagón y su vía rodeando toda la parte central, donde les trasladaban con mentiras y miedos a los campos de concentración.
Las rosas, hablan de la pérdida de vidas que hubo allí, en el centro de estas zona una tijera en la que se lee talí, que en romaní significa libertad.
Por último en el centro está representada e la rueda gitana, con el brazo de una gitana con su puño levantado rodeada de fuego, siendo así este el elemento de resistencia y orgullo para nuestra cultura que siglos de opresión y persecución no la achica.
Ceija Stojka
Pintora y escritora. Ceija solo tenía 11 años cuando la llevaron a Auschwitz, en sus pinturas cuenta diferentes momentos, como aquel en el que tuvo que desvestirse y mientras los nazis no apartaban la mirada o estuvo a punto de entrar en cámaras de gas. Sobrevivió a tres campos de concentración. La publicación de su primer libro autobiográfico, 'Vivimos en aislamiento', fue en 1988.
Los recuerdos de Romni sacó a la luz cuestiones relativas a la persecución nazi de la población romaní de Austria. En 1992 publicó 'Los viajeros en este mundo' como una continuación del anterior. Continuó escribiendo y entre 1990 y 2012. Superó, además, el millar de dibujos y pinturas.
Bronisława Wajs, Papusza
Sobrevivió al Holocausto y se convirtió en la voz y en la memoria del Pueblo Gitano con su poesía. Cuando sus poemas tuvieron reconocimiento ella ya tenía 40 años, estaba casada y cuidaba de un niño que encontró entre cadáveres durante la guerra.
Lita Cabellut
Artista multidisciplinar española que trabaja con óleo sobre lienzo, dibujos en papel, escultura, fotografía, poesía, poemas visuales y vídeos. En 2015 entró en el ranking de los 500 artistas más cotizados del mundo de la revista especializada Artprice, que la situaba en el puesto 333 solo por detrás de los españoles Miquel Barceló y Juan Muñoz, convirtiéndose así en la artista española más cotizada.
Francisca Mendez Garrido.
Cantaora gitana, más conocida en el mundo artístico del cante flamenco, con el nombre de La Paquera de Jerez. La Paquera es una de las cantaoras más reconocidas, que comenzó su carrera artística grabando su primer disco en los años 50.
Miryam Amaya
Mujer trans represaliada por el franquismo y pionera del movimiento LGBTIQA+ en España. Participó en la primera manifestación por la disidencia sexual en el año 1978. Premio Plumas 2020 por su labor como activista en la defensa y visibilidad del colectivo LGTBI.
Carmen Amaya
Fue una estrella del baile fuera de nuestras fronteras y, especialmente, en Estados Unidos. Su estilo revolucionó el flamenco, al prestarle un aire y un gesto inimitables y desconocidos hasta entonces.
Carmen rompió estos esquemas ofreciendo un baile propio, en el que los gestos y marcajes no obedecían a figuras estéticas sino a las emociones que experimentaba la bailaora, la fuerza y libertad que primaban en cualidades reservadas hasta el momento para el hombre. Carmen Amaya fue primera bailaora en ponerse pantalones y salir a un escenario.
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