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El pasado 17 de diciembre otro antiguo alumno del colegio diocesano Nuestra Señora de El Puy de Estella denunció ante la Policía Foral que cuando era pequeño sufrió abusos sexuales a manos del que era director del centro, el sacerdote José San Julián, fallecido hace más de 25 años. Se trata pues del quinto denunciante de abusos sufridos por el primer director de este centro diocesano de Estella. Calculan desde la Asociación de Víctimas de abusos sexuales en centros religiosos de Navarra debió abusar de unos mil niños en los 15 años que fue director del colegio. Los cinco denunciantes tiene más o menos la misma edad, tres de ellos son de 1954, uno de 1953 y este último de 1950.
Su presidente, Jesús Zudaire cuenta a este periódico las dificultades que tuvieron para poder interponer esta quinta denuncia. Cuenta que el denunciante se puso en contacto con él para contarle que había sufrido abusos en manos de este sacerdote, el mismo que entre 1962 y 1968 abusó también de Jesús, y que quería entrar en la asociación. Jesús le dijo que para ello era necesario que fuera a poner una denuncia ante la Policía Foral, ya que la intención de esta asociación es presentar una denuncia canónica conjunta de todas las víctimas de abusos sexuales en centros religiosos que consigan reunir para explorar la vía eclesiástica, ya que por la vía penal no pueden recurrir al tratarse de casos prescritos y en la mayoría de ellos en los que el agresor ha fallecido. Para esa vía canónica la Iglesia, indican desde la asociación, les pedirá las denuncias ante la policía.
La sorpresa llegó cuando el denunciante acudió a la comisaría de la Policía Foral de Estella a presentar la denuncia y el policía que estaba allí se negó a recogérsela “porque no servía de nada una denuncia al tratarse de un caso prescrito”. Al día siguiente Jesús acudió con él de nuevo a la comisaría con los papeles de la asociación a explicarle al agente “que él no es quien debe decir si se trata de un caso prescrito o no, que eso lo tendrá que decir en su caso un juez”. Finalmente, el policía foral les recogió la denuncia, aunque, cuenta Jesús, sin profundizar mucho en las preguntas. “Estuvimos en la comisaría un máximo de media hora y las preguntas que le hicieron fueron muy genéricas”, recuerda el presidente de la asociación comparándolo con la vez que él fue a denunciar su caso ante la Guardia Civil hace unos meses. “A mí me tuvieron tres horas declarando ante un policía judicial, que me pidió todos los detalles que recordaba desde los 8 años hasta los 12, tiempo en el que sufrí los abusos”.
Estas trabas no son nuevas para los denunciantes, en Euskadi la Ertzaintza también se ha negado en varias ocasiones a recoger denuncias por el mismo motivo, el tratarse de casos prescritos. Desde las asociaciones de víctimas denuncian que ya son muchas las dificultades que les pone la Iglesia para denunciar los casos “como para tener problemas con la policía”.
El fin con el que nació la Asociación de Víctimas de abusos sexuales en centros religiosos de Navarra fue conseguir “verdad, justicia y reparación” y aunque han conseguido que el arzobispo de Pamplona, Francisco Pérez, les recibiera en el arzobispado aseguran que salieron de la reunión muy decepcionados porque no les pidió perdón ni les mostró su compromiso de reconocer estos abusos, ni siquiera los del centro El Puy de Estella, “el único colegio que el arzobispo dice que dependía de ellos”, al tratarse de un colegio diocesano.
Por ello y pese a que el Papa Francisco levantara hace unos días el secreto pontificio de los casos de pederastia en la Iglesia dudan “que el arzobispo vaya a hacer caso vista su actitud con nosotros”. Mientras tanto desde la asociación siguen haciendo un llamamiento a todos aquellos que haya sufrido abusos en centros religiosos de Navarra para reunir el mayor número de denuncias posible y meter así más presión al arzobispo para obtener la justicia y reparación que se merecen.
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