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Alberto Acosta, exministro ecuatoriano y activista

“La pasada consulta popular en mi país supone el triunfo de la sociedad civil, por primera vez en el planeta, para suprimir la extracción petrolera”

El pasado día 30, en el salón de actos del centro municipal García Alix, de Murcia, se celebró un acto de la campaña ‘Yasunicemos el Mundo’, avalada en España por Entrepueblos, que coordina la gira como aliada internacional de las organizaciones ecuatorianas Yasunidos, Acción Ecológica, Conaie y UDAPT, impulsoras de la consulta popular que ha logrado paralizar la extracción petrolera en una región de la selva amazónica ecuatoriana, el Yasuní.

En los meses de julio y agosto de 2023, Entrepueblos colaboró en la difusión de la campaña de Sí al Yasuní y en la sensibilización e información a la población ecuatoriana que vive en el Estado Español. La actual campaña, que tiene lugar dos meses después de la histórica victoria del SÍ en la citada consulta, busca avanzar solidariamente y a nivel internacional en la transición hacia un modelo ecosocial que proteja la vida y la Naturaleza.

La organización considera que “el resultado del referéndum del pasado 20 de agosto en ese país andino representa un importante logro de la democracia y de la voluntad popular frente a la poderosa industria petrolera”. Además, “señala el deseo de la ciudadanía de un cambio social y político que defienda los derechos humanos y el medio ambiente”

Durante el periplo por el Estado Español, tres personas de Ecuador directamente implicadas en la campaña darán visibilidad a un proceso de diez años que logró unir en torno a la defensa del Yasuní, el lugar de mayor biodiversidad del Planeta, a las organizaciones ecuatorianas y comunidades indígenas que lideraron la consulta. También, buscarán promover el apoyo internacional para que la consulta se haga efectiva en los plazos previstos por la Corte Constitucional ecuatoriana.

El acto de Murcia contó con la presencia del ciudadano ecuatoriano Alberto Acosta, exministro del presidente Rafael Correa, economista, activista y Juez del Tribunal Internacional de los Derechos de la Naturaleza, que estuvo acompañado en la mesa por María Teresa Vicente, promotora de la Iniciativa Legislativa Popular (ILP) del Mar Menor, profesora titular de Filosofía del Derecho y directora de la Cátedra de Derechos Humanos y de la Naturaleza de la Universidad de Murcia; por Pedro Luengo, portavoz y coordinador de Ecologistas en Acción de la Región de Murcia, y por Práxedes Muñoz, de Entrepueblos, que moderó la mesa.

El contexto de la consulta

La campaña ‘Salvar el Yasuní’ ha contado con la colaboración, durante una década, de un grupo de ambientalistas, los Yasunidos, y se conformó tras el giro experimentado en relación a la política petrolera de Ecuador por el entonces presidente Correa. Alberto Acosta recordó que el expresidente abordó en su día, como una política de Estado, la necesidad de proteger la vida de los pueblos indígenas, la diversidad y las reservas de agua dulce y la no emisión de gases de efecto invernadero, lo que le supuso el reconocimiento internacional, incluso del Bundestag alemán.

Ese proyecto, que intentaba evitar la explotación petrolera en el país, se pondría en marcha a cambio de una compensación de 3.600 millones de dólares por parte de la comunidad internacional. Pero la constatación de que sólo se habían recaudado 13 millones, apenas el 0,3% de lo esperado, llevó a Correa a afirmar que “no era caridad lo que pedíamos, era corresponsabilidad en la lucha contra el cambio climático. El mundo nos ha fallado”, por lo que reanudó la actividad extractivista petrolera.

A partir de ese momento, y como hemos avanzado arriba, la juventud dice ‘no’, se organiza en el colectivo ‘Yasuní’ y plantea la necesidad de que el pueblo se pronuncie, con una cierta labor obstruccionista del presidente Correa. Se consigue, no obstante, la convocatoria de la citada consulta popular el 5 de mayo de 2023, una lucha de ‘David contra Goliat’, según Acosta, en un contexto en que multitud de grupos interesados inician una campaña de terrorismo económico.

Un espacio de la Biosfera a salvo del extractivismo petrolero

No obstante, después de una década de lucha para salvar el Parque Nacional Yasuní, Ecuador decidió en esa consulta popular celebrada el pasado 20 de agosto, y con la adhesión del 58,9% de los 10,2 millones de ciudadanos que votaron, detener la explotación petrolera en el bloque 43 ITT. Se trata de un hecho histórico, por lo que significa para el movimiento medioambiental y por tratarse de la primera vez que se hace una consulta por iniciativa popular en este país latinoamericano. Con la victoria del sí, de acuerdo al dictamen de la Corte Constitucional, el Estado ecuatoriano dispondrá de 18 meses, desde la notificación de los resultados oficiales, para ejecutar los resultados de la consulta, se suspende la explotación petrolera actual y no se podrán firmar nuevos contratos para la extracción de este recurso.

El Parque Nacional Yasuní -ubicado en la Amazonía ecuatoriana, en las provincias de Napo y Orellana- fue declarado en 1989 como Reserva de la Biosfera, según nos aclaró Acosta. Es una de las zonas con mayor biodiversidad por metro cuadrado del planeta, según la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). En sus más de un millón de hectáreas alberga más de 300 especies de anfibios y reptiles, casi 400 tipos de mamíferos y 600 especies de aves. Además, es el hogar de los pueblos indígenas en aislamiento voluntario: los Tagaeri y Taromenane. Acosta nos aclaró que, tras la decisión adoptada por el pueblo ecuatoriano en esa consulta, procede ahora restaurar toda la zona, incluyendo el desmontaje de las instalaciones, por respeto a las comunidades indígenas que la pueblan.

Este político y activista, que en su día creía en las bondades del petróleo, uno de los mayores recursos exportadores de Ecuador que llegó a aportar hasta un 11-12% del PIB del país, o, lo que es lo mismo, el 35% de los ingresos de los Presupuestos Generales del Estado, nos dijo que su país padece la ‘maldición de la abundancia’, lo que propició una buena dosis de clientelismo en las relaciones sociales y corrupción y violencia como condición necesaria.

Enfatizó el hecho de que es la primera vez en el planeta que la sociedad civil plantea la supresión de la extracción petrolera, algo que puso en relación con la ILP del Mar Menor, con especial protagonismo ciudadano, actuaciones ambas que suponen una ‘democracia ecológica’ para poder hacer cosas ‘desde abajo’, pues “es necesario abrir espacios para otro tipo de hacer política”, otro tipo de sociedad, con colaboración Norte-Sur, para construir una Internacional Ecologista.

Precisamente, al día siguiente de esa charla, Alberto Acosta, acompañado de personas de Entrepueblos y de Ecologistas en Acción, giró una visita al Mar y a la Bahía de Portmán, donde pudo comprobar in situ el deterioro de estos espacios naturales por culpa, como en su país de origen, fundamentalmente también de la actividad extractivista minera.

Intervino a continuación en esa mesa de debate María Teresa Vicente, que dedicó gran parte de su intervención a la gestación y desarrollo de la ILP del Mar Menor, aprobada en las Cortes tras conseguir alcanzar más de 600.000 firmas populares, con sólo los votos en contra de tres diputados de Vox, por lo que en el acto del día 30, y en relación con esa ILP y el triunfo de la consulta sobre Yasuní, afirmó que “la Ciencia de Occidente y la cosmovisión indígena se han encontrado”.

Recalcó que esos pueblos indígenas del planeta, cuya cultura “no es nada primitiva”, han sido los maestros de este modelo alternativo que queremos desarrollar para otorgar derechos a la Madre Naturaleza, habida cuenta, afirmó, “que hasta este momento hemos venido cometiendo tres errores históricos: la relación con las poblaciones indígenas, la desigualdad de la mujer y nuestra relación con la Naturaleza”.

Y recordó que, en la Universidad, allá por los años 80, no había diferenciación entre derechos sociales y derechos ambientales, por lo que en la Facultad de Derecho se empezó a estudiar cómo dotar de personalidad jurídica al Mar Menor. En ese sentido, dijo que “la ILP, redactada desde la Constitución española y el Derecho occidental, ha abierto una brecha para que se entienda que los Derechos Humanos también tienen que ver con el medio ambiente”. Recordó que se ha designado el 22 de abril como el Día de la Madre Naturaleza, y que ya se ha iniciado el camino hacia la Asamblea de la Tierra, lograda en países como Brasil, Colombia, y también en nuestro país.

Por su parte, Pedro Luengo, expuso que también en la Región de Murcia, como en Ecuador, ha dejado su huella el extractivismo minero, a cargo del capital extranjero, impune durante la dictadura franquista con empresas esquilmadoras del territorio y con una explotación a cielo abierto que ha destruido el paisaje. Se centró, como era de esperar, en el desastre ambiental del Mar Menor y de la Bahía de Portmán, con una empresa, Peñarroya, que hasta los años ’90 del pasado siglo estuvo vertiendo estériles mineros a esa bahía, colmatándola.

Esa minería incontrolada, recordó, ha dejado un nefasto legado a las nuevas generaciones de la Sierra Minera, además de que, en su día, fue la causa de muchas enfermedades laborales.

Y, en sintonía con la reivindicación conseguida por el pueblo ecuatoriano en el Yasuní, Luengo recordó que “las luchas que cambian las cosas vienen desde abajo”.