La asociación juvenil Levántate contra el Bullying se constituyó en Pamplona el pasado mes de enero. En tres meses y medio, ha denunciado una treintena de casos de acoso escolar producidos en centros educativos navarros. Aunque las encuestas oficiales, como las encargadas por la organización Save de Children, señalan que la Comunidad foral es una de las que menos incidencia presenta con respecto al acoso escolar, los responsables de esta asociación denuncian que se trata de un índice que va en aumento y que se registra cada vez a edades más tempranas.
Para combatirlo, proponen en primer lugar abandonar el carácter tabú que, en su opinión, todavía acompaña a esta problemática. Además, creen que la solución sólo será posible si la sociedad está plenamente sensibilizada. Y la única fórmula con la que, entienden, puede lucharse contra el acoso escolar es la coordinación. La acción conjunta y coordinada de todas las instituciones, entidades y personas afectadas por este problema.
A la sesión de trabajo parlamentaria han acudido en representación de esta asociación su presidente, Julen Sesma, y la responsable del gabinete psicológico de la entidad, María Luisa Durán. Sesma ha querido sacudir las conciencias de los grupos nada más iniciar su exposición: “Una madre que nos llama llorando porque su hija amenaza con suicidarse si la obliga a volver al colegio; otra madre que nos cuenta que su hijo de 25 años no sale de casa, afectado todavía por las secuelas que le ha dejado el acoso que sufrió de niño. O una madre que nos llama a las cinco de la tarde porque ha tenido que llevar a urgencias a su hija porque, otra vez, le han pegado en el colegio”.
Sesma sabe que la casuística que relata es impactante. Y por eso no quiere que los grupos parlamentarios se queden sólo en las historias particulares. “Son sólo tres de los ejemplos que hemos vivido. Tres de los 30 casos que, de enero a abril, ha denunciado esta asociación a través de su gabinete jurídico. ”Se trata de poner voz a las víctimas del acoso“, ha advertido Sesma, ”se trata de aprovechar esta oportunidad única para hacer visible este problema y, entre todos, buscarle soluciones“.
Sesma analiza las causas de que el problema del acoso escolar no sea una cuestión presente entre las preocupaciones de la sociedad. “Es una pena que, a día de hoy, haya centros que no se interesan por este asunto, por orgullo o por desconocimiento de cómo abordar el caso”, explica. “Sólo sale a la palestra cuando un joven se quita la vida, es un tema tabú en nuestra sociedad, pero luchamos para que eso cambie”, añade el presidente de la asociación.
Su compañera Durán no pone paños calientes para valorar la situación: “Hemos denunciado 30 casos en Educación Primaria desde enero hasta abril. El acoso se instaura cada vez en edades más tempranas. Nuestros niños, adolescentes, futuros ciudadanos, tienen cada vez más violencia, menos valores, menos inteligencia emocional y menos capacidad de enfrentarse a determinadas situaciones. La solución suele ser cambiar al niño de centro, y así parece que desaparece el caso”, denuncia. A pesar de que en la asociación son conscientes de que no se va a erradicar el acoso escolar de la noche para la mañana, consideran que “lo que no es de recibo que se esté incrementando”.
Familias indefensas
Duran habla sin ambajes de que “existen ciertas deficiencias en la coordinación entre Salud y Educación”, y relata a continuación por qué conocen dichos fallos de coordinación: “No es de recibo que un niño con tendencias suicidas tarde tres meses en ser recibido por un psiquiatra. Esos niños necesitan una atención prioritaria”, reclama.
También critica los recortes en Educación para decir que no pueden ser la excusa de que “un niño de 9 años víctima del acoso se encuentre con que en su colegio no hay orientadora, porque la titular de la plaza lleva meses de baja y no hay nadie que la sustituya”. Duran aborda asimismo otras situaciones comunes, que ocurren cuando a los responsables de los centros educativos “les molesta” que los padres de una víctima de acoso pongan en conocimiento del centro la situación. “Les resulta molesto, se intenta evitar, y a veces, y son palabras textuales, se les dice a los padres: ¡Dejadme en paz!, cuando han presentado en el colegio un parte de lesiones a su hija de 9 años”. Duran resume la situación refiriéndose a la indefensión en que se ven envueltas las familias de víctimas del acoso escolar.
Las vías de solución
Duran defiende modificaciones legislativas que podrían contribuir a frenar el acoso escolar. Así, entiende “que a las siete competencias básicas que propone la normativa europea en materia de Educación se añada una importantísima: la competencia emocional”. También señala “muchas deficiencias” en los protocolos contra el acoso, “que están muy estudiados, pero también pueden ser muy mejorados”. “No es posible que un profesor deje a una alumna que ya está en protocolo anti bullying sola en clase durante 10 minutos, y la hinchen a patadas. Esto no debería volver a ocurrir”, reprende.
En su opinión, el trabajo en prevención debe llevarse a cabo “desde todas las instancias, el centro, los profesores, los alumnos y los padres también, porque los niños acosadores también tienen un problema emocional, y muchas veces son esponjas que sólo expresan lo que han visto en casa”. Deben promoverse también acciones como congresos y más formación para los docentes, pero sobre todo es preciso “conseguir que la sociedad se sensibilice con este tema”. Propone crear una red de ayuntamientos contra el bullying, a pesar de que en algunos consistorios se han encontrado una actitud poco receptiva hacia su iniciativa.
Duran insiste en la necesidad de mejorar la coordinación. “A una niña de ocho años que le habían pegado, la doctora que le atendía en urgencias, le dijo que no le iba a firmar el informe hasta que la niña no delatase a los compañeros que la habían pegado”, explica.