Ya hay acuerdo programático en Navarra, un pacto a cuatro que, después de sanfermines, permitirá a Uxue Barkos convertirse en la próxima presidenta de la Comunidad Foral. Otra cuestión es que ya se haya elegido el formato de ese gobierno, que es el tema que centra las negociaciones a partir de este miércoles. Por el momento, Geroa Bai, EH Bildu, Podemos e Izquierda-Ezkerra han cerrado un programa de 80 páginas con “amplísimos” acuerdos, según han destacado las llamadas fuerzas del cambio, en materias como asuntos sociales, la lucha contra la exclusión, el empleo, la política fiscal, los impuestos o las infraestructuras fundamentales. Pero no han concretado más. Y aquellas cuestiones en las que todavía hay desacuerdos se abordarán en una Comisión de Seguimiento de este pacto.
Este anuncio garantiza la investidura de Barkos y, por tanto, la formación de un gobierno alternativo a UPN, así como el desarrollo de las políticas incluidas en ese acuerdo programático. Por lo tanto, las cuatro fuerzas se comprometen a apoyar esas medidas (habrá que ver si también los presupuestos que las hagan posibles, algo que sí ha insinuado que hará, por su parte, I-E) tanto si están dentro como fuera del gobierno, que es la gran incógnita que queda por resolver, más allá de la fecha de la investidura de Barkos, que tendrá lugar tras las fiestas de San Fermín, ya que el periodo entre el 6 y el 14 de julio sigue siendo un periodo inhábil para el Parlamento foral (no así julio y agosto, tras los cambios introducidos la semana pasada por la Mesa de la Cámara).
La negociación sobre ese ejecutivo llegará, por tanto, un día después de que EH Bildu haya confirmado la composición del Gobierno municipal de Pamplona, sin que Geroa Bai asuma concejalías delegadas, algo que sí han hecho Aranzadi (que gestionará el área de Participación) e Izquierda-Ezkerra (Bienestar Social). ¿Quiere eso decir que cobra fuerza la posibilidad de un gobierno en minoría encabezado por Geroa Bai en Navarra? Uxue Barkos ha asegurado que no hay respuesta todavía. La dirigente de la coalición abertzale ha insistido en que no está de acuerdo con la composición de un gobierno de cuotas de partidos, pero no ha descartado un ejecutivo en coalición, siempre que las personas escogidas sean representantivas de las áreas que encabecen y que sean elegidas con consenso; y ha aclarado que no tiene por qué ser un ejecutivo de tecnócratas.
EH Bildu, por cierto, ha insistido una vez más a que no renuncia a formar parte de ese ejecutivo, y su portavoz, Adolfo Araiz, ha reiterado que un gobierno a cuatro daría consistencia al acuerdo alcanzado. La posición de Podemos, que hasta ahora también ha mostrado sus dudas sobre si formar parte del ejecutivo o de la oposición, y de Izquierda-Ezkerra dependerá de la consulta a sus bases; Podemos, por ejemplo, lo planteará este sábado en su Consejo Ciudadano.
Las valoraciones
Eso a cuanto a los pasos que quedan por dar; los ya realizados cobran forma con ese acuerdo programático de 80 páginas. Todas las formaciones han destacado la “amplitud y profundidad”, de los pactos alcanzados, aunque no los han concretado. Hasta ahora, aunque con cuentagotas, sí habían trascendido diferencias entre Geroa Bai y el resto de las formaciones en cuestiones básicas como el apoyo a las obras del Tren de Alta Velocidad, la eliminación de los convenios con colegios que segreguen por sexo o la reforma fiscal. Aquellas cuestiones que no se firmen dentro de ese documento programático serán analizadas por una Comisión de Seguimiento que se mantendrá vigente para, además, controlar el cumplimiento de los pactos alcanzados. Barkos ha considerado, en cualquier caso, que no ha habido una materia en la que considere que el acuerdo es “imposible”.
Ahora, ese programa debe ser ratificado por las bases de cada formación. EH Bildu ha defendido la “flexibilidad” del pacto en los asuntos más espinosos y el equilibrio alcanzado para permitir que todas las fuerzas se sientan cómodas en él; la secretaria general de Podemos, Laura Pérez Ruano, ha recordado que las negociaciones aún continúan para fijar las prioridades del gobierno, que eran otro de los puntos difíciles de la negociación; y, por último, José Miguel Nuin, cabeza de lista de Izquierda-Ezkerra, ha defendido que si se ejecuta el programa alcanzado, el cambio en la política navarra será “real”. Para ello, no obstante, Barkos ha recordado una cuestión vital: aclarar cuál es el estado de las cuentas forales.