Sí al acuerdo programático, no a la forma en que se ha compuesto el próximo Gobierno Foral. Podemos no ha propuesto nombres para ocupar las consejerías del nuevo Ejecutivo, liderado por Uxue Barkos (Geroa Bai), y casi al final del proceso ha decidido desmarcarse y asumir el papel de vigilancia de los pactos alcanzados en ese programa. La posición del partido no pone en riesgo la investidura de Barkos como presidenta de Navarra, pero sí deja en evidencia las dudas de Podemos en las conversaciones para llegar a ese fin, unas críticas que en algún momento también han planteado EH Bildu e Izquierda-Ezkerra, que finalmente sí han hecho sugerencias para componer el nuevo ejecutivo, alternativo a UPN.
Podemos había convocado entre el martes y el miércoles de esta semana una consulta para conocer la opinión de las bases y confirmar si respaldaban las conversaciones mantenidas con las llamadas fuerzas del cambio para acordar la elección de la próxima presidenta del Gobierno de Navarra, y se espera un resultado favorable (aún no se ha desvelado), según la opinión pulsada en los diferentes círculos. En esa consulta, no obstante, Podemos siempre dejó claro que no se votaba si se entraba o no en el ejecutivo, porque la fórmula que puso sobre la mesa Barkos fue diferente a la de un gobierno de coalición: se trata de un ejecutivo compuesto por personas propuestas por los partidos, expertas en sus áreas, que no debían ocupar cargos dentro de los mismos ni un escaño en el nuevo Parlamento foral. Aunque, eso sí, tras esta propuesta llama la atención la elección de Manu Ayerdi, portavoz económico de Geroa Bai pero también presidente del PNV en Navarra, como nuevo vicepresidente económico, centrado en el área de Industria. Ayerdi tendrá que renunciar ahora a su cargo en el partido jeltzale.
En cualquier caso, la fórmula convenció sobre todo a Podemos, y menos a formaciones como EH Bildu, que esperaba un peso más político en el gobierno, e Izquierda-Ezkerra, que siempre ha insistido en que se trata de una fórmula sui generis y que se negocia sobre las bases propuestas por Barkos. Esta, además, se reservaba la última palabra en caso de que no se llegara a acuerdos sobre los nombres para ocupar las distintas áreas. Y EH Bildu llegó a hablar de un gobierno presidencialista.
Una vía intermedia
No obstante, en el desarrollo de las conversaciones, tanto EH Bildu como I-E se han mostrado satisfechos con el consenso alcanzado en torno a esos nombres, pero Podemos ha dado un paso a un lado. La decisión es sorprendente porque esta misma semana el partido admitió que manejaba nombres para hacer propuestas e, incluso, fue la única entidad que admitió una de sus ambiciones: sugerir a una persona para la vicepresidencia social, un cargo que fue exigido por Podemos (la entidad, durante las negociaciones, lamentó la escasa concreción en torno a los objetivos del rescate ciudadano) y que finalmente ocupará el profesor de la Universidad Pública de Navarra Miguel Laparra. No obstante, la formación, ya el miércoles, no hizo propuestas para la consejería y, este jueves, su secretaria general ha confirmado su decisión de no involucrarse en la conformación del ejecutivo.
“No había un equilibrio entre los perfiles técnicos y los políticos, y tampoco una unión entre las vicepresidencias”, ha apuntado Pérez Ruano, quien ha insistido en la necesidad de estrechar los vínculos entre la vicepresidencia económica y la social para así garantizar la puesta a punto de los proyectos sociales.
Podemos ya había deslizado la posibilidad de tomar esta decisión, al considerar que, si proponía nombres, eso al final podría restarle capacidad crítica. Así se intuyó tras las declaraciones del exdirigente de la formación Juan Carlos Monedero, quien en una visita a Pamplona aseguró que es en el Parlamento donde Podemos podría hacer posible el cambio de políticas. Con todo, en respuesta a las preguntas de los medios de comunicación, Pérez Ruano ha remarcado que Madrid no ha influido en esta vía intermedia por la que ha optado la formación: apoyar la investidura de Barkos y el acuerdo programático, pero no formar parte del Gobierno ni sugerir cómo componerlo para así poder hacer “una crítica constructiva” sin compromisos de posibles incumplimientos. De hecho, a través de un comunicado, Podemos ya dejó claro que sí formaría parte de la comisión de seguimiento, compuesta por los cuatro grupos, para controlar los avances en el programa.