Semana decisiva para la conformación del gobierno de progreso en Navarra que quiere presidir María Chivite. Con el objetivo de intentar una investidura tras los Sanfermines, en la segunda quincena de julio, socialistas, Geroa Bai, Podemos e Izquierda-Ezkerra han comenzado este lunes a afinar las negociaciones en siete mesas sectoriales. La voluntad de entendimiento es clara, y la forma que podría adoptar es la de un acuerdo programático similar al que configuró el cuatripartito de la pasada legislatura. No obstante, la falta de cualquier contacto con EH Bildu enfada a las bases de la izquierda abertzale, que siguen esperando un gesto de los socialistas para garantizar su necesaria abstención en una hipotética investidura.
Representantes de los cuatro partidos se reúnen desde hoy en siete comisiones de educación, cultura y deporte; igualdad, Navarra social y juventud; salud; política lingüística; empleo, programa económico y fiscalidad; regeneración, memoria democrática y función pública; y administración local, medio ambiente, sostenibilidad y energía verde. Fuentes conocedoras de las negociaciones tratan de evitar el exceso de optimismo que preside las reuniones: el gran escollo fue cerrar el acuerdo para la constitución de la Mesa del Parlamento, una vez dado ese paso, los cuatro partidos no albergan grandes diferencias en cuanto a sus planes para la Comunidad foral.
Quizá las infraestructuras como el Tren de Alta Velocidad y el Canal de Navarra separan algo más a Podemos e Izquierda-Ezkerra de sus otros dos socios, pero son conscientes de que cuentan con dos y una parlamentaria respectivamente, y también de que la alternativa a este acuerdo pasaría por una repetición electoral que no beneficiaría a los partidos más pequeños.
Los cuatro partidos prevén evaluar el próximo jueves la marcha de las negociaciones. Pero frente al progresivo acercamiento de los futuros socios, la izquierda abertzale sigue ofendida por el veto que le ha impuesto el PSN. La líder abertzale, Bakartxo Ruiz, recuerda una y otra vez a los socialistas que tendrán al menos que hablar con ellas “si quiere configurar una mayoría suficiente que sea alternativa a la derecha”.
La labor de Geroa Bai como “facilitadora de consensos” se demostró crucial en el acuerdo in extremis al que llegaron con socialistas y EH Bildu para presidir la Mesa del Parlamento. El jeltzale Unai Hualde supo articular las mayorías necesarias sin necesidad de que socialistas e izquierda abertzale hablaran, y sin que cambiaran votos en ningún momento.
No pactar, ¿tampoco hablar?
Con todo, ya hay pesos pesados del PSOE que abogan por no ser tan rígidos con el veto a EH Bildu. Es el caso del expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero, que ha opinado en Onda Cero que con EH Bildu “no se debe pactar” pero sí se ha mostrado “partidario” de dialogar, y ha negado que el diálogo suponga que se “sumen posiciones”. El exjefe del Ejecutivo ha recordado que queda “un recorrido importante de reconocimiento y compasión con las víctimas” de ETA.
La gran presencia de políticos de Eusko Alkartasuna en la coalición EH Bildu, especialmente en Navarra, como es el caso del secretario de la Mesa del Parlamento, Maiorga Ramírez, también puede facilitar el contacto al menos, al contar todos con una trayectoria intachable respecto a la actividad violenta de ETA.
No obstante, las posiciones oficiales siguen distantes: Bakartxo Ruiz insiste en que no se dan las “condiciones para una investidura”, y recuerda que los 23 escaños que lograrían PSN, Geroa Bai, Podemos e Izquierda-Ezkerra no llegan a los 26 necesarios, por lo que su abstención es imprescindible. La izquierda abertzale no olvida los largos periodos de convivencia de los socialistas con UPN en el Gobierno de Navarra, y teme que tras prestar apoyo a su investidura, María Chivite sea capaz de neutralizar su influencia pactando con Navarra Suma durante la legislatura.
El secretario de Organización de los socialistas navarros, Ramón Alzórriz, ha contraatacado advirtiendo de que “lo que tendrán que explicar otros grupos es por qué posibilitan o imposibilitan un Gobierno plural, progresista, feminista y de izquierda”. “Nosotros no nos hemos desviado del mensaje que hemos dado en campaña. Iremos a un proceso de investidura donde cada uno se tendrá que posicionar. Hemos dicho que no íbamos a pactar con Bildu y que no íbamos a posibilitar un Gobierno de Navarra Suma, y los ciudadanos nos valoran la coherencia que hemos tenido en las acciones posteriores”, ha defendido, informa Europa Press.
Mientras tanto, el portavoz de Navarra Suma, Javier Esparza, continúa tratando de ganar una influencia que no se corresponde con los 20 parlamentarios que logró el pasado 26M. Victoria pírrica la suya. El martes acude a Madrid para firmar con Pablo Casado una “declaración conjunta” que irá en la línea mostrada en los últimos tiempos por ambos: denunciarán la “venta” de Navarra al nacionalismo vasco y la “traición” de los socialistas a su historia. Un discurso que no parece comprar más electorado que el que ya les votó el pasado 26M.