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El Supremo confirma 19 años de cárcel a un sargento de la Guardia Civil por violar y acosar a una subordinada

Agente de la Guardia Civil en una imagen de archivo

Alberto Pozas

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“No puedo más, me usas y me dejas como un trapo sucio, no puedo más. No vuelvas acercarte a mí en tu vida”. Durante cinco años, la unidad de la Guardia Civil encargada de atender a las víctimas de violencia de género en Molina de Segura fue testigo de un caso de violencia machista y sexual de un sargento a una subordinada. Cinco años de tocamientos, agresiones sexuales, comentarios sexuales y acoso del mando de este puesto de la Región de Murcia a una agente con quien había mantenido una relación de unos pocos meses. El Tribunal Supremo acaba de confirmar un total de 19 años de cárcel para él por delitos de violación, lesiones psíquicas y abuso de autoridad.

La Justicia declara probado en firme que el sargento y la agente iniciaron una relación a finales de 2010, cuando los dos trabajaban en el puesto de Molina de Segura en el área dependiente de la oficina de atención a las víctimas de violencia de género. La relación se acabó unos pocos meses después, pero el sargento empezó entonces una estrategia de hostigamiento para seguir manteniendo relaciones sexuales.

Escenas “a diario” de tocamientos no deseados, correos electrónicos no deseados de contenido vejatorio y sexual y, finalmente, violaciones. La primera en casa de la agente, a donde el sargento había ido sin ser invitado. Las siguientes en el propio cuartel, donde ella era la única mujer. “No te lo digo más, no te lo repito”, amenazaba cuando ella se negaba. Y si se resistía llegaban las represalias laborales: cambios de turnos y aumento de la carga de trabajo.

La agente fue explícita desde el principio en su negativa. “Me he tenido que ir al aseo a llorar. No puedo más, me usas y me dejas como un trapo sucio, no puedo más. No vuelvas acercarte a mí en tu vida”, le dijo por correo en una ocasión. Las contestaciones del condenado no abandonaban la violencia sexual: “Mañana quiero el coño limpio para poder comértelo demasiado bien”. Finalmente la víctima quedó embarazada y abortó extorsionada por el sargento: “No te lo repito más, vas a abortar ya, déjate de llantos”.

El maltrato y las violaciones se sucedieron con el paso de los años y las consecuencias también llegaron a la salud de la víctima. “Pasando de ser una mujer jovial y vital a alguien más retraída que va distanciándose de los compañeros”, describe la Justicia. Trastornos de alimentación. “El estado psicofísico se va deteriorando cada vez más, descuidando su aspecto, incluso su higiene personal, llegando a no cambiarse de ropa”, añade.

El Tribunal Supremo acaba de confirmar la condena que los tribunales militares impusieron a este sargento: un total de 19 años de prisión por un delito continuado de violación, otro de lesiones psíquicas graves y dos más de abuso de autoridad. Fueron, según los jueces, “relaciones sexuales con prevalimiento no consentidas y de abuso de autoridad, prolongadas en el tiempo”. Una incapacidad del 65% por el estrés postraumático.

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