Ha tardado, pero Iván Sevillano, alias Huecco, estará en los sanfermines 2014. Al cantante, ex Sugarless, le viene como anillo al dedo el ambiente de estas fiestas, por su mezcla de estilos, sus ganas de pasarlo bien y, también, su compromiso social. Hablador, enérgico, muy vital, el artista explica qué se podrá encontrar el público en su concierto en la plaza de los Fueros (12 de julio, desde las 23.30 horas): una mezcla de rumba, rock, música latina, punk o incluso heavy, y siempre con el afán de pasárselo bien y hacer que los demás se lo pasen bien: “Que la gente no beba mucho antes de la actuación, porque van a saltar mucho”.
Pregunta. Siendo un artista que se ajusta tanto al perfil festivo de San Fermín, sorprende que no hubiera venido antes.
Respuesta. Llevamos ocho años con Huecco y todos amenazábamos con venir y nunca se materializaba. Ya había un mosqueo generalizado. Siempre hemos tocado cerca de Navarra, y en un sitio como la Ciudadela, pero no sé, no caían los sanfermines. Y por eso ahora estamos muy contentos y con muchas ganas. Era el año que menos lo pensaba, pero nunca es tarde.
P. Quizá, de todos los grupos que acuden a sanfermines 2014, usted sea el que más pega con esta fiesta. ¿También lo ve así?
R. Completamente. Fiesta, jolgorio, diversión, y estilos muy diferentes. Nosotros mezclamos, siempre de forma muy 'movidita', la música latina con el rock, el punk, incluso en algún momento el metal, el heavy, la rumba… Y el lenguaje común es la fiesta. No está bien que yo lo diga, pero está hecho a la medida. Pega perfectamente.
P. ¿De dónde le viene ese gusto por la mezcla y por las diferentes culturas?
R. Pues todo empezó con mi anterior banda de rock, de rap metal, Sugarless. Ahí cogí la base del rock y, cuando el grupo se deshizo, me quedé con esa actitud de guerrilla, rockera, pero añadiendo cosas que no podía introducir en la banda. Por ejemplo, adoro el flamenco, la rumba y la música latina. Eso me abrió un mundo de posibilidades para mezclar. Algunas están mejor vistas y otras menos, pero bueno, ahí vi que se podían hacer músicas nuevas.
P. Quien le siguiera desde Sugarless puede pensar también que, con Huecco, se ha vuelto más comercial.
R. Hay de todo. A quien le gustara solo lo rockero, y quien aprecia la evolución. Para mí el rock era una cárcel de la que no puedes salir, con un público muy reducido y crítico, de esos que si te sales un poco te dan por todos lados. Si le cayeron a Fito… imagínate. Yo quería probar con diferentes estilos, lo contrario me habría hecho sentir pobre.
P. No tiene tiempo para aburrirse.
R. Si tú estás motivado, motivas a la gente. Es una cuestión de actitud: si te diviertes en los conciertos, la gente lo hará contigo. Tocar es un privilegio, con la que está cayendo. No se puede transmitir desgana.
P. Hablando de lo de volverse más comercial, quizá tampoco ayuda que vaya perdiendo las rastas…
R. (Risas). A mí lo que más me gusta de Huecco es la libertad. Puedo hacer lo que quiera. Absolutamente. Ahora me dejo rastas, luego me pongo una cresta y mañana igual quiero repeinarme para un lado en plan ‘hipster’… Ahora no estoy tan encasillado como en Sugarless. Además, lo de ser comercial es algo que no sabes. No te sirve eso de apretar un botón y convertirte en comercial. Hay grandes hostias en el mundo de la música, y cosas que pensabas que iban a vender un montón no lo hacen, y otras más radicales acaban generando miles de discos. Eso es muy difícil de vaticinar. Lo comercial o no depende de que el mensaje llegue al gran público y se convierta en masivo, y eso tú no lo eliges. Si me dices que ‘Pa mi guerrera’ iba a vender casi 300.000 tonos de móvil, yo te habría dicho ‘Imposible’. Con esa voz tan dura, sobre una base latina… Pero le hizo gracia a la gente, y se vendió.
P. ¿Qué parte de trabajo y qué parte de suerte hay en un éxito?
R. Creo que siempre hay más trabajo que suerte. Porque para estar en el lugar adecuado en el momento adecuado hay que trabajar. La suerte importa pero, al menos, la tienes que provocar. Luego ya veremos qué pasa. Todo lo que proyectes positivo te vendrá de vuelta, y con lo negativo también pasa, ojo. Es el karma de la vida, que tiene unos extraños mecanismos.
P. ¿Las causas sociales por las que ha peleado, a través de la música, son parte de ese karma entonces?
R. Buff. Eso va surgiendo poco a poco. No te despiertas un día y dices ‘Vamos a ayudar a la gente’. En Sugarless no podíamos, bastante era que viviéramos de la música. Pero cuando te van las cosas bien… de repente un día descubres que hay amigas tuyas que sufren violencia de género, y ves que, a través de la música, aprovechando ese foco, puedes hacer visible esa causa. Y luego nace una fundación para ayudar a Haití, llevar unos balones, preparar una piscifactoría… Las cosas surgen, y te das cuenta de que las puedes ir haciendo. De hecho, la pregunta es ‘¿Por qué no lo voy a hacer?’.
P. ¿Esa es parte de la responsabilidad del éxito? Porque también podría aprovecharse solo económicamente…
R. Yo siempre digo lo mismo: es igual de respetable. Si hay un grupo que quiere tener una colección de 35 coches, porque se los puede pagar… pues está en su derecho. Aquí nadie te pone una pistola en la cabeza para que ayudes socialmente. De hecho, quienes lo hacemos no tenemos más mérito. No. Cada uno elige lo que quiere hacer. En mi caso, cuando eres un privilegiado porque la vida te da tanto y puedes vivir de lo que te gusta, sí creo que le tienes que devolver algo.