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La Justicia decide a quién pertenecen los dibujos del 'universo Kukuxumusu'

N. Elia

Con una expectativa mediática a la altura de las circunstancias, el juicio promovido por la firma Kukuxumusu contra su fundador, el artista pamplonés Mikel Urmeneta, ha quedado este jueves prácticamente visto para sentencia en apenas una hora de vista oral. La sentencia, que podría dictarse en unas semanas, determinará si el dibujante creador de personajes como el toro azul “Testis” o la vaca “Tetis” y el resto de la fauna del llamado 'universo Kukuxumusu', puede seguir desarrollando dichos personajes a través de la nueva firma que creó tras vender y ceder los derechos de unos 15.000 dibujos al nuevo propietario de Kukuxumusu.

Mientras llega la sentencia, la Sección Tercera de la Audiencia de Navarra ha confirmado las medidas cautelares que adoptó en julio del año pasado el Juzgado de lo Mercantil de Pamplona, prohibiendo a Urmeneta y a los dibujantes que le acompañan en su nueva aventura empresarial reproducir los dibujos cuyos derechos vendió a Kukuxumusu. La prohibición judicial que pesa sobre Urmeneta es amplia y detallada: afecta a la reproducción de los dibujos del 'Universo Kukuxumusu' en camisetas, sistemas informáticos y “cualesquiera otros soportes, distribuirlos mediante venta on line o a través de cualquier otro medio o procedimiento, transformarlos de cualquier forma, en particular mediante su adaptación o recreación en cualquier nueva escena, situación o peripecia en la que pudieran ser colocados”.

El nuevo propietario de Kukuxumusu, Ricardo Bermejo, ha contado en el juicio que los contratos de cesión de los dibujos por parte de Urmeneta se firmaron entre los años 1994 y 2013. También ha insistido en que el objeto de dichos derechos de propiedad intelectual “eran los dibujos, no los personajes”. Por ello, entiende el empresario que ha demandado a Urmeneta, los dibujantes de la nueva firma creada por el artista pamplonés “pueden dibujar en el estilo que quieran, porque es libre, lo que no pueden hacer es utilizar un dibujo que cedieron a la empresa”.

La defensa de Urmeneta entiende, en cambio, que resulta muy difícil distinguir cuándo un nuevo dibujo del artista se puede calificar como copia de los que tiene Kukuxumusu, si para crearlo emplea el mismo estilo y los mismos personajes. El abogado de Kukuxumusu ha puntualizado que Urmeneta vendió a esta firma los derechos de “copia, reproducción y explotación”, además del derecho de “adaptación” de los citados dibujos. Para la defensa de Urmeneta, al tratarse de en torno a 15.000 imágenes, supone que “en la práctica, se cuestiona” que la nueva empresa de Urmeneta pueda “dibujar cualquier cosa” en la que aparezcan dichos personajes.

Urmeneta no declara en el juicio

Fuera de la Audiencia, ya que durante la vista oral no ha sido citado a declarar, Urmeneta ha señalado que cuando cedió a Bermejo los derechos de “adaptación” de los dibujos creyó que se trataba de los derechos para adecuar las imágenes a los diferentes soportes en que se venden. “Una cosa es ceder dibujos para su explotación, pero por encima de eso está el derecho de autor”, ha reclamado Urmeneta. A su juicio, “sólo por sentido común, nadie nos puede quitar la razón, quitarnos nuestra creatividad, con personajes que incluso son previos a la creación de la marca”, ha dicho en referencia al toro “Testis”, surgido de sus manos antes de fundar Kukuxumuxu, y cuyos derechos también vendió al desprenderse de sus acciones de la firma.

También en la entrada de la Audiencia han reclamado su parte de protagonismo en este juicio tan mediático los actuales trabajadores de Kukuxumusu. En su nombre, Pedro Balboa ha querido expresar su apoyo al actual propietario de la firma y ha intentado hacer más coral el papel desempeñado por Urmeneta en la creación del universo de personajes: “Kukuxumusu lo hemos construido entre todos”. Tras hablar de “presiones y amenazas”, Balboa ha recordado que hay miembros de la plantilla de la firma que llevan trabajando en ella durante décadas, con y sin Urmeneta, a quien ha afeado que “se apartó de su labor y de su tarea cuando más se le necesitó”.

Tras una hora de declaraciones, la Audiencia deberá dictar ahora una sentencia que sentará jurisprudencia en torno a la cuestión de fondo que se arbitra, es decir, hasta dónde llega el derecho del artista creador sobre su obra y su desarrollo, y hasta dónde llegan los derechos de la propiedad intelectual de su obra vendidos por el artista al nuevo propietario de la empresa que él creó.