Hasta 43 personas se quitaron la vida en Navarra el pasado año 2020. La cifra no varía sustancialmente de la registrada en 2019, cuando fueron 45 los suicidios consumados. Tampoco los 33 casos notificados en lo que va de año apunta hacia el temido aumento como consecuencia de la pandemia. No obstante, sí hay un dato relevante: según el Instituto Navarro de Medicina Legal, casi la mitad de quienes cometieron suicidio el pasado año –el 45%- no estaba siendo atendido por los recursos de Salud Mental. Unos recursos que, en el caso de la red infantil y juvenil, ya se encuentran saturados con un aumento de un 20% en la incidencia de nuevos pacientes.
“Es necesaria una mejor foto de la realidad y lograr mejores sistemas de información sobre la notificación de las causas de una muerte”, reconocía esta semana el director general de Salud del Gobierno de Navarra, Carlos Artundo. De hecho, el suicidio comprende también las tentativas y de ello no existen registros claros. Pero según lo ofrecido por el servicio de Urgencias, en el primer cuatrimestre de este año se ha notificado un intento de suicidio cada 48 horas y 15,3 cada mes. Supone, en concreto, 84 casos para un total de 69 pacientes distintos.
El Teléfono de la Esperanza de Navarra ayuda a arrojar luz sobre la cuestión. Según Alfonso Echávarri, coordinador de este recurso, el año pasado vieron aumentar en un 55% las llamadas con temática suicida, mientras que las referidas a una crisis en curso incrementaron hasta un 38% sobre las de 2019. Aunque aún es pronto para sacar conclusiones relativas a 2021, sí augura un aumento cercano al millar en el número general de llamadas recibidas. En concreto, hasta 2019 las peticiones de ayuda a este recurso rondaron las 12.000; el primer año de la pandemia superaron las 12.790 y a principios de septiembre de 2021 alcanzan ya las 10.140. “Es posible que este año superemos las 13.000 llamadas, un número muy significativo para una comunidad pequeña como Navarra”, sentencia.
Dentro de las 12.790 llamadas del pasado año, 407 presentaban ideación de suicidio, hasta 48 manifestaban una crisis y con un acto en curso fueron 14. Estas últimas, reconoce “son muy complicadas de gestionar aunque parezcan pocas. El propósito fundamental es que la persona permanezca con vida y para eso todos nuestros voluntarios cuentan con una formación constante y muy específica para gestionar la situación”.
Estamos viendo que se ha producido un incremento de la intensidad sintomática del malestar
Los recursos infantojuveniles, saturados
Prever lo que vaya a suceder a partir de ahora es complicado, expone el director gerente de Salud Mental del Servicio Navarro de Salud, Iñaki Arrizabalaga. Señala con preocupación el aumento de los nuevos casos que entran en la red de salud mental infantil y juvenil, con una incidencia de nuevos pacientes que ha incrementado en un 20% en 2021. Aunque no se traduce ello en mayor cantidad de ingresos hospitalarios. En su opinión, detrás de este hecho se encuentra las transformaciones en las relaciones interpersonales que ha generado la pandemia y el cambio en los estilos de vida. “Y eso ha repercutido generalmente más en la población joven que ha sufrido de modo particular las limitaciones en los contextos interpersonales”, abunda. “La disminución de las actividades agradables de la vida cotidiana como el deporte, el ocio, la cultura o los estudios presenciales está generando una situación de tensión. Estamos viendo que se ha producido un incremento de la intensidad sintomática del malestar. Hay más síntomas ansiosos, depresivos e irritabilidad. Ello unido a un incremento de la tensión, el consumo de alcohol, de cannabis, el abuso de pantallas, alteración del patrón alimentario, comportamientos agresivos y auto agresivos”, reflexiona.
Sobre un posible incremento en la tendencia suicida, Arrizabalaga considera: “Los datos en 2021 y hasta ahora no son concluyentes. Y tendremos que esperar. Lo que sí que creo es que tenemos que plantearnos soluciones globales. Esto ya es una realidad y un problema de tipo social, no sólo asistencial. Creo que hay que intervenir también en otras áreas, en otros departamentos para abordar la prevención”. Advierte en este sentido de un porcentaje de la población más vulnerable “desde el punto de vista social, con escasez de recursos económicos, problemas familiares o psicológicos previos” que les dificulta salir en mejores condiciones de la crisis económica generada por la pandemia.
Nos preocupa el aumento del discurso suicida por parte de la población joven vulnerable
En este sentido también se manifiestan desde el Teléfono de la Esperanza, donde observan con preocupación “el aumento del discurso suicida por parte de la población joven vulnerable”. Alfonso Echávarri matiza, no obstante, que en dicha vulnerabilidad como factor de riesgo para la conducta suicida entroncan múltiples variables, que van desde la existencia de psicopatologías previas, la biografía personal, condición socioeconómica, sexual o la vivencia del hecho migratorio. “Es un fenómeno complejo, que no tiene una causa única y por tanto no debe simplificarse”, puntualiza a la vez que advierte de la importante presencia del abuso del alcohol en los suicidios consumados.
Perfil de las personas que cometen suicidio
De las 43 personas que se quitaron la vida el pasado año en Navarra, 31 fueron hombres y 12 mujeres con una edad media comprendida entre los 45 y 55 años. En este sentido, la Comunidad foral presenta dos picos de aumento de tasas de suicidio: la década de 40-49 años tanto en hombres como en mujeres; y a partir de los 70 años en el caso de los hombres. Hasta el momento no se aprecia un cambio en el perfil de quienes que se quitaron la vida el año pasado y se mantiene parecido. Las características de la persona que marca el Teléfono de la Esperanza por ideación o crisis suicida responde, también, fundamentalmente a hombres. En opinión de su coordinador, detrás de ello se esconde una cuestión cultural y una mayor “inteligencia emocional por parte de las mujeres que las hace capaces de pedir ayuda a tiempo”.
Durante los meses del confinamiento los suicidios cometidos cayeron en picado hasta notificarse un total de 4. Pero la época más complicada llegó después, al registrarse en junio y julio un total de 16 muertes autoinfligidas, 8 cada mes. En este sentido, Adriana Goñi, jefa de servicio de Recursos Intermedios de la Gerencia de Salud Mental reconoce que, desde el 1 de enero de 2020, el Servicio Navarro de Salud tiene conocimiento a tiempo real de quienes consuman un suicidio en la Comunidad foral, con datos que van más allá de la edad o el sexo y permiten conocer cuáles estaban o no en tratamiento especializado. Una coordinación con los médicos forenses, asegura, que se produce en pocas comunidades autónomas.
Seguramente necesitaremos una trayectoria de cinco años para valorar si el suicidio incrementa con motivo de la pandemia
“Seguramente necesitaremos una trayectoria de cinco años para valorar si el suicidio incrementa con motivo de la pandemia”, aclara, ya que de momento no se aprecia ni un aumento en los suicidios consumados ni en las tentativas. “Pese a que el sistema para detectar los intentos no es muy fino”, puntualiza. Tampoco se aprecia una subida en la tasa de suicidio entre jóvenes en Navarra en los últimos años, y no alcanza ni el 1%. Con todo, reconoce la preocupación por el aumento de la incidencia en salud mental en la población general y considera necesario un refuerzo de los recursos en Atención Primaria para evitar la saturación de la red especializada.
El reto: la prevención
En 2014 el Gobierno foral impulsó una Comisión Interinstitucional de Coordinación para la prevención y atención de las conductas suicidas de Navarra (Napresui). Entre los objetivos se marca la elaboración de un plan concreto de actuación en Salud Mental, además de una guía de intervención policial.
Pretendemos divulgar aquellas prácticas que profesionales con mucha experiencia en la problemática suicida consideramos que es la mejor manera de actuar
Se trata esta ultima de un documento participado por Policía Foral, Guardia Civil y Policía Nacional. Según Eduardo Sainz de Murieta, jefe del área de investigación criminal de la Policía Foral, se trata de “un manual trata de homogeneizar las pautas de actuación ante diferentes situaciones en las que trabajan las policías en torno a la problemática del suicidio”. “Pretendemos divulgar aquellas prácticas que profesionales con mucha experiencia en la materia consideramos que es la mejor manera de actuar”, explica. Con este protocolo, añade, se busca “enganchar con la persona, ganar su confianza y conectar con ella a través de una serie de técnicas de comunicación para lograr que voluntariamente deponga de su actitud”. Sólo la Policía Foral suele aplicar dichas técnicas entre 10 y 12 veces al año en Navarra.
Con motivo de la conmemoración el 10 de septiembre del Día Mundial para la prevención del suicidio, la Comisión Interinsitucional ha lanzado la campaña ‘#Enlínea/#hitzegitekoprest que consiste en una página web con información, recursos y herramientas de interés desde distintas perspectivas con el fin de abordar la prevención, enseñar a detectar señales de alarma o gestionar el duelo.
*Recursos de interés:
Emergencias: 112
Teléfono de la Esperanza de Navarra: 948244040
Policía 948202920
Teléfono de Besarkada-Abrazo: 622 207 743
Página web: Besarkada-abrazo.org
Correo electrónico: Info@besarkada-abrazo.org