Pilar Aguilar Carrasco considera que el feminismo “es de izquierdas porque lucha por la igualdad”. Oriunda de Siles, Jaén, emigró a París hace 46 años, tras ser puesta en libertad condicional por su lucha contra la dictadura franquista. Con 72 años a cuestas y un currículo de ensayista, investigadora, escritora y crítica de cine y televisión, recorre España presentando su libro 'Feminismo o barbarie' (La Moderna).
La obra busca, a través de un lenguaje pedagógico, enseñar y discutir sobre los principales elementos que componen el movimiento feminista que, en palabras de su autora, “se construye a través del debate”. Esta tarde estará en presentando el libro, compuesto de 25 artículos propios, dentro del ciclo 'Cartagena piensa', a las 20.00 horas en la Biblioteca Josefina Soria.
La sororidad, entendida como el apoyo entre las mujeres en un contexto de desigualdad por razón de sexo, es uno de los pilares centrales de Pilar a la hora de enarbolar el feminismo: “Debemos tener en cuenta que la sororidad no supone creer que somos divinas y los hombres unos malvados”. No obstante, señala directamente situaciones claras de discriminación de la mujer, por ejemplo, en las barreras de entradas que sufren para ingresar en la Real Academia de la Lengua Española, “¿qué tiene Reverte que no tenga Almudena Grandes? Ahí es cuando debemos manifestar nuestro desacuerdo”. Por otra parte, critica la posición de la expresidenta de Madrid, Cristina Cifuentes, cuando reclamaba apoyo feminista tras filtrarse su vídeo robando en un supermercado, “si se la agrediera por su condicón de mujer, la defendería. Pero no por delinquir”.
Aguilar Carrasco ve en la ley de cuotas una medida “justa” que ayuda a paliar la falta de mujeres en las esferas de “prestigio y poder”. De hecho, señala que las auténticas cuotas son las que permiten que los puestos importantes sean ocupados por un 90% de hombres: “Están tan enraizadas a nivel social y cultural que no somos capaces de detetecarlo”. Por esa razón ve en ellos un aliado necesario que debe “ser consciente de su posición y analizar si una situación de desigualdad es por una condición de su sexo”.
Sobre la mujer en contenidos audiovisuales, la autora cree que queda mucho por delante. “El machismo sigue presente tanto en el cine como en la televisión. Ambos son elementos poderosos y profundos a nivel emocional”. De hecho, ve una contradicción entre los valores que como sociedad se intentan transmitir, frente a los que se pueden ver en películas o series: “Intentamos educar en la igualdad y en la resolución pacífica de conflictos. Mientras tanto algunos directores siguen bromeando con violaciones”.
Por otra parte, reconoce que pese al machismo de las series, se ha abierto más el abanico porque “el pensamiento crítico reclama un espacio a nivel audiovisual, con relatos de nuevas realidades”.
Con respecto a la prostitución lo tiene claro, “hay que abolirla”. “Es un tema controvertido pero creo que la mayoría de las feministas abogamos por suprimirla”, defiende Pilar. En el libro enfatiza en lo que representa para la mujer comerciar con su cuerpo: “¿Para qué están las mujeres? ¿Para satisfacer a los hombres? ¿Todo se puede comprar y vender?” En este sentido, critica que si con 30 euros se puede acceder a una mujer, la violación se debería considerar un robo, pero su penalización cambiaría. “El neoliberalismo se nos cuela por todos lados”, lamenta la autora.
Pilar Aguilar señala que el feminismo avanza a través del debate pero que “no hay que dejarse enredar por discusiones inútiles. Debemos ahondar en los temas que afectan de forma esencial a la mujer”.