El agravamiento de la crisis de semiconductores compromete a Volkswagen en Navarra hasta mediados de 2022

El agravamiento de los problemas de suministro de microchips está lejos de desaparecer y comprometerá la producción en la planta de Volkswagen en Landaben más allá de los cuatro turnos de parón establecido este jueves y viernes. Y se prevé que la crisis dure, al menos, hasta mediados de 2022, momento en el que podrían comenzar los esfuerzos para desatascar la fabricación perdida. Según fuentes sindicales consultadas, la factoría afronta un momento “muy crítico”, con más días de paralización en el horizonte de los meses de octubre y noviembre. Todo ello dejará un “fuerte” impacto por un desabastecimiento de semiconductores que responde a la sobredemanda de aparatos electrónicos por la pandemia en el mercado asiático.

Así, en lo que va de año, la planta de Landaben –con 5.000 empleados, tres turnos diarios y una capacidad para lanzar un vehículo cada 55 segundos- sumará hasta doce días y un turno de atasco en lo que va de año. Ello supone un retraso total en la producción para 17.733 coches que no pueden ser completados en la fecha y hora prevista. En esta ocasión, el motivo responde a la escasez de los chips que se instalan en la columna de la dirección, lo que impide sacar los automóviles incluso incompletos. Se trata de una situación diferente a la producida antes del verano, cuando la fábrica acumuló entre 3.000 y 4.000 coches a los que les faltaba un microchip que se instala en la guantera del copiloto, pero que podía ponerse fácilmente cuando llegaban los semiconductores.

La fecha del lanzamiento del Taigo, inalterable

Con todo, según apuntan fuentes sindicales, la situación de “elevada inestabilidad en el suministro de semiconductores” no repercutirá en la fecha del lanzamiento del nuevo Taigo –el tercer modelo producido en la planta de la firma alemana en Navarra junto al modelo Polo y el T-Cross-. La fecha prevista se mantiene para la última semana de septiembre. No obstante, la crisis sí impactará en la cantidad de automóviles fabricados, de forma que habrá clientes cuya demanda quedará sin ser atendida por la falta de piezas. Según abundan las mismas fuentes, lo mismo está sucediendo ya con el nuevo modelo de Polo actualizado, cuya fabricación en serie arrancó a finales de junio.

Las previsiones no son nada halagüeñas y los efectos de la crisis, “lejos de desaparecer”, se alargarán hasta 2022. Los parones continuarán durante los primeros meses del próximo año y no se estima que sea hasta mediados de 2022 cuando comiencen los esfuerzos por recuperar la producción perdida. No obstante, la situación de gran volatilidad impide realizar análisis ajustados en una planta que ha de tomar las decisiones semana a semana, en función de la disponibilidad de semiconductores en el mercado internacional y que también está afectando a otras factorías de coches en el resto de España como la de Mercedes-Benz en Vitoria, las de Stellantis en Vigo y Zaragoza, la de Seat en Martorell o la de Ford en Almussafes.

elDiario.es/Navarra

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