El pantano del que bebe media Navarra y Zaragoza se seca: Yesa al 16% de capacidad

Rodrigo Saiz

15 de septiembre de 2022 21:30 h

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Es el embalse del que bebe una buena parte de Navarra además de varias localidades aragonesas, entre ellas la ciudad de Zaragoza. Situado en el noreste del Prepirineo, en la frontera entre la comunidad foral y Aragón, el embalse de Yesa se encuentra bajo mínimos y amenaza el final de la campaña de riego, que concluye el 5 de octubre. La Conferencia Hidrográfica del Ebro (CHE) ya ha advertido que la capacidad del pantano cae por debajo de los 50 hectómetros cúbicos de los 447 totales (actualmente se encuentra en 70 hectómetros cúbicos) cortarán el riego del canal de las Bardenas, que abastece agua a 83.000 hectáreas de cultivo, algo que según las previsiones no se espera que sea necesario, si bien durante los últimos meses ya se han aplicado restricciones en el consumo de agua de algunas localidades de la zona.

Tras un verano muy seco en el que se registraron varias olas de calor y el “periodo de temperaturas continuadas más altas desde que hay registros”, según apunta Peio Oria, delegado de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) en Navarra, el nivel del embalse de Yesa ha caído hasta el 16%, el nivel más bajo desde 1980 a estas alturas de año. Se encuentra un 15% más vacío que hace un mes y un 12% que hace justo un año en estas mismas fechas. La situación general de los pantanos de la comunidad foral es de sequía, con las reservas son ligeramente inferiores a la media de los últimos años, entre un 5 y un 10% menos.

En la Cuenca del Ebro, las reservas actuales de agua son de 3.000 hectómetros cúbicos, lo que supone el 40% de su capacidad. Esta cifra es aproximadamente un 14% inferior a los valores promedio, apuntan desde la CHE. “La distribución de las reservas no es homogénea”, añaden, sino que hay una situación “muy diferente” entre la margen izquierda y la margen derecha. “En la margen izquierda, prácticamente su totalidad, se encuentra en situación de sequía prolongada, a excepción de la zona del Zadorra, mientras que la margen derecha presenta una situación a la inversa, se encuentra en situación de normalidad casi en su totalidad”, apostillan.

Según indican desde la AEMET, en las próximas semanas se esperan temperaturas más elevadas que la media de los últimos años, y muy pocas precipitaciones, por lo que la situación podría empeorar. Con todo, la CHE calcula que las reservas serán suficientes gracias a las precipitaciones registradas durante la primavera que permitieron que el pantano se llenara.

La tendencia de los últimos años refleja que cada vez son más habituales los períodos extensos de sequía, ya “recurrentes en Navarra, puntualiza el delegado de la AEMET, y periodos puntuales de lluvias torrenciales, que a su vez dejan imágenes como la de las inundaciones de diciembre de 2021 que anegaron poblaciones enteras como Tudela, San Adrián y parte de Pamplona. En la comunidad foral no se registran apenas lluvias desde el pasado mes de mayo, lo que ”ha condicionado“ el ciclo estacional de los embalses, señala Peio Oria.

Desde la CHE califican la situación de Yesa de algo “extraordinario”, si bien matizan que ya se vivió una situación similar en los años 2000 y 2001. Entonces, añaden, las lluvias registradas en el otoño permitieron volver a llenar los embalses y que las reservas alcanzaran un nivel de “normalidad”, algo que confían suceda también este año.

Para el llenado de los embalses, explica el delgado de la AEMET, es importante un periodo largo de precipitaciones “continuadas y repartidas”. “Unos 500 litros en las cabeceras durante dos meses seguidos contribuiría a que Yesa se llenara”, apostilla. En cambio, periodos de lluvias muy localizadas y torrenciales no sería “suficiente”, señala. “Con las temperaturas tan altas que hemos registrado en los últimos meses el terreno está muy seco y si llueve en periodos muy cortos, aunque sea de forma torrencial, el terreno absorberá el agua rápidamente”, lamenta. Peio Oria, quien también resalta la importancia de las nevadas durante el invierno -que no han abundado en los últimos años-, especialmente en Yesa, para que alcancen un nivel elevado de capacidad.