Contrapunto es el blog de opinión de eldiario.es/navarra. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de la sociedad navarra. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continua transformación.
Las votaciones del TTIP: un juego de prestidigitación con muchos actores
La respuesta popular contra el Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones (TTIP), tanto por número de países en que está presente como por número de organizaciones participantes, es inmensa. Gracias a todo ese esfuerzo de miles de personas a ambos lados del Atlántico, gran parte de la población va conociendo las fatales implicaciones que la aprobación de este tratado tendría sobre nuestras sociedades. No es fácil, pues el silencio en los medios de comunicación de masas sigue siendo total; pero poco a poco el mensaje va calando.
Las instituciones que lo negocian querían mantener el secreto hasta más allá de su firma, y con ello triturar nuestros derechos en favor de las cuentas de resultados de las grandes transnacionales. Pero lo masivo de la respuesta les ha obligado a cambiar los planes. Ahora tienen que hacer modificaciones, suavizar sus términos y, en ocasiones como la que hoy nos ocupa, recurrir a brillantes ejercicios de prestidigitación para tratar de colarnos unos términos que son puestos en cuestión incluso por algunas de las ideologías más liberales.
El pasado 28 de mayo, la Comisión Internacional del Parlamento Europeo votó a favor de un informe que facilita directrices sobre las negociaciones actuales del TTIP. Conservadores, socialdemócratas y liberales se unieron para doblegar la voluntad del resto. El principal punto de dicho informe trataba sobre el mecansimo ISDS, un mecanismo por el cual las grandes empresas tienen la puerta abierta para demandar a los estados. Hemos hablado de él anteriormente, pero para recordar, un ejemplo imaginado: podría darse el caso, mediante este mecanismo, que un día una multinacional quiera poner una mina en la selva de Irati. Podría (debería) darse el caso de que la ciudadanía navarra se negase a destruir el mayor hayedo de Europa. En este caso, la multinacional de turno dejaría de extraer el recurso que hubiese encontrado en el subsuelo de Irati, evidentemente. Bien, pues no podríamos tomar la decisión libremente, sino que tendríamos que tener en cuenta que dicha multinacional nos denunciaría y, en virtud de un tribunal internacional que no se ajuste a nuestras normas, nos harían pagar una buena tunda de millones por el beneficio no obtenido, denominado “lucro cesante”. Circunstancias como esta, que parece una aberración, están ocurriendo en todo el globo merced a acuerdos de protección de las inversiones similares al TTIP.
El pasado 28 de mayo, decíamos, los grupos europeos de PSOE y PP votaron a favor de este informe, en el que se sugiere la forma en la que hay que negociar las condiciones del tratado. En este informe se habla de un ISDS más digerible. Se dice que los jueces de dicho tribunal internacional serán “independientes y nominados de forma pública”. Como si existiese la independencia real, como si la cosa pública a nivel internacional no estuviese infestada de lobbies que atienden a las necesidades de las grandes corporaciones por encima de la ciudadanía. Aún más allá, este ISDS se pretende colocar como si en cada uno de los países que forman parte de la UE no hubiese tribunales válidos y capaces.
Dicho informe, además, adolece de una falta de contundencia del todo exasperante. Piden a los negociadores que “hagan todo lo posible” por incluir una cláusula de salvaguarda que restrinja ciertas importaciones en el caso de que supongan un riesgo para la producción local de alimentos; “animan” a los EEUU a levantar la prohibición de ciertos productos europeos; y les dicen que “deben intentar” eliminar el costoso procedimiento de paralización de importaciones. ¿Estamos locos? ¿Tienen que hacer todo lo posible? Entiendo que, cuando hay dos partes en una negociación, ambas ponen sus condiciones; y si una pide limosna es porque hay algún desequilibrio.
La parte de prestidigitación le ha correspondido al PSOE, que después de votar a favor en la comisión, dijo que había votado en contra del ISDS. O sea, el PSOE vende esta súplica a los negociadores como si hubiera sido atendida y, por tanto, dulcificado el mecanismo. Pero es mentira: el mecanismo está ahí, el ISDS va a cercenar la capacidad de las instituciones públicas de tomar decisiones sobre el territorio, y el PSOE ha aceptado una modificación que no elimina ni uno solo de sus peligros. Aunque luego nos cuenten milongas.
Desde la Iniciativa contra el TTIPren kontra ekimena hemos convocado una concentración de protesta para el próximo martes, 9 de junio, a las 19:30 en Carlos III (donde el monumento al Encierro). Allí repartiremos folletos para informar a quien no tenga claras todavía las graves implicaciones de este tratado. Acude y protesta tú también.
La respuesta popular contra el Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones (TTIP), tanto por número de países en que está presente como por número de organizaciones participantes, es inmensa. Gracias a todo ese esfuerzo de miles de personas a ambos lados del Atlántico, gran parte de la población va conociendo las fatales implicaciones que la aprobación de este tratado tendría sobre nuestras sociedades. No es fácil, pues el silencio en los medios de comunicación de masas sigue siendo total; pero poco a poco el mensaje va calando.
Las instituciones que lo negocian querían mantener el secreto hasta más allá de su firma, y con ello triturar nuestros derechos en favor de las cuentas de resultados de las grandes transnacionales. Pero lo masivo de la respuesta les ha obligado a cambiar los planes. Ahora tienen que hacer modificaciones, suavizar sus términos y, en ocasiones como la que hoy nos ocupa, recurrir a brillantes ejercicios de prestidigitación para tratar de colarnos unos términos que son puestos en cuestión incluso por algunas de las ideologías más liberales.