Javier Bayona Iturrarte, jefe de Bomberos de San Sebastián desde hace 10 años, será el próximo responsable de este cuerpo en Navarra en sustitución del ex parlamentario de Bildu Víctor Rubio que, como el resto de la cúpula de los bomberos, ha presentado su dimisión ante la consejera de Interior, María José Beaumont.
El Gobierno intenta restarle importancia, la portavoz entona un discurso de normalidad e incluso la propia presidenta Barkos tira de conceptos tranquilizadores como “relevo ordenado”. Pero lo cierto es que al Gobierno le ha dimitido en bloque la cúpula de los bomberos sin alcanzar siquiera un año en el ejercicio del cargo. Entre otras razones, porque la plantilla es tan escasa que apenas llega para cubrir los servicios mínimos en los parques. Y el Gobierno del cambio no ha solucionado este problema heredado del anterior Ejecutivo de UPN, sino que ha implantado una mayor carga de trabajo sobre la jefatura de bomberos.
Hartos de no poder cumplir las expectativas que prometieron a la plantilla, los jefes de bomberos han presentado su dimisión en medio de una guerra soterrada entre los sindicatos LAB (con mayoría en la comisión de personal) y ELA. Representantes de este último sindicato señalan que los responsables dimitidos conocían la situación a la que iban a enfrentarse desde que accedieron al cargo, mientras que representantes de LAB se quejan de que todas las peticiones que se han trasladado al cuatripartito para intentar solucionar la precariedad han sido sistemáticamente rechazadas.
El Gobierno ni siquiera se da por enterado del difícil clima laboral en el que desarrollan su labor los bomberos y se apresura a buscar sustitutos para el resto de los jefes dimitidos (Juan Carlos Cisneros, David Ruiz y Pedro Zaro).
Todos ellos han coincidido en admitir públicamente que la escasez de la plantilla es la causa principal de su dimisión. La comisión de personal mantiene que el número mínimo de bomberos necesarios para cubrir los parques es de 388, mientras que realmente se puede contar con menos de 350 trabajadores operativos. Para cubrir estos mínimos, son frecuentes los traslados de bomberos entre parques, algo que está causando un fuerte malestar en la plantilla.
La falta de profesionales es un problema heredado por el cuatripartito del anterior Gobierno de UPN, que dejó pendiente de convocar una OPE con 10 plazas. Un número insuficiente y que el Ejecutivo de Barkos amplió hasta las 30, aunque tampoco parece que vaya a ser esta la solución a la escasez de plazas, puesto que los aprobados tardarán cerca de un año en incorporarse a sus puestos.
Precisamente sobre la gestión de la OPE se ha pronunciado el portavoz de Bildu, Adolfo Araiz, para reconocer que existen “diferencias” sobre cómo debía haberse puesto en marcha la oferta de plazas. “La lección que el Gobierno debe sacar, y la va a sacar, por encima de las diferencias en torno a la OPE, es que hay que reforzar la plantilla porque este es un servicio primordial”, ha señalado Araiz antes de responder que no hay “ningún problema” entre su grupo y Geroa Bai por el asunto de los bomberos.
A la falta de operativos, se suma la mayor carga de trabajo que han tenido los responsables de los Bomberos desde que la consejera de Interior hizo desaparecer la Agencia Navarra de Emergencias. Era una estructura orgánica heredada del anterior Gobierno de UPN y la consejera la consideró innecesaria, de forma que los Bomberos volvieron a quedar orgánicamente adscritos a al Dirección General de Interior, de la que también dependen otros servicios como el de Policía Foral. Esto significó que los responsables de Bomberos tuvieron que hacerse cargo de numerosas tareas administrativas (normativa, prevención de riesgos laborales, formación, relación con ayuntamientos, etc) de las que antes se ocupaba personal de la Agencia Navarra de Emergencias.
En el comunicado que hicieron ayer público los responsables dimitidos no se recoge ni una sola crítica abierta al cuatripartito que les nombró para sus cargos, pero sí se carga en el texto contra “la herencia recibida de UPN”. Los dimisionarios reconocen que “es cierto que la velocidad a la que se mueve la Administración es más lenta que nuestras necesidades operativas”, en referencia a que el Gobierno no ha sido capaz de dotar de más plazas a los Bomberos desde que accedió al Palacio de Navarra, hace casi un año.