A cada corredor del encierro le acompaña una historia, una motivación que le lleva a jugarse la vida corriendo delante de unos toros que en algunos casos superan los 600 kilos. En el caso de Eneko Andueza, que este viernes ha cumplido 25 años de carreras delante de los astados, reside en su vinculación familiar, como ha contado de manera anónima en RTVE, sin mencionar su posición. “Viene por vía sanguínea”, apunta. Es el alma taurina del secretario general de los socialistas vascos, eibarrés de nacimiento pero descendiente de pamploneses y que no se pierde unos Sanfermines desde pequeño . Asegura que es corredor desde antes “que otras muchas cosas”, en referencia a su cargo político, y no considera incompatible ser taurino y liderar el PSE-EE, una formación de izquierdas. De hecho, hace unos años publicó un libro titulado 'Los toros, desde la izquierda', en el que hace un repaso al “vínculo histórico” entre la tauromaquia y el pensamiento de izquierdas.
“El hecho de que tenga una responsabilidad no implica que no pueda seguir haciendo cosas que he venido haciendo prácticamente toda la vida. Es algo además que creo que conviene mantener cuando es parte de tu identidad, de tu manera de ser y forma una parte importante de tu vida”, defiende de blanco y rojo desde Pamplona el parlamentario vasco, que este mismo martes comparecía en la Cámara con traje y corbata.
Tras dos años de parón por la pandemia, Andueza ha regresado este viernes a su lugar habitual en la cuesta de Santo Domingo, el tramo más complicado según los mozos más veteranos por la alta velocidad que alcanzan los toros recién salidos del corral. Al otro lado del teléfono lamenta que la de este viernes no ha sido una buena carrera para celebrar el aniversario: otro mozo que se encontraba parado en la curva de la calle con la plaza consistorial le ha molestado y apenas ha podido recorrer unos metros. En unos días lo volverá a intentar para llevarse un mejor sabor de boca de su reencuentro con los adoquines de la capital navarra.
Será “seguramente el martes y el miércoles” cuando vuelva a correr, ya que no lo hace desde hace años en fin de semana, cuando mayor número de personas se concentran en las calles del Casco Viejo de Pamplona. “En estos 25 años he podido ser testigo de la evolución de los encierros y ahora están mucho más masificados, más si cabe en los fines de semana, por eso hace ya años que no corro en esos días”, señala.
La afición por los toros y el encierro de la debe principalmente a su abuelo, con quien junto con su padre y su tío José Mari recuerda ver las carreras desde la plaza o el balcón de un amigo de la familia. “Es algo que he mamado desde niño, siempre he venido a las fiestas de San Fermín y los encierros van ligados a ellas”, cuenta. Al cumplir la mayoría de edad decidió seguir los pasos de sus antecesores y dejar de ver a los astados tras la barrera. “Ellos no corrieron de manera tan prolongada como he hecho yo, pero también heredé esto de mi padre y mi abuelo, que además también corrían en Santo Domingo. Yo seguiré corriendo en esta ubicación hasta que decida cortarme la coleta”.