Los navarros que huyeron de la posguerra para pastorear en Estados Unidos: “Allí tienes el dólar y vivirás mejor”
La escasez de oportunidades laborales y las consecuencias de la guerra, sumado a la alta demanda de pastores en Estados Unidos, llevaron a miles de navarros a instalarse durante años en Arizona, Nevada o California
Con 22 años Juan Yaben hizo las maletas y abandonó su Beunza natal para cruzar el Océano Atlántico y pastorear en Arizona, Estados Unidos. Era 1964, en los años siguientes a la posguerra y en pleno franquismo, y aconsejado por un primo suyo Juan decidió marcharse en busca de un futuro mejor. Al igual que él, miles de navarros, así como vizcaínos y guipuzcoanos, emigraron a Estados Unidos aprovechando la demanda de trabajadores del sector primario en los años de desarrollo económico. Ahora, el Gobierno foral en colaboración con la asociación Euskal Artzainak Ameriketan prepara un proyecto para dar a conocer la realidad de estos pastores diseñando una ruta itinerante por los pueblos desde los que emigraron.
Si bien ya hay documentadas migraciones de trabajadores navarros a Estados Unidos, especialmente a California, en el siglo XIX, el mayor éxodo se produjo en los años de la posguerra y el franquismo, llegando incluso a provocar problemas de despoblación en algunas localidades de la comunidad foral. Tras la II Guerra Mundial, en pleno desarrollo económico, muchos trabajadores agrícolas se trasladan a las ciudades, provocando así un aumento de la demanda de productos agrícolas, lo que abrió un periodo de llamada de trabajadores extranjeros. Esta circunstancia, además de la escasez de oportunidades laborales en España, las consecuencias de la guerra o la obligatoriedad de realizar el servicio militar, hicieron que fueran miles (se calcula que más de 20.000) los navarros que abandonaron la comunidad foral durante las décadas de 1950 y 1960, muchos de ellos con destino Estados Unidos.
Además, como es el caso de Juan Yaben, algunos de ellos tenían el ejemplo de familiares que ya habían emigrado años atrás que les prometían una vida próspera. “Mi primo habló conmigo y me dijo que me fuera para allá, que se ganaba mucho dinero y que podría ahorrar para luego vivir mejor cuando regresara”, cuenta a este periódico en una conversación telefónica“. ”Allí tienes el dólar y vivirás mejor“, le dijo su madre a Jesús Goñi, otro navarro que emigró a Estados Unidos, según relató en el libro 'La huella navarra en el Far West', editado por el Ejecutivo navarro y en el que se recogen algunos testimonios de pastores que huyeron en busca del 'sueño americano'.
A través de la agencia de las hermanas Marín, también navarras, que se encargaba de gestionar los billetes y los papeles de trabajo, Juan Yabén viajó a Arizona con un contrato temporal de cuatro años para trabajar en un rancho. Tras un viaje que recuerda largo con escalas en Madrid y Nueva York, y cuyo costo le restaron del sueldo, Juan llegó a Casa Grande. Allí se sacó el carnet de conducir para trabajar en la instalación del vallado del rancho, donde también cuidaba del ganado ovino. “No había días de fiesta ni nada, los que estábamos allí nos juntábamos únicamente para comer, el resto era todo el rato trabajar”, apunta.
La experiencia americana no terminó ahí para Juan Yaben. Tras cuatro años en Arizona, regresó a Navarra pero, a los pocos meses y tras conseguir una carta de trabajo, en 1970 regresó a Estados Unidos. En esta ocasión recaló en el Gran Cañón del Colorado, donde trabajó en las obras de bombeo de agua para suministrar a los hoteles de la zona. “Nos bajaban todas las mañanas en helicóptero y trabajábamos en la construcción de las tuberías y las paredes para proteger el bombeo del agua”, relata. Allí estuvo otros cinco años, hasta 1975, cuando ya regresó definitivamente a Navarra, donde encontró trabajo. Otros muchos, sin embargo no regresaron e hicieron vida al otro lado del Océano.
Además de pastores, a Estados Unidos fueron empleados de la construcción, leñadores e incluso 'bertsolariak'. También fueron mujeres. En 'La huella navarra en el Far West' destacan que a ellas “es común verlas regentar pensiones u hoteles específicos para emigrantes vascos”. Una de estas mujeres que emigraron es Angelines cantero, Eugi, que trabajó de campera, las encargadas de suministrar víveres a los pastores.
En el libro también se recoge como estos navarros, que formaban parte de los llamados 'basques' por los estadounidenses, trataban que su sentido de identidad, cultura y pertenencia perviviera. Así, muchos de ellos se agrupaban en los conocidos como clubes vascos, donde transmitían el euskera y el folclore a sus descendientes.
Para dar a conocer la historia de Juan Yaben y otros muchos navarros que emigraron a Estados Unidos en busca de una vida mejor, la asociación Euskal Artzainak Ameriketan, en colaboración con el Gobierno de Navarra, trabaja en diseñar una ruta itinerante por las localidades de origen de todos ellos para acercar su realidad a las nuevas generaciones.