Fue uno de los principales contratistas del franquismo. Su constructora, Huarte y Compañía S.A, en la actualidad dentro de la empresa OHL, participó en importantes obras de la dictadura como el Valle de los Caídos que la llevaron a convertirse en la segunda empresa con mayor facturación de Navarra. En la década de los sesenta, Félix Huarte (1896-1971) compaginó su actividad empresarial con su salto a la política y llegó a ser vicepresidente de la Diputación Foral de Navarra de 1964 a 1971 –el presidente era el gobernador civil y las funciones de gobierno correspondían al vicepresidente– y a él se le atribuye la rápida industrialización de Navarra. En los últimos días ha surgido en la comunidad foral un debate sobre su figura y su grado de implicación con la dictadura a raíz de que el pasado 27 de octubre, la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, incluyó el nombre de Huarte en la lista de diez personalidades del franquismo a las que se les iba a retirar la Medalla al Mérito en el Trabajo.
Al contrario que el Gobierno central, el Ejecutivo foral de la socialista María Chivite ha descartado retirarle a Huarte la Medalla de Oro de Navarra, máxima distinción que concede el gobierno navarro, que en 2014 le otorgó a título póstumo Yolanda Barcina (UPN) por haber impulsado el Programa de Promoción Industrial. Desde el Gobierno foral apuntan a que la decisión se debe a que fue una medalla “colectiva” y “no personal” que también se otorgó a Javier Urmeneta en representación de los técnicos de la Diputación foral que llevaron a cabo el proceso de industrialización.
Otro de los argumentos que esgrimen desde el Ejecutivo foral es que en 2017 el Gobierno de coalición presidido por Uxue Barkos (Geroa Bai, EH Bildu, Podemos e Izquierda-Ezkerra) aprobó un censo de personalidades vinculadas al franquismo para dar cumplimiento a la Ley Foral “de reconocimiento y reparación moral de las ciudadanas y ciudadanos navarros asesinados y víctimas de la represión a raíz del golpe militar de 1936” en el que no aparece el nombre de Félix Huarte. Se da la circunstancia de que para elaborar este censo el Gobierno de Barkos encargó un informe a la Universidad Pública de Navarra (UPNA) en el que, tal y como ha desvelado la Cadena Ser, el nombre de Huarte sí aparece como persona vinculada al régimen franquista por el cargo público que ostentó durante la dictadura y por la financiación que ofreció al bando sublevado durante la guerra. Este nombre, junto con el de otras personalidades como el político franquista Javier Urmeneta, desapareció de la lista que luego aprobó la comisión técnica de memoria histórica, tal y como confirma a este periódico uno de los vocales de dicha comisión y no fue incluido sin embargo en el censo finalmente aprobado en sesión de Gobierno y publicado en el BON el 13 de enero de 2017.
La portavoz del Gobierno de Chivite, Elma Saiz, se ha remitido este jueves a ese censo aprobado por el anterior ejecutivo foral en 2017 para justificar que por el momento no se vaya a considerar retirar la distinción al empresario y vicepresidente de la Diputación foral durante los años 1964-1971. “No soy la portavoz del Gobierno anterior, lo soy del actual Ejecutivo”, ha señalado Saiz preguntada sobre el motivo por el que no se incluyeron los nombres de Huarte y Urmeneta en el censo final a pesar de que la UPNA sí que los había incluido en el listado de personalidades franquistas.
La figura de Huarte sigue dividiendo a los políticos de la comunidad foral entre los que lo consideran un empresario que se lucró por sus vinculaciones al régimen franquista y los que le atribuyen el logro de convertir a Navarra “en la comunidad más industrializada de España”. El pasado viernes en el debate del estado de la Comunidad, PSN, Geroa Bai, EH Bildu, Podemos e Izquierda-Ezkerra aprobaron una resolución para que el Gobierno foral revise “a la mayor brevedad” todos los homenajes, reconocimientos y condecoraciones “dadas por las Instituciones Navarras a dirigentes y todos aquellos que colaboraron y obtuvieron ventajas económicas significativas o de otra índole por sus apoyo o sostenimiento del régimen franquista”.
En el lado contrario, la coalición Navarra Suma (UPN, PP y Ciudadanos), que votó en contra de la resolución, considera una “afrenta” a la comunidad foral que la ministra Yolanda Díaz haya anunciado la retirada de la Medalla al Mérito en el Trabajo a Félix Huarte, a quien considera una persona “determinante” para el desarrollo industrial de Navarra que desarrolló su labor empresarial “circunstancialmente” durante los años de la dictadura franquista, orillando los vínculos del empresario con el régimen de Franco.
Ligado al franquismo
“Fue el empresario más relevante del franquismo en Navarra”, sostiene el periodista Antonio Maestre, quien ha investigado la figura de Félix Huarte y de otros muchos empresarios que aprovecharon el franquismo “para construir su imperio económico” para la publicación de su libro 'Franquismo S.A'. En él, Maestre recoge que Huarte participó en el abastecimiento armamentístico del bando sublevado durante la guerra, al que también prestó ayuda financiera. Así, tal y como se desprende de varios expedientes disponibles en el Archivo Histórico Nacional, el empresario navarro solicitó a la Comandancia General de Artillería en noviembre de 1938 la importación de 50 kilos de estaño “para fabricar granadas de mortero de 81 mm para el banco franquista” o la importación de 325 kilos muelas vitrificadas “para fabricar el mismo tipo de armamento”.
Pero la vinculación de Huarte con la dictadura va más allá de la Guerra Civil. Durante los años posteriores, su empresa de construcciones, Huarte y Compañía S.A., que ya había realizado obras para el Estado en los años de la República, como la construcción de la facultad de Filosofía y Letras de la Ciudad Universitaria de Madrid en 1935 mediante concurso público, vio como el número de encargos de obra pública se multiplicaron en los años de la dictadura. Así, su compañía fue la encargada de finalizar las obras de los Nuevos Ministerios de Madrid, la residencia hospitalaria de La Paz o la reforma del Ayuntamiento de Pamplona, entre otras. “Era imposible hacer negocio durante el franquismo sin haber sido un promotor fundamental del golpe. Un republicano no podía hacer negocios porque pedían un certificado de buena conducta o de buenas prácticas políticas en la que la Delegación del Gobierno tenía que indicar que esa persona tenía un buen comportamiento político y eso implicaba ser afecto al régimen”, apunta Antonio Maestre.
Una de las principales obras que le fueron encargadas a la empresa de Huarte fue la del Valle de los Caídos, en cuya construcción fueron utilizados como mano de obra presos republicanos de toda España mediante la redención de penas por el trabajo. El periodista y escritor Fernando Olmeda, autor del libro 'El Valle de los Caídos. Una memoria de España' precisa, sin embargo, que Huarte y Compañía S.A. participó en la segunda fase de la construcción del valle, la que transcurre entre los años 1949 y 1959, y en la que se llevan a cabo la construcción de la cruz, la cripta, así como las esculturas, para la que se contrató a obreros especializados. “Los destacamentos penales de presos republicanos participan en la fase inicial de la obra con las empresas Banús, San Román y Molán, cuando se utiliza dinamita para hacer un boquete en la piedra y se construyen la carretera, el monasterio y el monumento”, apunta. “Con el paso de los años los presos republicanos van saliendo de las cárceles por la redención de penas por el trabajo y son sustituidos por otros presos comunes y obreros a sueldo”, apostilla. Cuelgamuros terminó siendo un auténtico “calvario personal para Franco”, continúa Olmeda, por “ver como su gran obra con la que quería desafiar 'al tiempo y el olvido' tardó veinte años en construirse”.
Por otro lado, el catedrático en Historia Contemporánea por la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) Santiago de Pablo no considera esta participación de Huarte, “sobre todo como empresario”, suficiente para que se le retire una distinción como la Medalla al Mérito en el Trabajo o la Medalla de oro de Navarra. “Es un caso muy distinto al de otras personalidades que colaboraron de manera directa en temas represivos y que tienen un papel más ideológico”, apostilla. De Pablo señala que como el de Huarte hay muchos casos de personalidades que tuvieron cargos políticos a nivel provincial o local a finales de los años 60 y principios de los 70, en los últimos años de la dictadura, que luego ocuparon cargos en democracia.