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El 'boom' comercial de la mano de Irulegi: ocho empresas quieren registrar la marca

Cuando la mano de Irulegi fue presentada en público a los medios de comunicación y a la sociedad en general, se habló de las nuevas líneas de investigación que podría abrir la inscripción que la pieza de bronce llevaba en su parte superior. Por primera vez, se habló de que una sola palabra, 'Sorioneku', podría revolucionar lo que hasta ahora se creía acerca de los orígenes del euskera. La expectación que generó aquel descubrimiento se ha ido corroborando a lo largo de las semanas: colas inmensas para ver la pieza que se expuso en el Planetario de Pamplona durante una tarde, la elección de 'Zorioneko' como palabra del año por la Euskaltzaindia, declaraciones institucionales, entrevistas a los arqueólogos que desenterraron la pieza o a los restauradores que la limpiaron y vieron las inscripciones por primera vez... Pero toda la repercusión que tuvo el hallazgo de la mano más famosa de Navarra a nivel social e institucional, tampoco escapó al mundo empresarial.

Siguiendo con el “espíritu Baserriberri” que los caracteriza, el conocido bar restaurante de la calle San Nicolás no tardó ni una semana en idear un pintxo que pusiera en valor y diera visibilidad a la mano de Irulegi. Cuenta Oihana Larraya, del equipo de Luken Vigo e Iñaki Andradas, que la idea surgió de Iñaki, gracias a la forma del propio hallazgo: “Que fuera una mano nos lo puso más fácil, y comenzamos a darle vueltas...”. Primero pensaron en hacer un soporte físico, de plástico o de metal, pero “enseguida” optaron por hacer un soporte comestible, con una pasta china que representara la silueta de la mano, pintada con un color gris con sabor a vainilla, y con una base de tartar de atún rojo y polvos de plakton y algas. “No dábamos abasto”, rememora Larraya, que cree que el éxito se debió, en parte, a servir el pintxo en la propia mano de los clientes: “La idea funcionó bien, porque la mano estaba en tu mano”. Hoy ya no se sirve el pintxo, aunque no descartan volver a cocinarlo, visto que se formaron colas de gente para probar el plato.

Pero las cocinas del Baserriberri no fueron el único lugar en donde se aprovechó el hallazgo de la mano de Irulegi para crear un producto derivado del hito. Las oficinas centrales de Kukuxumusu tampoco se quedaron atrás, ya que sacaron un dibujo conmemorativo siguiendo con la estética característica de sus dibujos. Según comentan desde el departamento de Comunicación de la marca, no obstante, el dibujo no tenía ningún tipo de carácter comercial ni ambición empresarial: “Kukuxumusu reaccionó en redes sociales como a los principales acontecimientos informativos, con un dibujo. Un dibujo alegórico sin aplicación comercial.” A lo que sí están abiertos es a aprovechar el tirón de la mano de Irulegi para recibir un encargo de la institución pertinente para que esta la puedan explotar comercialmente, como han hecho con “cientos” de instituciones, entre los que destacan, desde la marca, “las cuevas de Asturias o el museo marítimo de Bilbao”.

Sin embargo, más allá de ejemplos puntuales y creaciones concretas que se valieron de la mano de Irulegi para sacar algún producto o alguna imagen, hay otras empresas que, mirando más a largo plazo, vieron en el hallazgo arqueológico una oportunidad de negocio. Testigo de eso es la Oficina Española de Patentes y Marcas (OEPM), que a día de hoy cuenta con, al menos, ocho solicitudes para registrar la palabra 'Sorioneku' o el perfil de la mano de bronce. En su mayoría, cuenta Andrea Zabalza, asesora legal en Derecho de las Nuevas Tecnologías, Propiedad Intelectual e Industrial de ARPA Abogados Consultores, se han realizado a lo largo del mes de diciembre de 2022, lo que coincide con la época navideña que “parece que se ha visto como una oportunidad”, por lo que es “muy difícil” saber qué pasará con estas solicitudes. Porque registrar una marca no es tan fácil.

Desde la OEPM comentan que el registro efectivo de una marca puede tardar entre siete y ocho meses, con un periodo de examen a fondo que dura tres meses, donde se analiza la marca en todas sus variantes. Una vez se concede la marca, el tiempo para su explotación es de diez años, prorrogable de manera infinita cada diez años, “siempre y cuando se demuestre que se está haciendo un uso efectivo de la marca”, comenta Zabalza. Puede pasar, igualmente, que la OEPM rechace el registro de una marca. Uno de los motivos por los que la autoridad competente negaría el registro de la marca se daría en caso de que hubiera riesgo de confusión con el origen empresarial en el público objetivo, es decir, que el consumidor no tenga claro en todo momento a quién pertenece o de dónde sale la marca. Esto ocurre, por ejemplo, cuando hay anterioridades relevantes coincidentes. Hay varios motivos más por los cuales la OEPM podría denegar el registro de una marca. Están recogidos en el artículo cinco de la Ley de Marcas, e incluyen signos o indicaciones que se hayan convertido en habituales en el lenguaje común, los signos que vayan en contra de la ley o signos o indicaciones que sean de interés público.

La Sociedad de Aranzadi registró la mano de Irulegi una hora antes de su presentación

Precisamente para evitar este tipo de iniciativas empresariales, con las que se busca explotar un hallazgo que ha supuesto un cambio relevante en los estudios lingüísticos ligados al euskera y que tiene entre otros interesados empresas vinícolas o textiles, la Sociedad de Aranzadi registró la marca una hora antes de su presentación. El problema es que no avisó a nadie. Ni siquiera al Gobierno de Navarra o al Ayuntamiento del Valle de Aranguren.

Desde el Gobierno de Navarra comentan que su interés “principal” radica en dar “la mejor difusión, divulgación y puesta en valor” de la mano de Irulegi por su “importancia histórica y cultural”. Así, destacan la coordinación y cooperación con el Ayuntamiento del Valle de Aranguren y la Sociedad Aranzadi, entidades con las que, dicen, “hemos trabajado desde el primer momento”. Prueba de esa colaboración “constante” son, en palabras del propio Gobierno, tanto los actos de presentación pública de la mano, como las diferentes exposiciones que se han llevado a cabo en Mutilva o en el Planetario de Pamplona.

“Se trata de un hallazgo de enorme importancia, de un elemento de relevancia del patrimonio de todos y todas en Navarra”, defienden desde el Gobierno de Navarra, y es por eso que han decidido registrar la marca dentro de la clase 41 (a la hora de presentar cualquier solicitud para registrar una marca, se tiene que hacer mediante categorías, que pueden ir desde la educación, formación, servicios de entretenimiento, actividades deportivas y culturales, como es este caso, hasta otro tipo de categorías como la 9, relacionada con la papelería, u otras que tienen que ver con la industria textil o la alimentaria) lo que evitaría, por ejemplo, que otro registro en esa clase impidiera realizar actividades culturales o de formación con el término 'mano de Irulegi' al propio Gobierno.

En la actualidad, el Gobierno de Navarra está a la espera de recibir un informe jurídico elaborado por expertos en la materia que “clarifique” las cuestiones vinculadas al registro de la propiedad intelectual e industrial de la mano de Irulegi y sus posibles exclusividades, “lo que nos indicará la forma de actuar a futuro en la defensa de los derechos de la ciudadanía navarra, en última instancia propietaria de la mano”, arguyen desde el Gobierno, incluidas reclamaciones u oposiciones al registro de la marca.

La mano de Irulegi más allá de la explotación comercial

No todo es explotación comercial, sin embargo. El impacto que ha tenido la mano de Irulegi se ha visto también en otras manifestaciones sociales y fuera de Navarra, como, por ejemplo, en la exposición de belenes del convento del Carmen de Vitoria, la más famosa de la ciudad y que se celebra ininterrumpidamente cada año. Allá, la mano da la bienvenida a los visitantes que se acercan a la exposición, en un belén sobrio, con la figura de San José, la Virgen y el niño realizados por una ceramista de la capital alavesa. La mano, colocada detrás de las figuras, sirve como cobijo de una Sagrada Familia caracterizada al más tradicional estilo vasco.

Fuera del arte y la cultura, y sin afán comercial, otro ejemplo del impacto que ha tenido la mano de Irulegi se puede ver en la decisión que recientemente ha tomado el Ayuntamiento de Pamplona como declaración institucional. Todos los grupos del consistorio pamplonés han coincidido a la hora de aprobar un escrito en el que se “congratulan” por el hallazgo “histórico” e instan a que tanto el hallazgo como sus consecuencias se trasladen a los materiales escolares editados desde el ayuntamiento, “con intención de mejorarlos y enriquecerlos”.